viernes, 10 de abril de 2015

Escritores invitados 'La poesía goza de buena salud'

En el marco de la segunda versión de la Semana de la Poesía que se realiza hasta hoy en el Centro Simón I. Patiño, el premiado poeta Felipe García Quintero se sumó a las actividades con el propósito de propiciar la difusión de la poesía entre distintos tipos de público. En esta entrevista el colombiano habla de poesía, su poca comercialización y su estado a nivel Latinoamérica.

P. ¿Qué tipo de poesía hace?
F.G.: Soy autor de seis libros que he escrito con géneros muy distintos cada uno.

P. ¿Qué es para usted lo más gratificante de escribir poesía?
F.G.: La poesía es un acto de soledad, un acto de comunión, es una manera de ser, una condición creo, más que un oficio una profesión y en mí se ha despertado y se ha mantenido durante al menos 20 años, que es lo que llevo escribiendo y espero que continúe.

P. ¿Qué herramientas necesita un poeta?
F.G.: Las condiciones son muchas, pero podríamos pensar en una esencial y básica como es la lectura, estar constantemente leyendo y no solo libros o autores, sino leyendo el mundo, la naturaleza, la realidad, el entorno y leyéndose a sí mismo, es lo que permite o posibilita escribir o tener qué decir o qué contar.

P. ¿Qué lugar ocupa la poesía en el mercado editorial?
F.G.: Es muy marginal, las editoriales no se arriesgan, se publican pero con dificultad, los libros tienen una comercialización muy difícil, poca circulación, muchas veces solo están en los lugares donde se hacen. Creo que la poesía no aspira a un público como a tener lectores, aunque esos lectores no siempre compren libros.

P. ¿Cómo está la poesía en Latinoamérica?
F.G.: Yo creo que goza de buena salud, porque tiene un relieve, una notoriedad, pluralidad y una emergencia de muchas propuestas y ya no hay un único camino, el poeta se ha vuelto gestor y ha agenciado sus proyectos editoriales por medios impresos o virtuales, organizan eventos, lecturas y talleres.

P. Si tuviera que elegir cinco autores a nivel latinoamericano, cuáles elegiría y por qué?
F.G.: Considero que existen muchos autores esenciales, importantes, canónicos; por ejemplo, imposible no pensar la poesía latinoamericana sin César Vallejos, Pablo Neruda, Octavio Paz, Gabriela Mistral y pensaría que mi generación de los nacidos en los '70 la presencia y la voz y quizás el mito de Alejandra Pizarnick fue importante y relevante.

El poeta y ensayista Hugo Mujica también participa de la Semana de la Poesía, donde presentó la antología "En el hueco de la mano" que acaba de ser publicada en Bolivia por Editorial 3600, además de ofrecer un relato de su poesía. En este diálogo, el argentino nos cuenta el encuentro que tuvo con la poesía.

P. Vivió siete años en un monasterio y ahí surgió su poesía, ¿cómo fue ese encuentro?
H.M.: Era plástico y en un momento dejé o la pintura me dejó y después de un tiempo entré a la vida monástica bajo la singularidad del Orden Trapense, que hacen voto de silencio y después de estar tres años ahí en silencio nació en mí la escritura o yo nací a la escritura y así en ese mundo silencioso comencé a escribir.

P. ¿En qué se basan sus escritos?
H.M.: Se basaban como se siguieron basando siempre, en dejarse tocar por la vida, creo que algo que me enseñó el silencio es saber escuchar, entonces cuando uno escucha se percata que todo está hablando y buscando ser expresión.

P. Esa vida monástica, contrasta con su faceta de vida en Nueva York, más de estilo hippie. ¿Es una contradicción?
H.M.: Yo creo que la capacidad de ser inteligente en la vida es la capacidad de aquello que para los demás es contradicción, hacerlo en uno mismo una unidad, yo creo que cuanto más contradicción podemos integrar a quienes somos más ricos y cuanto más necesitamos descartar las contradicciones más nos empobrecemos en aquello que elegimos.

P. En un mundo de avances tecnológicos vertiginosos ¿donde ubica a la poesía?
H.M.: La poesía nunca fue un género de divulgación en general, simplemente en un momento por razones comerciales se inventaron por decir el libro de consumo, entonces podemos pensar que hay millones de gente que leyeron el Código Da Vinci y poca gente que leyó la poesía. Es una sobreestimación pensar que leer un libro que puede ser una estupidez es más valioso que mirar un programa que suelen ser una estupidez.

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