martes, 17 de diciembre de 2013

Ruperto Salvatierra Primer libro de arte

104 PÁGINAS DE ARTE

DOS AÑOS DE ESPERA

Luego de mucho esperar el conocido artista nacional, Ruberto Salvatierra Lazarte, cumple una de sus metas anheladas, poder publicar un libro con algunas de sus obras más representativas.

“Tenía esa ilusión, desde hace ya muchos años, pero no podía encontrar el tiempo. Ahora es el momento y el sueño está cumplido”, asegura Ruperto Salvatierra.

La presentación se realizará este 16 de diciembre, a las 19:00 en el Centro Boliviano Americano y paralelamente Ruperto Salvatierra presentará una muestra de su trabajo, la misma que se mantendrá abierta por el lapso de dos semanas.
Acerca del libro

La curadora Teresa Blanco Román señala la tarea de seleccionar las obras puesto que muchas se quedaron en el taller.

De acuerdo a esta profesional el libro de “Ruperto Salvatierra” está en partes, la primera donde se muestra la vertiente principal del autor, la pintura al óleo, la cual está siguiendo una línea del tiempo que empieza con los primeros trabajos de los años 70, y termina el 2003.

Posteriormente se muestra una pequeña selección de cuadros que el artista denomina “surrealista”, seguida por una selección de óleos sobre lienzo, dibujos de lápiz y carboncillo sobre papel; finalmente una muestra de pasteles y acuarelas.
El artista criollo

Este artista nació en esta ciudad en 1950, por cuestiones económicas no pudo terminar sus estudios de bachillerato.

A pesar de haber estudiado en la Escuela de Artes Plásticas de Cochabamba, Ruperto se considera ser un autodidacta, ya que está convencido de que la mayoría de sus destrezas en el campo de la pintura fue desarrollando de manera independiente.

Según narra el artista la vocación por el arte ya venía en sus venas y su madre, doña Leonor Lazarte Caballero, fue su gran mentora, crítica y aliada para poder encaminar su trabajo.

Otra de las figuras que marco en su vida fue su abuelo a quien no llegó a conocer, el cual pintó en los muros de adobe de su vivienda asombrosos murales de temáticas extrañas y muy profundas.

Ruperto nunca olvidó los paisajes de la campiña donde trascurrieron su niñez y adolescencia y donde pudo hacerse de grandes amigos, los que luego le apodaron “el Pintor de Chávez Rancho”, debido a que se dieron cuenta de su gran habilidad para pintar rostros en los lienzos.
El Ruperto de hoy

A la fecha este conocido artista cuenta con una serie de galardones, premios y reconocimientos, tanto departamentales como nacionales, en los que se catalogó su obra como una de las más representativas a nivel nacional, las cuales se mostraron en las principales ciudades del país, así como también en capitales extranjeras, donde realizó innumerables muestras individuales y colectivas.

Con el transcurrir del tiempo el artista está convencido de que el pintor debe pintar siempre imbuido de su amor por el arte y sin dejarse absorber por la producción comercial donde el verdadero arte pierde su sentido.

“Para crear necesito saber que soy libre.. Escalar una montaña es difícil, pero hay que hacerlo para alcanzar la cumbre. Para mi, el arte es una expresión de belleza ideal, concebida por el medio de la razón y realizada por medio de la pasión”, asegura Ruperto Salvatierra.

Así lo describen en su entorno más cercano, como Silvia Blanco de Quiroga, quien se refiere a la obra del autor “para apreciar en su justa medida la obra de Salvatierra no basta con la contemplación, ni con consideraciones sobre estética sino que hay que ver más allá, a ese ser apasionado de su oficio; ya que solo comprendiendo la fuerza creativa y la sed de libertad que lo impulsa “.

De igual manera Martha Urquidi Anaya lo describe como un ser apasionado, temperamental, arrogante y susceptible, lo que le ha valido muchos disgustos e incomprensiones en su contacto con el mundo y su gente.

“No es discursivo ni académico, pero es definitivo en sus juicios, no usa palabras innecesarias ni al hablar ni al escribir, se va al fondo de las cosas. Su filosofía es tan simple como profunda” asegura Urquidi.

Para finalizar Ruperto asegura que este libro contiene una parte del legado de su vida artistica, del observador del mundo visual que le rodea, en el que transitan las personas con sus afanes, sus penas, sus alegrías; rodeadas de un mundo natural que vio cambiar, desde que empezó a pintar, en los alrededores de Chávez Rancho, de eso hace ya 40 años de paso artístico.

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