domingo, 22 de diciembre de 2013

Jiwaki cumple seis años

Al finalizar el año 2007, la Oficialía Mayor de Culturas se planteó cómo mejorar la función informativa en cultura, que desde marzo de 2005 había sido canalizada en una agenda informativa, interesante, pequeña y con una modesta presentación a un solo color, salvo la cubierta.

Para los representantes de la revista, este proyecto debía ser iniciado el año 2008 con una propuesta mejor elaborada, en vista a la celebración del bicentenario de la Revolución de julio que iría a cumplirse en 2009, así como el ejercicio, ese mismo año, de nuestra condición de Capital Iberoamericana de las Culturas. Era necesario crear un medio de comunicación que refiera el pasado y el presente, la historia y el arte, las costumbres, mitos y ritos y que cuente con los elementos necesarios para llegar a todos los grupos sociales y generacionales. Se trataba pues, de un desafío a la creatividad al servicio de la difusión cultural.

Fue así que Walter Gómez, oficial mayor de Culturas, quien pidió asumir un reto de crear una revista-agenda que se diseñe e imprima a colores. El primer asunto era imaginarla y darle un nombre.

Se barajaron varios, entre ellos dos términos aymaras: waliki (bueno) y jiwaki (lindo). Este último tenía dos cualidades: representaba lo que se deseaba hacer algo bien hecho, llamativo y acorde con nuestra diversa realidad cultural, que por otra parte conlleva lo estético, lo original y lo nuestro. Por ello, se adoptó Jiwaki como nombre, que a partir de entonces comenzó a ser identificado como parte de la actividad de difusión de la gestión cultural del municipio.

El primer número de Jiwaki salió en enero del 2008 con una tapa que presentaba un ekeko tallado en madera, la de febrero mostraba cinco coloridos pepinos y para marzo se trabajó con una fotografía artística de la estatua de Emiliano Luján realizada en homenaje a Avaroa. De esta manera, la tapa de cada edición se elaboraba de acuerdo al hecho más importante del programa festivo o cívico de La Paz.

Las secciones de esta nueva publicación fueron estableciéndose paulatinamente. Como revista-agenda debía incluir notas sobre conciertos, exposiciones, encuentros, festividades y efemérides que se desarrollarían durante cada mes. El espacio dedicado a un artista destacado también fue parte de Jiwaki desde ese primer año hasta la fecha. El comentario de cine, a cargo del destacado crítico Pedro Susz, es una constante que permite seguir de cerca los recientes estrenos del cine producido en distintas latitudes, así como la producción nacional. Entre otros elementos permanentes, estaban los dichos o expresiones paceñas, las secciones de gastronomía, turismo, letras de canciones con pisadas de guitarra para los aficionados a la música y otras.

La doble función de la revista, de presentar temas independientes a la coyuntura de la programación cultural del mes así como otras notas vinculadas a dicha programación y la agenda cultural en sí, se mantuvo hasta fines del año 2011. Por este motivo, el número de páginas y secciones se fue ampliando.

El prestigioso columnista, narrador y periodista cultural Germán Araúz Crespo se agregó como un constante colaborador, que hasta el presente continúa enriqueciendo Jiwaki con sus sabrosas notas bajo el pseudónimo de Machi Mirón.

La memoria de la ciudad ha sido también un valioso y atractivo elemento en sus ediciones, gracias a los archivos fotográficos Cordero, Gismondi, Pastén y Piérola, que nos muestran diversos escenarios de La Paz, ya desaparecidos, en plena construcción o todavía vigentes, así como actividades de antaño que nos transportan a fines del siglo XIX y a las primeras décadas del XX.

La sección Galería de Notables, con personalidades tanto paceñas como de otros puntos del país, nos permite conocer la trayectoria de literatos, artistas plásticos, pensadores, científicos, arquitectos y otros creadores que, desde el siglo XIX al presente, han contribuido a la cultura y las artes del país y de la ciudad.

Otro sector de Jiwaki está destinado a los personajes de la ciudad, que encontramos en el trayecto cotidiano ofreciendo sus antojos al paso, afilando cuchillos, tocando una trompeta, conduciendo un minibús, como la cholita Rufina Queso, o lustrando calzados como Roberto Chino, que deja como nuevos los zapatos más ajetreados. En fin, este es un sector dedicado a los trabajadores de la cotidianeidad que se ganan el pan con dignidad y, muchas veces, con originalidad.

Las calles y barrios de La Paz son también objeto del interés de la población y, a partir de su tratamiento, de la atención de miles de lectores. En este punto puede darse a conocer por fin a quién debe su nombre la calle o el Mercado Rodríguez, o cómo se llamaban anteriormente las calles del centro paceño, quiénes vivieron en éstas o por qué llevan actualmente un determinado nombre. Asimismo, el patrimonio arquitectónico, gracias a la catalogación realizada por la Dirección de Patrimonio Cultural y Natural, merecía un permanente a través de notas y fichas técnicas que nos permiten su valoración necesaria y consiguientemente su conservación como parte de la riqueza patrimonial.

La literatura ha sido también una constante en las páginas de esta revista, a través de la publicación de poemas de autores célebres de Bolivia y también de otras latitudes, así como cuentos seleccionados entre los premiados o mencionados en distintas versiones del Premio Municipal de Literatura Franz Tamayo.

NACIMIENTO

La distribución gratuita y presentación de esta publicación lograron una respuesta alentadora. Al final del primer año se convocó a los lectores que tengan el mayor número de sus ediciones para acceder a una suscripción para todo el 2009. Sorprendió la respuesta de decenas de personas de diferentes edades con los doce números del año, incluyendo el Jiwakito de Alasita.

A fines del año 2010, llegando al número 36, se replanteó las características y frecuencia de Jiwaki. La agenda cultural, que había crecido hasta convertirse en la más completa de la actividad cultural paceña, debía editarse por separado para incluir la movida artística de todos los escenarios culturales, tanto municipales como independientes, gubernamentales y privados. Por su parte, Jiwaki, como revista comenzó a editarse desde el número 37, con frecuencia bimensual. El número de páginas subió a 90, lo que permitía un desarrollo más amplio de los temas y la elaboración de una propuesta gráfica integral y ambiciosa.

No hay comentarios:

Publicar un comentario