Al rededor de un extenso registro fotográfico y una narración periodizada en cuatro décadas, el libro "50 años de rock en Sucre 1966-1993", reconstruye la escena musical de la Capital desde sus inicios, destacando a instrumentistas, conciertos y composiciones que reflejan la forma en que se delineó una identidad musical sucrense, que muchos ignoran.
"El libro narra el trabajo de cuatro generaciones de músicos y de alguna forma bajo el hilo conductor de la influencia musical local. Por ejemplo, hay canciones que para nosotros los más jóvenes eran como himnos, y no eran canciones del rock mundial como siempre se piensa, sino eran canciones del rock sucrense, con las que aprendimos a tocar y que tocábamos, además claro de las bandas mundiales, o sea eran ambas influencias y eso tenía su resultado particular", explica el autor del libro Hernán Laguna.
Entre las páginas consignadas a los inicios del rock, los lectores podrán encontrar datos desconocidos como la importancia que algunos de los músicos chuquisaqueños de rock tuvieron en el contexto nacional, pero al mismo tiempo, para los más jóvenes, se puede acceder a un imaginario del boom del rock, un fenómeno mundial que asaltó el planeta precisamente en los años 60', donde empieza el libro. Años de mistificados por novelas, películas y otras expresiones artísticas que reflejan lo que sucedía en el mundo y este movimiento contracultural. "Eso es lo maravilloso de este libro, que es el testimonio faltante, de lo que pasó en Sucre por esos años, localizando el fenómeno histórico del siglo XX, acá en las calles de la ciudad, entre los vecinos, incluso entre familiares", agrega el autor.
El basto archivo fotográfico que acompaña el volumen de cerca de 200 páginas, de tamaño bolsillo y letra grande, invita a leerlo de un tirón, para luego recorrer las decenas de fotografías que lo ilustran, y empezar a recrear el imaginario sucrense del rock, hasta la década del 90'. Como dice el prólogo de Marco Basualdo, "El Rock es ese viaje a la locura sin retorno", pero en el caso de este libro, el viaje que incita la lectura es el retorno a esa locura, y por ello vale la pena leerlo.
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