domingo, 28 de diciembre de 2014

FLAMANTE PREMIO NACIONAL DE CULTURAS, EL ESCRITOR REPASA Y EVALúA SUS VARIOS LOGROS DURANTE EL 2014

El de Gonzalo Lema (Tarija, 1959) ha sido uno de los nombres más presentes del quehacer cultural local y nacional a lo largo de 2014. Según su propio recuento, durante el pasado año publicó los libros "La reina del café y otros cuentos policiales” (La Hoguera) y “Siempre fuimos familia” (Kipus). Empezó una novela breve y escribió tres cuentos. Seleccionó material para la revista Canata y colaboró con diez artículos para la prensa. Y no menos importante: “Este año tuve mucho tiempo para leer”.

Pero lo que no dice de buenas a primeras el escritor radicado en Cochabamba es que 2014 fue un año preñado de premios para su persona. Ganó el Premio Internacional de Novela Kipus, el Concurso Nacional de Literatura Santa Cruz de la Sierra (en categoría libro de cuentos) y el Premio Nacional de Culturas.

De estos galardones y la carga que traen consigo, de su percepción sobre la literatura boliviana, de su obra literaria y de sus próximos proyectos habla en esta entrevista Lema, autor de más de casi una veintena de libros (novelas y cuentos, principalmente), por los que ha sido merecedor de, entre otros, el Premio Nacional de Novela, el Premio Erich Guttentag y el Premio de Novela Marcelo Quiroga Santa Cruz.

P. Este año su nombre ha estado inevitablemente vinculado a los premios. ¿Qué importancia le da a los reconocimientos?

R. Entiendo los premios literarios como una importante motivación para seguir escribiendo. Es indudable que los libros premiados tienen, en nuestro medio, más prestigio que otros. Es una superstición de los lectores, por lo tanto los leen pronto. Esa es su importancia. Cuando los premios tienen, además de la publicación, un monto económico, el escritor se siente muy realizado. Es una alegría que dura un tiempo, luego la vida continúa.

P. Ha ganado varios de los más importantes premios literarios del país. ¿Hay algún galardón literario en Bolivia que considere una asignatura pendiente?

R. No, ninguno. Tampoco tuve la pretensión de ganarlos todos. Sencillamente se dio. Yo escribo cuentos y novelas desde la adolescencia, prácticamente sin detenerme. En ese camino largo, parecido a una frase sin puntos, me fui encontrando con los premios. Pronto advertí que era mejor ganarlos a perderlos, que los premios estaban ayudándome a posesionar mi nombre como escritor. Pero no pienso en ellos para escribir un libro. Casi siempre ya tengo el libro escrito. Leo y escribo con mucho ritmo, como un doble 6 en el fútbol actual.

P. Con "Siempre fuimos familia" ganó este año el Premio Internacional Kipus. Además del reconocimiento, con su incentivo económico y la publicación de la obra, ¿qué satisfacciones le ha generado la escritura y publicación de esta novela?

R. He releído la novela ya publicada y me he enamorado de ella. Recuerdo que quise escribir sobre Carolina de Mónaco en cinco oportunidades, desde mis 24 años, igual que las otras historias del libro... Por ejemplo, la de la mujer vestida con pollera y vestido... Nunca pude hacerlo bien hasta que por fin escribí la novela. Mi mayor satisfacción es haber escrito una buena novela para mi propio gusto. Estoy feliz con mi novela publicada.

P. Además del Premio Kipus y de haber sido finalista en su tiempo del Casa de las Américas, ¿hay algún premio internacional que le atraiga como para participar en él?

R. Debe haber algunos, pero aún no lo sé. Muy joven, quizás en mi segundo libro, decidí ser un escritor boliviano para lectores bolivianos. Todavía estoy convencido de ese deber. El público extranjero me parece demasiada abstracción, igual su prestigio. Prefiero el prestigio nacional y el público nacional.

“Descreo de las rupturas”

P. ¿Se animaría a identificar continuidades y rupturas entre su obras publicadas en 2014 y las anteriores?

R. Descreo de las rupturas, por lo menos en mi vida. Soy una continuidad. Lo que sucede es que comprendo mejor la vida, interpreto mejor a la gente, al país, al mundo... Es una gran noticia, hermosa como ninguna, envejecer paulatinamente. Ese hecho me permite escribir mejor.

P. La recepción del Kipus no ha permitido prestar mayor atención sobre otro de los premios que recibió este año: el del concurso Nacional de Literatura Santa Cruz de la Sierra, en la categoría de cuentos por el libro "Tumbalocos". ¿Cómo describiría este libro de cuentos?

R. "Tumbalocos" es una colección de 20 cuentos. Tiene una característica muy especial: yo salía de mi séptima operación de los ojos, y antes y después solo escuchaba radio Panamericana: noticias de las profundidades bolivianas, porque no veía casi nada. Era el año 2012. Cuando me estabilicé escribí, bajo esa influencia, estos cuentos. El cuento que da título al libro lo escribí en 1983, es una excepción. Así que esos mis cuentos hablan sobre los bolivianos de las montañas, selvas, valles, Chaco, etcétera. Al mismo tiempo, es un libro con mi punto de vista político.

“El buen libro trasciende esa estupidez de la edad”

P. Usted siempre reivindica su faceta como lector. En tal condición, ¿cuál es su criterio sobre el estado actual de la literatura boliviana?

R. Hemos heredado un puñado de bellos libros que nos expresan muy bien. No son muchos, pero sí son esenciales. Ahora tenemos una explosión demográfica de escritores, y esa es siempre una buena noticia porque habrá una mayor producción de novelas, y espero que sea desde la diversidad. Sin embargo, y con mucha malicia, cierta gente alaba cualquier libro escrito por un joven e induce a obviar el trabajo de lo mayores. Es un error, porque ni siquiera en el deporte se maneja ese criterio. El buen libro trasciende esa estupidez de la edad. Al lector debe importarle si el libro es bueno o no, y no fijarse cuándo ese escritor fue al kinder. Ni siquiera necesita saber el nombre del escritor...

P. ¿Qué autores y obras bolivianas recomendaría a un neófito en esta materia?

R. Yo diría: “Juan de la Rosa”, “Raza de bronce”, “La casa solariega”, “La Chaskañawi”, “La niña de sus ojos”, “Sangre de mestizos”, “Cerco de penumbras”, “Los fundadores del alba”, “Manchaypuitu”, los cuentos de René Pope, “El run run de la calavera”, “Jonás y la ballena rosada”... Por ahí va para mí. Esta lista no es excluyente, porque entiendo que se trata de mis afinidades, sensibilidades parecidas entre esos autores y yo.

P. ¿Cuáles son sus próximos proyectos?

R. Voy a trabajar un libro de entrevistas a cientistas políticos para después de las elecciones que se vienen. Es importante saber cómo ha de quedar Bolivia, su sociedad, con todas sus autoridades constituís. Debemos intentar, siempre, comprender nuestros procesos sociales.

“Me siento consagrado por mi país”

P. Para cerrar el año fue también ganador del Premio Nacional de Culturas. ¿Qué significa ser merecedor de este reconocimiento en este momento de su carrera y de su vida?

R. Bueno, es un verdadero orgullo. Me siento consagrado por mi país. Reconocido, respetado, importante, tomado en cuenta. La noticia se dio cuando yo volaba a Australia a visitar a mi hermana. Ella me avisó al recibirme en el aeropuerto y temblé de emoción. Estoy conmovido aún. En realidad, conmovido para siempre.

P. Sin dejar de ser un galardón consagratorio, por tratarse de un ganador joven para este premio, ¿será el Nacional de Culturas un incentivo para que Gonzalo Lema siga creando y produciendo?

R. Sin duda alguna. Voy a continuar escribiendo novelas, cuentos, artículos y entrevistas. Entiendo que así colaboro en la construcción de la sociedad y el país, y esa idea me pone feliz. Este premio de cultura es de una significación enorme para mí, lo afirmo con conciencia política.

P. ¿Cree que el cargar con tantos reconocimientos puede deparar una expectativa cada vez más creciente entre sus lectores con respecto a su obra venidera?

R. Es muy probable. Yo mismo espero más de mí. Sin embargo, alguna vez que traté este tema con el poeta Igor Quiroga en los años 80, llegamos a la conclusión de que yo avanzaría, en este arte, paso a paso, y no a brincos. Fue otra de mis decisiones fundamentales: crecer con base cierta, con paciencia y trabajo, sin apelar a la frivolidad del producto librado al mercado. No he ejercitado ningún engaño, no he recurrido a reclamos ni abogados. Los libros deben defenderse solos. Por todo ello, esta expectativa creciente que tú mencionas, debe ser correspondida con más trabajo.

P. Este 2014 ha supuesto también el retorno de uno de sus personajes: el detective Santiago Blanco, en el libro "La reina del café y otros cuentos policiales". ¿Qué lugar le otorga a esta obra dentro de la saga de Santiago Blanco?

R. He sentido la imperiosa necesidad de "atender" a Santiago Blanco después de advertirlo tan derrotado en la vida. La lucha contra el crimen es de nunca acabar, se sabe, pero todo es más complicado aún cuando la institución llamada a hacerlo incumple con su deber. Su renuncia se debe a esa razón. Estos cuentos lo reposicionan en términos humanos, le devuelven su dignidad.

No hay comentarios:

Publicar un comentario