Continuando como en una gira imaginaria por la ruta de las obras del Alcalde, don Isácc S. Attié llegamos al año 1938, a las puertas de la Biblioteca Municipal “Tomás O’Connor D’Arlach”. Nada más detenernos en el umbral del edifico, vemos la sobriedad de la arquitectura, de líneas clásicas, de una estética sobria y perfecta, perdurable en todos los tiempos.
Simplemente una pequeña definición de la época para demostrar cómo se admiraba la construcción, de atractivas formas y colores que embellecieron el lugar y que aún perduran, felizmente, formando un conjunto arquitectónico con el edificio del Museo Paleontológico, el Palacio Consistorial y el Chalet Municipal, obras todas del Turco Rubio .
“La Biblioteca Municipal, el salón de sesiones en la planta baja que comunica con puertas laterales, donde pueden estar cómodamente sentados hasta doscientos lectores en sus butacas, desemboca en un pequeño acuario (jardín) de vistosas flores que engalana en policromía el chalecito adyacente. Los efluvios aromáticos que despide este jardín, cuidadosamente atendido, se esparce por el templo del culto de la civilización”.
“El segundo piso es de madera ensamblada, antes denominada sección catedrática en los comienzos de su inauguración. A ella se sube por una escalinata de piedra maciza labrada, perdurable por cierto, como perdurará la memoria del Sr. Isáac Attié en el pueblo de Tarija. Ascendiendo llegarás al piso citado, espacioso donde en cada lugar correspondiente tenemos sillones Morris para los lectores de la sección pedagógica, llamada de esta manera.”
Después de esta breve descripción del edificio, llegamos al nombre de don “Tomás O’Connor d’Arlach” un prestigioso intelectual e ilustre tarijeño, respondiendo a un justo reconocimiento y merecido homenaje designan con su nombre la Biblioteca Municipal.
Y, seguimos con las personalidades de la época; en virtud de una Ordenanza Municipal se crea un Comité Pro-Biblioteca Municipal, nombrando la directiva a las siguientes personalidades: doctores, Bernardo Trigo, Epifanio Echenique, Octavio O’Connor d’Arlach, Avelino Lazo de la Vega, Octavio Campero Echazú, y los señores Antonio Castellanos y Félix Antezana.
Este comité tenía a su cargo la dirección y conservación de la biblioteca y dadas las altas cualidades de las personas que constituyeron la directiva, aportaron importantes beneficios a esta obra de difusión cultural. Gran acierto, buscar el apoyo de intelectuales y gente cultivada, para este cometido. Esto demuestra claramente la generosa personalidad de don Isaac, quien siempre buscaba el aporte de mentes lúcidas para enriquecer y sacar adelante sus proyectos.
He aquí un importante documento, un informe del primer director de la Biblioteca Municipal señor Luis Benítez, donde da cuenta de cómo se inició esta destacada obra para Tarija.
Construcción de la Biblioteca Municipal “Tomás O’Connor d’Arlach”
“Está construida bajo el terreno que antes fuera el saladero municipal. Su edificación se debe al señor don Isaac S. Attié, Alcalde Municipal. Se empezó la construcción el año 1935 y fue terminada la obra el año, 1938. Su costo es de Bs. 120,000. Edificación moderna. Tiene una capacidad para 500 lectores. Su mueblaje es moderno y lujoso. Se inauguró el 8 de agosto del año 1938. Sobre la base de 800 volúmenes que tenía la antigua biblioteca municipal “Bolivar”, se adquirió la biblioteca del Club Social comprada en 45.000 Bs. Y compuesta más o menos de 2.500 volúmenes, a esto se suma las donaciones efectuadas por varios vecinos del pueblo y consulados de Francia, Paraguay, Chile y etc. En el año 1940 se adquiere la duplicidad de las obras de la Biblioteca del Convento de los Franciscanos de Tarija, que alcanzan a 3.000 volúmenes y a las demás obras existentes se deben a compras verificadas por la municipalidad, contando a la fecha con la cantidad de 8.000 volúmenes.
El director que actualmente maneja esta institución tuvo la suerte de organizar la misma desde su fundación. El personal con el que cuenta a la fecha es de cinco empleados. Cuenta con un servicio completo de luz eléctrica. La construcción íntegra es de piedra y cemento, lo mismo que sus gradas de piedra canteada.”
Siempre resulta la historia un tanto árida, más si contamos los hechos de hace 75 años atrás o más, sobre todo para la gente joven de hoy una total pesadez. Pero no queda otra, seguiremos haciendo historia, que es traer al conocimiento lo desconocido para luego valorar lo que han hecho otros hombres, en otras épocas, para nuestro disfrute y bienestar.
Este año 2013, la Biblioteca Nacional de España cumple 300 años, fundada por un rey extranjero Felipe V, la misma que lleva tres siglos acogiendo libros, mapas, partituras, manuscritos, fotografías, carteles, periódicos, para intentar reunir todo el conocimiento del mundo y de España; como Google, pero mucho antes y con un soporte físico.
De más de 30 millones de documentos, de la Biblioteca Nacional de España, digitalizadas unas 110.000 obras, se han seleccionado 240 piezas únicas para la “Exposición de 300 años haciendo historia”, siendo el punto de partida de la celebración de una efemérides que realzará el valor de la cultura.
Este solo ejemplo, que aunque nos pilla lejos por antigüedad del país y por tratarse de la vieja Europa, sin embargo nos sirve para destacar lo que es la educación y la cultura; un trabajo de años, con dedicación, con continuidad, con cuidado, con seguimiento, con atención, con personal especializado, con modernidad. Solo así podremos hablar con propiedad y de igual a igual en este mundo globalizado, que tanto se nos llena la boca con esta frase, pero que tristemente Tarija no puede competir en educación y cultura de la gente joven, futuro y porvenir de la patria. Frase e idea tan manida, pero sigue siendo la razón de la excelencia y la igualdad de oportunidades en los jóvenes.
Y se preguntarán: ¿por qué todo esto?, porque la base está en los libros, en las bibliotecas, en la lectura, en el conocimiento, en la calidad de la enseñanza, y lamentablemente, Tarija tiene pocas bibliotecas, y todas vacías o con público obligado a ir. Aquí cabe destacar que una población educada, una juventud formada en los principios del saber y el conocimiento, ayudarán al desarrollo de la sociedad en su conjunto y como tal es un deber y un derecho contribuir al bien común.
Traer a la memoria el trabajo comunal decidido del Alcalde Attie, es simple y llanamente recordar la visión de miras que él tuvo por esos años, para sentar las bases sólidas de una ciudad aunque pequeña, pero dejando un futuro digno de su gente, de su educación de su cultura y de una sociedad más fuerte para enfrentar todo lo que pueda venir, en un mundo de hoy tan competitivo y complejo.
Para igualarnos a Europa, nuestra Biblioteca Municipal fue creada por un extranjero, don Isácc Attié, la Biblioteca Nacional de España por un extranjero el rey Felipe V, y por si fuera poco transcribo un editorial del periódico “El Antoniano” para resumir el concepto que se tenía del Alcalde Attié, en el año 1940 que titula: “El libro y nuestra juventud:” …Ayer nomas ya, gracias a la perseverante labor de don Isaac Attié, nuestra tierra reforzaba una nueva biblioteca que ostenta el nombre de uno de nuestros más ilustres coterráneos, el Dr. Tomás O’Connor d’Arlach. He ahí el extranjero que comprendió mejor que nosotros el secreto por donde se inocula la grandeza de un pueblo. Se propuso y llegó a la meta. Basta le fue contar con la voluntad de hacer, sobre la base de los escasos textos de la que existió.”
Resulta increíble pensar que en el año 1938, en Tarija, un pueblo que apenas tenía veinticinco mil almas, se hayan desarrollado proyectos culturales de esa envergadura. Hoy, setenta y cinco años después, con enormes recursos económicos de las regalías, deberíamos seguir el ejemplo del Turco Rubio y el aire intelectual que se respiraba en la Tarija de entonces.
Aristóteles decía: “La educación es muy importante para que el Estado se desentienda de ella”.
Fuentes consultadas: Periódico “El Antoniano”
Año XLI núm. 1633 31 de agosto de 1938 En portada
Año 44 núm. 1710 30 de abril de 1940
Año 45, núm. 1782 15 de octubre de 1941 En portada
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