domingo, 19 de enero de 2014

Elena Poniatowska, escritora y periodista mexicana “El país de América Latina que más amé fue Bolivia”

Una calle empedrada y de origen prehispánico conduce a su casa en el barrio de Chimalistac, al sur de Ciudad de México. Allí, aislada del caos cotidiano de la metrópoli, la escritora Elena Poniatowska, premio Cervantes 2013, combate las gélidas temperaturas que azotan al país en estos días con té caliente y una gruesa chamarra.
En una amena conversación, interrumpida a ratos por Shadow, un inquieto labrador negro -"un perro grande en una casa chica”, dice ella-, la también periodista mexicana, nacida en París (1932) y con raíces polacas, habló de su trayectoria, la función de la literatura, de Bolivia, de sus proyectos y del amor por sus 10 nietos.
¿Cómo recibió la noticia del fallecimiento de Juan Gelman, Premio Cervantes 2007?
Fue terrible (…). Éramos amigos. Era un poeta extraordinario y un luchador social. Luchó muchísimo por recuperar a su nieta cuando supo que su hijo había muerto. Era un hombre muy dulce, muy frágil.
En su caso, ¿qué representa haber recibido el Cervantes?
Es un premio maravilloso, inesperado además. Gratifica mucho a mi familia, a mis nietos.
¿Lo ve como un éxito?
No creo mucho en el éxito. El éxito dura un ratito. No hay que fijar la vida en el éxito porque es una cosa muy aleatoria que viene y que al día siguiente se puede ir. No significa gran cosa. Lo que más significado tiene finalmente es el trabajo.
¿Cómo fue el paso de periodista a escritora?
Fue algo simultáneo. Me inicié en el periodismo en 1953 y en 1954 publiqué mi primer libro (…), que inició una colección que se llamaba Los presentes, donde después publicarían Carlos Fuentes, José Emilio Pacheco, Álvaro Mutis y, en fin, muchos escritores luego reconocidos.
Ha entrevistado a muchas personalidades, ¿qué le viene más a la memoria sobre eso?
Recuerdo con mucha simpatía la amistad con Octavio Paz, con muchos presos políticos. Todo eso fue para mí un gusto y sobre todo un aprendizaje. Ir por ejemplo al Palacio Negro de Lecumberri -ubicado al noroeste del centro del Distrito Federal, sirvió como penitenciaría entre 1900 y 1976-, con el cineasta Luis Buñuel fue una gran lección porque él se preocupaba mucho por los presos. Estaba muy triste por no haber llevado suficientes cigarros para repartir.
¿Cuál es la relación entre periodismo y literatura?
Todos parten de la escritura, la fotografía, la crónica, la entrevista. Yo le debo todo lo que soy al periodismo porque a través de él conocí mi país y también de primera mano a muchas grandes personalidades, actores, actrices; a María Félix, a Dolores del Río, a Diego Rivera, a José Clemente Orozco, a los grandes personajes de México. Me les pude acercar gracias al periodismo.
¿Cómo le ayudó esa experiencia en su faceta de escritora?
Publicar en un periódico era como hacer un borrador de los libros futuros y también me permitía mantenerme informada sobre lo que sucedía en mi país, escribir y no esperar a que me visitara el ángel de la inspiración. Sabía que tenía que escribir porque tenía que entregar algo.
¿Cómo ha cambiado el periodismo desde que comenzó a ejercerlo?
En general, en México, sobre todo cuando yo me inicié en el periódico Excélsior en 1953, nunca se hablaba de la pobreza porque se decía que denigraba a México. Tampoco se hablaba de lo que sucedía en la calle, salvo en la nota roja. Pero en general no se hablaba de la miseria o de situaciones terribles como ahora se habla, por el narcotráfico, de la muerte de mucha gente degollada.
Ahora se habla de todo. Antes jamás se decían groserías, ahora se habla casi "a chingadazos”. Todos los periodistas escriben groserías en sus artículos. Antes había una censura para eso y se decía que no se podía mostrar el lado feo de un país. Y si uno hablaba de las cosas malas de México en el extranjero era considerado un traidor a la patria.

En ese sentido, ¿qué función tiene la literatura?
La literatura tiene trascendencia cuando escribes bien. Es una obligación del escritor. Si un escritor escribe mal y panfletariamente no ayuda a ninguna causa; al contrario, va en contra de ella (…). Creo que los escritores enriquecen la vida de cualquier ser humano. Un libro es un muy buen compañero. Un niño que desde pequeño aprende a leer, toda la vida se sentirá acompañado.
¿Puede la literatura ayudar a cambiar una situación o realidad social negativa?
Claro que sí. Lo hace al igual que la información que se da a través de documentales por televisión. Lo hace al observar las conductas humanas y evidenciarlas (…).
En 2001 presentó La piel del cielo en La Paz, ¿qué recuerda de esa visita?
El país de América Latina que más amé fue Bolivia por muchas razones. Porque me impactaron muchísimo los hombres y mujeres. Habían parado la carretera al lago Titicaca, habían puesto piedras.
Estaban todos decididos a protestar por alguna injusticia. No recuerdo lo que estaba sucediendo. Me pareció un país de una belleza enorme. Los bolivianos se quejaron mucho conmigo de que por la altura no habían querido ir (a La Paz) Carlos Fuentes ni Octavio Paz, por ejemplo (…).
Yo sentía una gran admiración por el presidente Evo Morales. En esa época él todavía no era presidente, pero me dio mucho gusto después. Ya sabía de él porque vino a México y estuvo en Morelia, Michoacán, sin imaginar que sería presidente.
Hace un tiempo escribió sobre la novia mexicana de Evo Morales, ¿ha sabido algo de ella?
Su novia me enseñó fotos de él. Estaba muy emocionada de haber tenido esa relación con él. Claro que ya siendo él presidente, creo que esa relación no podía seguir. Pero el tiempo que duró, a ella la hizo muy feliz (…). No la he vuelto a buscar porque la vida se llena de mucho trabajo y otras causas.
Estuvo entre el público en la presentación de nuevos talentos de la reciente versión de la FIL de Guadalajara…
Me interesa muchísimo lo que hacen los jóvenes, lo que escriben. Procuro estar al tanto y leerlos. Creo que eso es una tarea que todo escritor que se respete tiene: saber qué hacen los jóvenes, sus congéneres, sus compañeros (…).
La crónica le ha dado muchas satisfacciones, ¿cómo ve el momento de ésta como género?
Creo que muchas veces la crónica desbanca a la novela. Carlos Monsiváis, por ejemplo, nunca necesitó hacer novela para demostrar que conocía su país, que tenía cosas fascinantes que contar y para ser el gran cronista de México. Todo eso ha sido muy gratificante (…). Lo que yo he experimentado es la admiración que se siente por la crónica en América Latina. Se publican muchos libros de crónica. El colombiano Darío Jaramillo acaba de publicar un libro de crónicas.
¿En qué proyectos trabaja actualmente?
Tengo que hacer el discurso para abril -cuando reciba oficialmente el Cervantes-, pero también sigo haciendo periodismo y estoy preparando una novela sobre la segunda esposa del muralista Diego Rivera, que se llamó Lupe Marín, porque quisiera cubrir toda una época de la creación del México después de la revolución.
Había anunciado la biografía de Estanislao Augusto Poniatowski, su antepasado, último rey de Polonia…
Eso no le he hecho porque me cuesta mucho trabajo, que no sé nada de historia y que no hablo polaco. Tengo que dedicarme a leer y conocer más antes de ponerme a escribir.
De sus libros, ¿tiene un favorito?
El que estoy escribiendo, de lo contrario no lo haría. Tiene que ser a fuerza el favorito.
Hablando de política, siempre ha expresado su orientación política de izquierda…
Soy muy cercana a (Andrés Manuel) López Obrador, que es el candidato de la oposición. En realidad, desde antes de 1968, siempre he estado ligado a la oposición, nunca al poder.
Entonces, ¿desea un cambio en ese sentido para México?
Sí, a mí me hubiera encantado que López Obrador fuera presidente. Creo que cuando él dice "primero los pobres”, está diciendo la verdad. Sí quiere que los pobres reciban los beneficios de este país que hasta ahorita no les han sido dados. Han sido maltratados, olvidados, robados.
¿Cuál es el grupo social más olvidado en México?
Obviamente los indígenas, como se vio el año 2004, cuando apareció en el escenario el Subcomandante Marcos, quien tuvo el mérito de poner el tema del indigenismo y la marginación de los indígenas en el tapete de las discusiones.
¿Y cómo están las mujeres?
Si a los hombres les va mal, a las mujeres siempre les va peor. Hasta ahorita esto no ha cambiado porque las mujeres que de una manera u otra luego llegan al poder, lo hacen con el apoyo de los hombres y entonces adoptan las conductas de los hombres.
A sus 81 años, ¿qué le preocupa del futuro?
Me preocupan mucho los niños del mundo y entre ellos mis nietos, a quienes quisiera ver al menos mayores y saber que son hombres de bien, que le sirven a su país.
¿Ha pensando en algún momento en retirarse?

No, nunca. Creo que no sabría qué hacer. Soy una mujer muy afortunada.

HOJA DE VIDA

Biografía Poniatowska nació en París, Francia, el 19 de mayo de 1932.
Trabajo Es una escritora y periodista mexicana cuya obra literaria ha sido distinguida con el Premio Cervantes 2013.
Premios Ha recibido hasta la fecha 31 galardones en México y en otros países.

La escritora heroica del siglo XX

"Elena Poniatowska tiene muchos méritos, el más importante haber escrito toda la vida y no haberse dejado amedrentar”, asegura Cristina Wayar, editora y representante de Editorial Santillana.
La escritora, periodista y activista mexicana se dio a conocer, en 1971, con su libro La noche de Tlatelolco, una obra sobre la matanza de estudiantes en México en 1968. Desde entonces no ha parado, "Me parece destacable que le haya dedicado su vida a las letras. Como ejemplo de vida eso es valioso”, agregó.
En cuanto a su escritura, Wayar señaló que la mexicana es muy precisa. "Si bien presta su voz para distintos personajes, el tono con el que va narrando es muy personal”, indicó.
Coincide con la editora el escritor Ramón Rocha Monroy, quien en una entrevista anterior con Página Siete señaló que Poniatowska "ha sido una periodista destacada y contestataria muy importante dentro de la vida pública mexicana”.

La escritora visitó La Paz en 2001. "Entonces, trajo toda su sencillez y talento. Ella tiene un apellido polaco noble, pero es una mujer absolutamente sencilla”, señaló Rocha Monroy. "Creo que su principal aporte ha sido su labor como periodista, pues siempre se mostró independiente y muy crítica del poder”, agregó el escritor.



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