domingo, 1 de mayo de 2011

Veintinueve ratas locas de atar

Un palíndromo (palabra o frase que se lee igual de izquierda a derecha o de derecha a izquierda) inventado por el argentino Julio Cortázar ha servido para bautizar la revista de textos e ideas que desde hace siete años edita Antonio Mayorga Ugarte en Cochabamba: AtaralaratA. Esta revista, muy oronda, acaba de poner en circulación su número 29. En un medio en el que las publicaciones literarias independientes tienen corta vida (entre otras cosas porque los anunciantes y los lectores son, más bien, esquivos) el solo hecho de que Mayorga haya logrado sacar a pasear a su amena rata en 29 oportunidades resulta digno de mención.

A lo anterior hay que sumar, para mayor gloria de la rata y para prestigio de sus lectores, que el contenido de esta revista obvia, deliberada y sistemáticamente, la actualidad. Es decir, a AtaralaratA no le interesa estar al día en nada, un gusano que no deja en paz a las publicaciones periódicas. Lo suyo, más bien, son textos, de aquí o allá, escritos ayer o hace mucho tiempo, que cumplen una sola condición: la calidad de sus ideas y de su escritura. Y si de yapa resultan provocativos, la rata seguro baila catala y baila espera, como lo hacen los cronopios de Cortázar cuando están contentos.

Del contenido del número 29, que ya circula en Cochabamba y que pronto lo hará en La Paz y Santa Cruz, se puede destacar por lo menos tres textos: “El puritanismo primitivo de Javier Marías” en el que Benjamín Santiesteban la emprende contra el novelista español siempre tan actual; Wittgenstein: errancia entre vida y obra, de Jacques Bouveresse, sobre el filósofo de cabecera de AtaralaratA; y Esbozo biográfico sobre el gigante de Jaihuayco, de Alber Quispe.

Una mirada a los últimos números de AtaralaratA, que tienen la virtud de no envejecer, precisamente, como ya se anotó, porque la rata no está atada a la actualidad, permite afinar el perfil de esta publicación.
Santiesteban, un ensayista erudito y diverso, por ejemplo, es un colaborador frecuente. En un número puede ocuparse de las

“Insubordinaciones del cuerpo cínico” y en otro de “Las múltiples y cambiantes poéticas bolivianas”, a propósito del libro Pasos y voces de Eduardo Mitre. Éste, poeta y ensayista, publica también frecuentemente en las páginas de la revista. Ahí aparecieron, precisamente, varios de los ensayos que integran Pasos y voces. El historiador Antonio Mitre (autor de un clásico de la historiografía boliviana: Los patriarcas de la plata), un ensayista de prosa elegante, se cuenta también en el plantel de la revista. En el número 28 se puede leer su irónico Kafka o la incertidumbre de ser en la llajta y en el 25 Modernización, regionalismo y discurso étnico. H.C.F. Mancilla también ha prodigado en AtaralaratA varias páginas de sus memorias. Así es esta revista y ojalá lo siga siendo por mucho tiempo.

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