lunes, 23 de mayo de 2011

Lupe Cajías. Luego de diez años de investigación, la periodista revela cómo fue la muerte del fundador de FSB. El libro es una historia real novelada. Saca a la luz muchos misterios

En un momento histórico en el que se resalta y se habla más de las figuras y personalidades de izquierda, la periodista e investigadora Lupe Cajías decidió ir a contracorriente y acaba de publicar Morir en mi cumpleaños, la historia novelada de los sucesos que antecedieron y determinaron la muerte de Oscar Únzaga de la Vega. Luego de un frustrado golpe de Estado el 19 de abril de 1959, el fundador de Falange Socialista Boliviana (FSB) es encontrado muerto junto con su secretario en el baño de una casa familiar de la calle Larecaja 188 de la ciudad de La Paz. Luego de esos sucesos siempre se especuló sobre un posible asesinato y el caso siempre quedó enredado en una serie de testimonios contrapuestos. Con paciencia y luego de diez años de investigación, Cajías logra desenredar el caso y lo relata en este libro, que seguramente dará mucho que hablar por esa y otras revelaciones.
- ¿Por qué decidió indagar en la muerte y personalidad de Óscar Únzaga de la Vega?
Indudablemente Óscar Únzaga es un antihéroe en muchos sentidos, pero mi acercamiento al tema data de varios años y tiene distintas motivaciones. Una de ellas fue escribir acerca de la historia del fascismo en Bolivia. Empecé buscando datos de América Latina y el mundo acerca de esa influencia, pero cuando me tocó abordar a Falange Socialista Boliviana y su fundador, la figura de Únzaga se volvió, para mí, más importante que el tema. Probablemente mi interés fue inconsciente, porque desde niña había oído hablar mucho de él. Era primo hermano de mi mamá y varios de mis tíos fueron falangistas, además conocía anécdotas tristes sobre los campos de concentración y las persecuciones que sufrieron los falangistas. Mi familia es fundamentalmente cruceña y me contaba todo lo que fue esa época que gobernó el MNR y de los sucesos de Terebinto. Lo que no me imaginé es que me iba a encontrar con una figura tan fuerte como la de Únzaga. Es una figura extraordinaria que convoca para escribir sobre él. Es por eso que desde hace diez años he buscado de forma sistemática en archivos nacionales, realicé decenas de entrevistas y tuve acceso a cartas personales, diarios y notas que me ayudaron a reconstruir al personaje. Incluso tuve que esperar cinco años para acceder a documentos sobre el caso que dejó Wálter Guevara Arze y que solo se podían desclasificar en 2005.
De ese trabajo quedaron 800 páginas para un libro de historia, pero el año pasado me pareció que en ese formato sería un libro muy aburrido, que nadie lo iba a leer, decidí hacerlo novela y en tres meses lo escribí. Creo que fue lo mejor que pude hacer, porque es un libro que se lee fácilmente, muy bien documentado. Es una novela de no ficción.
-¿Por qué decidió partir el relato de la fecha de la muerte de Óscar Únzaga de la Vega?
- La fecha de su muerte es quizás el resumen de su vida. De hecho es increíble que muriera el mismo día de su cumpleaños. Gran parte del misterio que lo rodea está relacionado con la muerte extraña que tuvo. Entonces traté de imaginarlo a él esperando que sus correligionarios le entregaran de regalo la Presidencia de la República mientras van pasando los minutos, las horas y no ocurre nada. Otra vez va a ser derrotado. A partir de esa idea dividí el libro en diez momentos del pensamiento de Unzaga y en diez testimonios de personajes que participaron directamente en lo que sucede en el baño donde muere la noche del domingo 19 de abril. A partir de ese testimonio se va construyendo, paralelamente, una novela policiaca a base de hechos reales que están documentados.
-Se ha especulado mucho acerca de la muerte de Únzaga. Incluso muchos falangistas siguen insistiendo en que fue asesinado por el MNR ¿Pudo usted descubrir qué ocurrió?
-Lo que sucedió es que hubo muchas contradicciones en los testimonios. Además, los dueños de casa lavaron el baño, rasuraron a los muertos, hurgaron sus bolsillos, escondieron los revólveres y se borraron muchas huellas. Además estaba el testimonio de uno de los sobrevivientes que dijo que desde una ventanita habían disparado, pero en realidad eso fue aprovechado políticamente por FSB, porque no había ninguna posibilidad de que un extraño desde afuera del baño disparara. Sin embargo, la duda quedó, porque cuando se hace la autopsia a Únzaga se le encuentra el disparo suicida y otro debajo de la oreja izquierda y ahí es donde empieza la gran interrogante. Vino una comisión internacional con expertos en balística, en necropsias, etc., para investigar e incluso participaron los propios familiares de Únzaga.
Siles Zuazo sintió mucho la muerte de Únzaga, de hecho ha-bían sido amigos y además sabía que eso era como un rayo sobre su Gobierno. Es otra paradoja de la historia, porque sobre Siles pesa más el tema Terebinto y la muerte de Únzaga, sin embargo, el más feroz en la represión fue (Víctor) Paz Estenssoro. Los campos de concentración y toda esa represión que muchos jóvenes no conocen ha quedado olvidada, porque se habla más de los logros sociales de la revolución y se oculta esta parte
Al final la comisión internacional llegó a la conclusión de que fue suicidio, pero los falangistas no dejaron que se hable de suicidio. También es cierto que quedaron muchos hilos sueltos e interrogantes: ¿por qué se lavaron las huellas?, ¿por qué había un tercer revólver?, ¿quién disparó el tiro de gracia sobre Únzaga? Gran parte de mi investigación estuvo orientada a resolver esas interrogantes y en este libro doy la versión de que he encontrado a una de las testigos ocasionales de todo y explico que ese tercer y misterioso disparo en el baño fue realizado por una quinta persona que estaba en el domicilio, pero que no era del MNR.
-¿Era de su entorno esa persona?
-No, es una persona extraña, pero tenía la experiencia de haber estado en la Guerra del Chaco y no era de los opositores.
-¿Cómo es que se dio la amistad entre Siles Zuazo y Óscar Únzaga?
-La Paz era una ciudad pequeña igual que Cochabamba, y Únzaga era amigo de Gualberto Villarroel, que lo invitó a participar en su Gobierno, pero además Únzaga conspiró con el MNR para el levantamiento revolucionario, y particularmente con Siles Zuazo, hasta la madrugada del 9 de abril de 1952; luego se retiró, porque de acuerdo con sus explicaciones él vio que había mucha infiltración comunista y él era anticomunista, pero hasta esa fecha había mantenido una oposición contra la rosca. Era una oposición común en los años 40 y luego se van enemistando, pero por todos los testimonios que tengo a Siles le dolió la muerte de Únzaga. Ahora al líder falangista lo admiraban sus amigos, los jóvenes, pero también sus enemigos, que reconocían que era un hombre correcto, coherente, que vivía en la pobreza. En el libro el lector se podrá dar cuenta de que la gente se conocía y como en una misma familia había un falangista y un emenerrista.
-¿El fundador de FSB era un personaje atormentado?
-Creo que es un personaje dostoievskiano. Desde muy joven le afectó la muerte. Primero la de sus hermanos pequeños, luego la del padre y después del hermano en la Guerra del Chaco y finalmente la de Camilo, su hermano enfermo, que es en realidad el fundador de la doctrina de la Falange. Él permanentemente hablaba de sus muertos. Él decía: “En realidad, yo lucho por mis muertos”. Tiene también mucho el peso de la generación de la Guerra del Chaco que ha visto a la nación derrotada. A la vez es un hombre cuyo espíritu es el de un poeta. Escribe y quiere ser bohemio, de hecho estudia Agronomía porque lo que quiere es estar en la campiña, tranquilo, pero se ve forzado a los hechos violentos que no eran parte de su personalidad, no era un combatiente, un guerrero, era más bien un hombre atormentado, como tormentosa fue su relación con el gran amor de su vida y que jamás va a poder concretar. En parte él estaba casado con la política y por otra su gran amor era de una familia antagónica políticamente.
-¿Quién fue su gran amor?
-Se llamaba Guga Bedregal. Era la hermana menor de Yolanda Bedregal. Era una persona mística, muy católica, pero era parte de una familia que desde el abuelo, don Francisco, era librepensadora y que apoyaba a los republicanos en la Guerra Civil Española, mientras que Únzaga estaba con el franquismo. Los hermanos de Guga estaban ligados al Partido Comunista, en tanto que el líder falangista era anticomunista y como su madre, profundamente antisemita, mientras que Yolanda se había casado con un judío.
-¿Cuánto duró esa relación?
-Únzaga se enamora de ella cuando era adolescente y en varias ocasiones va a intentar casarse, pero se va alejando de ella. Cuando era un perseguido político su relación ya había acabado. Sin embargo, se sabe que a través de amigos preguntaban siempre uno del otro. Ella finalmente se casó con otro hombre y uno de sus hijos, Carlos Flores, fue asesinado en la COB en el golpe de Estado de García Meza en 1980.
- ¿Qué los llevó a dar el golpe de Estado el 19 de abril de ese año?
- De alguna manera era el regalo de cumpleaños al líder del partido de parte de los muchachos falangistas. Pero no era la primera vez, ya intentaron tumbar al MNR desde 1952. Ese golpe era el último gran intento y Guevara confiesa que el Gobierno sabía del golpe. Es más, lo estaban esperando. Solamente les sorprendió la hora, porque esperaban que fuera en la madrugada, como todos los golpes, pero Únzaga había decidido que se a las 11:00. Posteriormente hay varios autores falangistas que han escrito que hubo traiciones internas. Era un grupo de 30 personas, no más. No había ningún dato objetivo que permitiera pensar que ese golpe sería exitoso. Entonces es como un martirio. Ellos van sabiendo que era muy difícil la victoria, pero estaban obcecados de que se iba a producir algún cambio.
- ¿Qué fue lo que más le sorprendió al escrudiñar la vida de Óscar Únzaga de la Vega?
- Toda su historia es trágica, muy dramática, pero más allá de su figura, lo que a mí me impacta es la similitud que se da con nuestros días, está el tema de la tierra, los actores sociales emergentes, el centralismo que no alcanza a diferenciar lo que está pasando más allá de la plaza Murillo. Hay también fuerzas separatistas, eso es indudable, relacionadas con Falange y que le da miedo a Únzaga que puedan aprovecharse de su partido. Las peleas con la Iglesia católica, con los periodistas y entre los papeles de Guevara encontré (y que es una investigación que ya he empezado) todo el sistema de seguimiento que hace el Gobierno contra los líderes cívicos cruceños, cómo los espían incluso en el exilio, en Brasil o Argentina.
Lastimosamente, la muerte de Únzaga también opacó lo que sucedió esa fecha en el intento de toma del cuartel Sucre. Es un hecho que, de alguna manera, se puede comparar con lo que pasó en el hotel Las Américas y el caso Rózsa. Es cierto que los falangistas fueron armados para tomar el cuartel, pero también fueron torturados, fusilados, vejados y había cadáveres que aparecieron con los brazos cercenados, otros sin ojos. Esos hechos nunca quiso investigar el MNR. Quedó impune y allí hubo ajusticiamientos de personas que ya estaban rendidas.

Perfil

Óscar Únzaga de la Vega nació en Cochabamba el 19 de abril de 1916. Era hijo del coronel Camilo Únzaga y de doña Rebeca de la Vega, quedó huérfano de padre a los 15 años. Se graduó de bachiller en el Colegio Nacional Sucre, de Cochabamba. En el mismo centro educativo ocupó una cátedra para pagar sus estudios. Estudió Agronomía en la Universidad de Chile. En Santiado y a la edad de 21 años fundó Falange Socialista Boliviana. Ejerció como diputado entre 1947 y 1949. Escribió varios libros, incluyendo uno inédito de la historia de Bolivia, donde rescata la labor de los héroes de la independencia y discrepa con la historia oficial. Falleció el 19 de abril de 1959

La autora

Lupe Cajías (1955) es periodista e historiadora paceña. Tiene tres hijos y ha publicado textos sobre medios de comunicación y de diferentes escenarios de los años 40 y 50 en Bolivia. Es autora de las biografías de Juan Lechín, Flavio Machicado Vizcarra y Guillermo Aponte y de la novela Valentina, distinguida por el Premio Eric Guttentag. Actualmente escribe una columna semanal en los principales periódicos de Bolivia, escribe para revistas y es parte de la Fundación Cultural Huáscar Cajías.

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