lunes, 16 de mayo de 2011

El amor según, la novela donde se analizan las desapariciones

LITERATURA: El ganador del Premio Nacional de Novela 2007 vuelve por sus fueros y presenta su segunda novela, El amor según. Se trata de un relato corto de suspenso que será presentado el próximo viernes a las 19.30 en la Cinemateca Boliviana.

A los 29 años no pareciera sencillo hablar de tú a tú con autores de amplia trayectoria. Pero en el caso de Sebastián Antezana Quiroga, nieto del famoso intelectual socialista Marcelo Quiroga Santa Cruz, la cosa de ser un escritor parece venirle por antonomasia.

Callado e introvertido cuando se sienta frente a la computadora para trabajar, todo eso desaparece cuando se entra en confianza y se le plantea un tema de conversación que sea de su agrado, el cual puede ser tan variado como el cine, el fútbol, la música o aun la comida.

Como más o menos le definió cuando ganó el Premio Nacional de Novela hace cuatro años su colega y amigo Mauricio Murillo, Antezana “ha demostrado en sus escasos años de vida que se puede conseguir lo que uno busca. Estudió literatura en San Andrés, donde asombró a sus catedráticos, ora por su alta capacidad interpretativa de textos literarios, ora por su incapacidad de expresarse correctamente; también sorprendieron sus movimientos relámpago y espasmódicos que lo dominan de cuando en cuando”.

Pero en esta ocasión se trata de preguntarle al “habitante de la avenida Arce y apasionado de los hígados de pollo” acerca de El amor según, la novela que Editorial El Cuervo publicó, Sebastián Antezana escribió y un público ávido recibirá el venidero viernes 20, desde las 19.30, en la Cinemateca Boliviana.

Se trata de una aproximación apriorística, incluso sin haber terminado de leer las casi 100 páginas del texto, que el autor absuelve con sencillez, pero asimismo con absoluta claridad y total coherencia con lo que buscaba al escribirlo.

—¿De qué trata “El amor según”?

—Es una historia simple. Una mujer desaparece y su marido se queda estancado en su búsqueda, permanece en un momento fijo de su historia personal. La novela se queda allí también, en ese espacio en que la pérdida lo es todo. Es un texto más bien reflexivo.

—Zimmer es un desposeído y abandonado tras la desaparición de Mariana, aunque asimismo trata de mostrarse como resignado ante ello. ¿Es una suerte de metáfora acerca de las relaciones concluidas o aquellas que no pueden cerrarse bien, pero tampoco continúan?

—No sé si funciona como metáfora. Lo que la novela quiere explorar es el momento en que alguien absolutamente fundamental desaparece y lo que esto provoca en la persona que es dejada detrás, la imposibilidad de seguir adelante, el drama de quedarse estancado en una vida que ha dejado de existir. Me imagino que puede verse como una forma no conclusiva de las relaciones sociales, pero es una forma muy específica.

—Los padres de Mariana, por contraparte, no se terminan de habituar a la idea de que su hija no dé más señales. ¿Esto se basa en la experiencia sufrida por algunos padres que conozcas en la vida real?

—No. No es un asunto biográfico de ninguna forma. Creo que esos personajes reaccionarían de esa forma ante el hecho de una desaparición, pero no existe una voluntad de reflejar algo que haya vivido o conocido.

—¿Hasta qué punto el abandono o el desarraigo han servido de norte para que emprendieras la escritura de esta novela?

—Me imagino que jugaron algún papel, pero no sé hasta qué punto fueron un horizonte consciente.

—”La toma del manuscrito” es una obra de largo aliento, pero “El amor según” apenas llega al centenar de páginas. ¿Fue una cuestión de estilo o, como en algún momento se planteaba Wilmer Urrelo, decidiste descansar un poco después del esfuerzo de la anterior novela?

—Lo que pasa es que en las novelas buscaba cosas distintas y, para eso, necesitaba de extensiones distintas. Este libro, además, es una especie de side project, no es necesariamente el tema del que quiero escribir, sino algo que nació un poco como la necesidad de un momento. Como decía Marcelo Quiroga Santa Cruz, sobre Los deshabitados, este libro se escribió como nunca debería escribirse un libro, nació un poco como una secreción.

—A propósito, ¿qué paralelos y diferencias existen entre tu ópera prima y tu ópera segunda?

—No sé si hay muchas similitudes. Lo que buscaba en mi primera novela es muy distinto a lo que busco ahora, diría que incluso absolutamente opuesto. La primera novela está llena de historias y subhistorias, tiene docenas de personajes cuyas vidas se interceptan y crean recorridos múltiples. Tiene mucho de artificio y trabajo con la forma. El amor según es más bien llana. La historia, única y lineal, apenas está allí para ilustrar una voluntad de meditación, de reflexionar sobre algunos puntos específicos. Quería ver si podía crear psicologías, problemáticas internas, a diferencia de la primera obra, en que buscaba más bien una especie de collage variopinto.

—¿Qué esperas de la novela en cuanto sea presentada al público? ¿Cómo crees que vaya a responder?

—Espero lo de siempre, que sea leída, sobre todo eso. En cuanto a la respuesta, es algo que está fuera de mis manos.

—La clásica: ¿qué nuevo proyecto literario tienes en mente? Alguien hablaba por ahí de que te irías a vivir fuera del país.

—Por ahora me quedo aquí. Tengo un proyecto en el que vengo trabajando desde 2009 y que quiere ser, otra vez, una novela de largo aliento, como la primera, aunque el tema es bastante distinto. Espero tenerla lista algún momento el próximo año.

La historia apenas está allí para ilustrar una voluntad de meditación.

La obra se queda allí también, en ese espacio en que la pérdida lo es todo.

PERFIL

Sebastián Antezana Quiroga: nació en México el 11 de diciembre de 1982. Hijo de Mauricio Antezana y María Soledad Quiroga. Es licenciado en Literatura de la Universidad Mayor de San Andrés. Trabaja como editor del suplemento especializado Fondo Negro, del periódico La Prensa. Ganador del Premio Nacional de Novela 2007 con La toma del manuscrito. El amor según es su segunda novela.


Franchesco Díaz Mariscal

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