martes, 30 de septiembre de 2014

William Rojas y su pasión por la biblioteca

William Rojas Mojica es hijo de Enrique Rojas Rodríguez y Georgina Mojica Lino. Está casado con Patricia Montejo Zabala, con quien tiene dos hijos: Mateo y Maité. Técnico superior en Bibliotecología, sus gustos giran en torno a los libros, la lectura y las bibliotecas. Sin embargo, "también me agrada disfrutar de una buena conversación con mis amigos alrededor de una sabrosa comida y un par de cervezas bien frías", cuenta este apreciado personaje que recientemente recibió la Medalla al Mérito Municipal, reconocimiento otorgado por el Concejo Municipal de Santa Cruz por su labor como responsable del Sistema Municipal de Bibliotecas.

Hasta ahora ¿Cuál ha sido el cargo que más le ha gustado desempeñar?
W.R. En la biblioteca me inicié trabajando como auxiliar (sellando los libros, realizando las operaciones que se denominan como "preparación física" del material bibliográfico), luego pasé a desempeñar funciones en atención al público para después dedicarme a las labores de Jefe de Procesos Técnicos, donde clasifican y catalogan los libros para finalmente ocupar las funciones de la Jefatura de Departamento. Creo que sin duda, lo que más me agrada es la parte de los procesos técnicos, tal vez por eso es que Borges decía: "Ordenar bibliotecas es ejercer, de un modo modesto y silencioso, el arte de la crítica". Me gustaría volver a cumplir con ese oficio y dejar los aspectos administrativos y de planificación.

¿Cuál es su libro favorito?
w.R. No puedo contestar esa pregunta, peor para alguien que prácticamente y por suerte vive rodeado de libros; además cómo saber si ya nos hemos encontrado con el texto definitivo y que deje a un lado al resto. Casi podría decir respecto a su pregunta, siguiendo cierta definición del cálculo infinitesimal, que nos estamos refiriendo a una "indeterminada".

¿Desde qué momento supo que su vocación estaba enfocada al mundo de la biblioteca?
w.R. No lo supe. Yo diría que el azar y las estrellas –felizmente- me pusieron en este ámbito.

¿Bibliotecario de profesión y de corazón?
w.R. Sí, en el sentido profundo que indica Ortega y Gasset en su célebre Misión del bibliotecario que “el hombre al ejercer una profesión, se compromete a hacer lo que la sociedad necesita". Y no puedo olvidar decir que esta profesión es lo que me permite tener un sustento personal y familiar.

¿Qué es lo mejor de trabajar en una biblioteca?
w.R. En primer lugar y lo que da sentido a este oficio: servir a los lectores o como se diría en los tiempos actuales, proveer información de manera oportuna y adecuada a los usuarios.

¿Qué valor añadido le dan las redes sociales a su cargo?
w.R. Soy un novato o, diría, inexperto en este tema. Tengo un perfil en Facebook y una cuenta en Twitter, en Facebook estoy más conectado y es una herramienta que nos ayuda a difundir y ampliar la llegada de nuestras actividades para conocimiento de la ciudadanía y nuestros propios usuarios. En lo personal casi la totalidad de lo que publico o comparto en esta red, está relacionado de una u otra manera con la lectura, el libro y las bibliotecas. Pienso que el uso de las redes sociales puede ayudar de manera eficaz a propiciar el encuentro de las bibliotecas con sus lectores, sobre todo si pensamos en los jóvenes que hacen un uso intensivo de estos canales de comunicación.

¿Qué proyectos desarrolló y qué toque personal les dio?
w.R. En los ya largos años de trabajo he visto y he sido parte del crecimiento tanto en infraestructura como en los servicios y colecciones que forman parte del sistema municipal de bibliotecas. Desde el ámbito público lo que nos corresponde es gestionar, como mejor se pueda, las decisiones de carácter institucional y no creo haber hecho otra cosa (mal o bien) que lo que está a nuestro alcance.

¿Se ha creado un estereotipo del bibliotecario y las bibliotecas?
w.R. Sí, esa errada noción del bibliotecario como "custodio" o "guardián" de los materiales que constituyen una biblioteca y las bibliotecas como "templos". Y eso no es correcto, al menos para el ámbito y funciones de las bibliotecas públicas (sean acá o en cualquier parte del mundo) que tienen como misión principal la de facilitar el acceso democrático a la información.

¿Qué piensa del futuro del libro impreso?
W.R. No soy, como titula U. Eco uno de sus libros, ni apocalíptico ni integrado. Siendo razonables, la oposición entre libro atómico (léase de papel) y libro digital no tendría por qué suceder, pues se complementan muy bien, siguiendo cierta terminología de la enología, imagino que hacen un buen "maridaje". Aunque no tengo y no he manejado nunca un e-reader, supongo que es útil saber que un dispositivo como esos puede contener cientos o miles de libros, es decir, nos permite llevar una buena biblioteca ocupando casi nada de espacio o peso, además de las prestaciones adicionales tales como las funciones multimedia que permiten ampliar (o perderse, también puede suceder) en la información del texto que estemos leyendo. Sin embargo, entiendo que acabaré perteneciendo a esa especie en extinción que privilegia el papel.

¿Algún lector que aprecie bastante?
W.R. Conozco varios, la mayoría de mis amigos lee. Así que dados en nombrar en esa cualidad de "desocupado lector" en nuestra ciudad citaré a alguien a quien respeto y aprecio mucho: al Dr. Mauricio Peña Davidson.

¿Qué usa para marcar la página?
W.R. Valga la redundancia: marcapáginas, tengo muchos (varios regalos de colegas) y la biblioteca encargó hacerlos en varias oportunidades. Aunque también debo decir que uso algún billete o facturas.

'Un buen bibliotecario debe contar con una gran vocación de servicio'.



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