sábado, 14 de junio de 2014

Magdalena González: la vida con las letras bolivianas

La literatura boliviana tiene quien la estudie, analice, defienda y difunda en Argentina.  Desde la provincia de Córdoba, ubicada en el corazón del país rioplatense, la docente e investigadora Magdalena González Almada lleva adelante, desde 2011, el Grupo de Estudio Sobre la Narrativa Boliviana, dentro de la Facultad de Filosofía y Humanidades de la Universidad de Córdoba y que se mantiene en constante actividad en procura de ahondar en la obra de los escritores bolivianos.

El interés por la literatura de nuestro país de parte de González aparece en 2001, cuando se topó con un compendio de ensayos del periodista Alfredo Cahn, que contenía un artículo en homenaje a la novela Aluvión de fuego, de Óscar Cerruto.

“Ese fue el comienzo. Yo ni siquiera estaba próxima a finalizar mi carrera de Letras Modernas en la Universidad Nacional de Córdoba, pero ya sabía qué quería investigar”, explica desde Argentina González, de 35 años. “Aluvión de fuego fue mi tema de tesis de grado. La obra de Cerruto me parece espectacular y esa novela es fundamental”, agrega.

Viviendo en Bolivia
Desde ese momento Magdalena se introdujo en las entrañas de las letras bolivianas. Internet era aún deficiente en cuanto a información. En su ciudad natal se encontraba poco sobre el tema, es así que en 2002 viene por primera vez al país en busca de material. La segunda vez fue en 2005 y esa vez se quedó hasta 2009 en La Paz, luego seis meses en Santa Cruz.

“En todo ese período, la búsqueda no solo fue literaria. Quise vivir las ciudades, conocer un poco el país para hablar y escribir con conocimiento de causa”, señala González.

Al regresar a su Córdoba natal, luego de un año de readaptación, en 2011 dictó el primer curso sobre narrativa boliviana, y en 2012 tuvo un seminario más ambicioso y más extenso.

El trabajo para aprobar ese seminario consistía en que cada estudiante debía presentar un ensayo relacionado con alguna lectura que le hubiera impactado del programa.

“Cuando les propuse presentar esos artículos en la Feria del Libro de Córdoba 2012 y publicarlos en volumen, aceptaron con mucho entusiasmo”, así fue como nació el libro Sujetos y voces en tensión. Perspectivas para pensar la narrativa boliviana.

El libro consta de ensayos que indagan sobre la narrativa de Bolivia con textos sobre Marcelo Quiroga Santa Cruz, Augusto Céspedes, Franz Tamayo, Edmundo Paz Soldán, Néstor Taboada Terán, entre otros autores nacionales.

Posgrado y publicación
Magdalena, en colaboración con la universidad cordobesa, no quiere quedarse ahí. Es por eso que para agosto está programado el curso de posgrado Cuatro asedios a la crítica y a la narrativa bolivianas del siglo XX, dictado por la académica paceña Ana Rebeca Prada. Tendrá una carga horaria de 20 horas y se desarrollará desde el 1 de agosto hasta el 11 de agosto.

A esto también hay que sumar el proyecto Portaculturas, de Javier Folco, y en el que colabora González. Portaculturas participa de la organización del Festival Internacional de Literatura de Córdoba, tiene una librería -que también difunde obras de artistas plásticos de Argentina-, recientemente creó una editorial, que tuvo como primer libro publicado Cuando Sara Chura despierte, del escritor paceño Juan Pablo Piñeiro.

“Cuando Sara Chura despierte es el principio de un camino que estamos muy entusiasmados de transitar en Portaculturas. Esta novela fue elegida por su propuesta estética y filosófica, por su planteo lingüístico y por la presencia de la ciudad que atraviesa toda la obra”, menciona González; comenta que también quieren publicar autores de otros países que son poco conocidos en Argentina.

Identidad literaria
Dentro del grupo de estudios se proponen lecturas que comprenden tanto el siglo XX como el XXI. Algunos investigan poesía, teatro, a ensayistas y a autores de diversas épocas.

“Evidentemente, los autores contemporáneos son los más atractivos para estudiar porque plantean cuestiones que nos interpelan en este mismo momento como latinoamericanos, pero no sería posible abordarlos sin un conocimiento de lo que ya se escribió en Bolivia”, aclara González, es allí donde entra un poco a jugar su trayectoria para mostrar a la literatura boliviana como un todo con continuidades, alejamientos, cánones y tradiciones que pesan –en alguna medida- en la producción actual.

Magdalena, casada y madre de dos hijos, cree que en los últimos diez años se puede apreciar un despegue y una expansión de la literatura boliviana en todos los niveles y en todos los géneros; sin embargo, observa que la crítica literaria debería hacer un esfuerzo por acompañar esa producción. “Quizás intentar observar cuáles son las propuestas estéticas y también leer a la literatura como un producto social y cultural muy activo”, señala.

González, cuyo doctorado titula Relaciones de poder, prácticas identitarias e imaginarios sociales en la narrativa boliviana contemporánea (2000-2010), tiene actualmente 12 alumnos en el grupo de estudio y lo han cursado cerca de 60

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