sábado, 14 de junio de 2014

Dibujo, ilustración y caricatura muestran la realidad

Una caricatura que aludía al rey español Juan Carlos cediendo la corona ceñida durante 39 años a su hijo, el príncipe Felipe, fue la portada de la revista de humor El Jueves en su edición de la semana pasada (ver foto principal). Por una razón que hasta ahora no ha sido explicada claramente, los más de 60.000 ejemplares del número de ese miércoles (el día en que la revista sale a la venta) fueron retirados.

El número correspondiente salió al día siguiente con una ilustración distinta en tapa, causando enojo en sus seguidores, y provocando además la renuncia de un dibujante histórico como Manel Fontdevila, autor junto a Albert Monteys del polémico trabajo, y de otros seis ilustradores.

El Jueves se edita en Barcelona desde 1977, pertenece al grupo de medios RBA, ha sido una escuela para muchos dibujantes en todo este tiempo, se caracteriza por el humor ácido contra lo político, religioso y social siempre presente. Por eso sorprendió a muchos lo ocurrido la pasada semana.

Más allá del acto de censura, o autocensura, es destacable el hecho de lo que una obra, en este caso una ilustración, desemboca: incomodar, denunciar, mostrar una realidad de manera (a veces sutil) contundente.

La fuerza de la imagen
Antecedentes similares hay muchos, la misma El Jueves se vio obligada a retirar otro número en 2007, a pedido de un juez, por considerar ofensiva una caricatura con los príncipes como protagonistas. Un caso que se pudo vivir en Bolivia fue el del dibujante cochabambino Al Azar y su ‘retrato’ de las muertes ocurridas en el pasado Carnaval de Oruro. Por ese trabajo, Alejandro Salazar, el nombre del autor, fue repudiado en Oruro.

“Pienso que si ha causado cierto impacto en la sociedad es porque algún problema hay. Porque si no hubiera ningún problema seguramente a la gente no le importaría, pero hay alguna cosa ahí por debajo que les molesta y ojalá que eso sirva para que se pueda tomar como punto de inicio para resolverlos”, declaró en marzo Salazar a EL DEBER sobre el tema.

“Antes de 1800, en la educación, específicamente en la católica, la materia de dibujo era obligatoria. Estaba al mismo nivel que Literatura y Matemáticas”, indica Marcos Loayza, director de cine y dibujante, para explicar la importancia de este arte. “El dibujo te induce a pensar cosas que de otra manera es imposible hacer”, agrega el cineasta, y aclara que si bien el lugar más fácil de entender es la caricatura y la ironía, el dibujo tiene muchos más matices, y “se entiende sin necesidad de tener un diccionario al lado”.

Jorge Siles ayuda con guiones a varios historietistas, y es uno de los responsables del festival del cómic Viñetas con Altura, recordó un caso parecido al de El Jueves, cuando hace algunos años una edición de la revista Artillero fue sacada de circulación por los distribuidores, que no estaban de acuerdo con el contenido.

“El autor no necesariamente depende de su forma de ver las cosas sino de los directos responsables de llevar esto a la sociedad (editores, distribuidores), que son los que a veces incurren en la autocensura”, comenta Siles.

En este sentido, Siles también da como ejemplo las famosas y controversiales caricaturas que aparecían al comienzo en la revista estadounidense Hustler, que trastocaban por completo los valores de la cultura del país norteamericano, pero que fueron defendidos a capa y espada por Larry Flint, el propietario de la publicación, en el marco de la libertad de expresión que tienen todos los ciudadanos.

Mucho después, en 2006, hubo otra fuerte polémica que involucraba al humor gráfico con la censura y la libertad de expresión, cuando el diario danés Jyllands-Posten publicó 12 caricaturas de Mahoma, profeta del Islam, con bombas en lugar de turbantes.

Las condenas de los gobiernos islámicos y las amenazas terroristas de grupos fundamentalistas contra los países escandinavos arreciaron y se temió lo peor. El diario tuvo el apoyo de medios e intelectuales de otros países.

El conflicto acabó dos años después, con un arreglo en los tribunales a favor de los diarios.

Las lecturas del dibujo
Frank Arbelo es un cubano que vive en Bolivia hace tiempo, sus trabajos han aparecido en periódicos del país. Arbelo cree que las ilustraciones de opinión y las caricaturas de prensa tienen mucha fuerza a la hora de tocar ciertos temas, por las lecturas que se hacen de la imagen. “Realmente, en un texto te dan una información sobre un tema, pero se hace una lectura pausada, que es un proceso diferente al de observar una imagen”, señala Arbelo.
Residente en La Paz, cree que la caricatura tiene un poco más de llegada al momento de querer provocar reacciones, ya que una de sus principales funciones es la de ridiculizar los hechos y personajes.

El artista cochabambino Douglas Rodrigo Rada tiene preparado para publicar un libro de dibujos este año, aunque la línea de su trabajo sea más existencialista que de denuncia o satirización. “A mí me parece que la cultura es un representación de lo que ve, de lo que la sociedad es, de lo que la gente piensa, y eso tiene que ver con las ilustraciones también”, menciona Rada.

“Es una pena lo que sucede con la censura, sea quien sea que la realice, porque hay que darse cuenta de que la cultura expresada a través de los medios masivos es como si fuera la opinión de la gente”, finalizó el artista contemporáneo


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