domingo, 22 de junio de 2014

El poder latino de los súperheroes

Pese a ser personas que han llegado al Olimpo de la viñeta, también son hombres normales; como cualquier vecino de edificio que cuida de sus hijos, hace la compra o va al gimnasio para mantenerse en forma. Eso sí, puede que su mente no se parezca a la del hombre del 1º B, porque en ella dan vida a hombres araña o idean nuevas aventuras de personajes como Declan Thomas, un súperheroe que depende de su temperatura corporal.
"Puede sonar aburrido”. Así comienza la descripción de un día cualquiera en la vida del argentino Juan Ferreyra (Córdoba, 1978), nominado a los premios Einer 2014 por Colder, cómic publicado por la editorial Black Horse.
"En la primera etapa leo el guión, hago los bocetos del número en hojas pequeñas y se las mando a mi editor. Luego los voy haciendo a lápiz y, cuando ya estoy más avanzado, utilizo acuarelas. En la tapa final pinto las páginas en Photoshop usando una tableta Wacom Cintiq”, describe sin dejar de lado su faceta de padre de una niña de siete meses y los "muchos cafés” que toma para mantenerse despierto.
Para el mexicano Edgar Delgado (Monterrey, 1976), colorista y portadista de Marvel (sobre todo del mítico Spiderman, que este año cumple 75 años), el reto es "no desvelarse” para irse a la cama pronto y poder "rendir” durante el día, ya que enciende el ordenador a las nueve de la mañana, e "intenta” hacer "tres páginas al día”.
"No me gusta desvelarme -revela- porque siento que mi energía no rinde después de las 10 de la noche, así que me despierto temprano para comenzar fresco. Intento no trabajar los fines de semana, pero en este medio es difícil cumplirlo”.
Más madrugador resulta ser el argentino Ariel Olivetti, (Buenos Aires, 1967), quien tras publicar con éxito en la editorial argentina La Urraca su cómic Cazador, en 1993 dio el salto a Estados Unidos, donde ha trabajado tanto para Marvel como DC Comics y ha dado títulos como X-Men (1998), Green Lantern (2003) o Batman: Legends of the Dark Knight (2006).
CARRERAS BRILLANTES Y RECONOCIDAS
Aunque sus casos son diferentes, estos viñetistas coinciden en que detrás de su éxito hay mucho esfuerzo puesto en la búsqueda continua de una oportunidad.
"Llegué a las editoriales estadounidenses por medio de un agente que llevó una carpeta con trabajos míos a Marvel”, cuenta Olivetti, caso diferente al de Ferreyra, quien alcanzó la cima gracias a una "recomendación” que se convirtió en un puesto de trabajo en la editorial Dark Horse, de la mano de Jim di Bartolo.
"Trabajando gratis”. Así comenzó el también argentino Rodolfo Migliari, un portadista que, después de su excelente trabajo en la serie Green Lantern (Linterna verde), ha conseguido ser objeto de disputa entre DC Comics y Marvel.
"Lo más duro para llegar a este momento ha sido la constancia, porque una de las cosas que exige esta carrera es que jamás dejes de producir, recibas pago o no. Y siempre hay que tener muy claro, cuál es tu meta y hasta dónde quieres llegar. No hay que perder de vista nunca eso”, concreta Migliari, para quien Batman es su personaje favorito.
ORGULLOSOS POR DERECHO
Para Olivetti, Cable o Conan son sus trabajos favoritos, para Ferreyra lo es Colder, Spectacular Spider-man para Delgado y, sin embargo, Migliari saca pecho con una pintura que realizó de la Sociedad de la Justicia Americana para el programa de televisión estadounidense Smallville, y que fue utilizada en un capítulo doble de esta afamada producción.
Y puede que por estos trabajos, u otros, cada editorial tendrá sus motivos para haberlos metido en su nómina de empleados, por los que todos se sienten "bien valorados” en la industria norteamericana del cómic.
"Personalmente siempre me sentí muy respetado y valorado. A nivel general, creo que hay un interés de las editoriales estadounidenses por autores extranjeros porque nuestras idiosincrasias son diferentes y eso se ve reflejado en nuestro arte, haciéndolo único e interesante”, dijo Migliari.
Coincidiendo con él, pero mirándolo desde otra perspectiva, el mexicano Édgar Delgado opina al respecto que "ha notado” que en la industria estadounidense del cómic el talento "es lo primero” y la nacionalidad viene después. "Ninguno de mis editores se entera dónde vivimos hasta que llega el momento de pagarnos”, ha bromeado.
Más escueto, pero rotundo, el más veterano de todos los ilustradores, Olivetti, ha confesado que él y sus compatriotas están valorados "absolutamente”.
Opiniones estas que demuestran que, una vez salvada la única barrera que podría separarles de la meca del cómic, el idioma, los superpoderes de estos personajes no entienden de países porque, al fin y al cabo, el mal y el bien, tema principal en todas las tiras, está presente en todo el mundo. (EFE Reportajes)

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