sábado, 30 de mayo de 2015

Investigadores presentaron libro sobre agriculturas campesinas



“Agriculturas campesinas en Latinoamérica, propuestas y desafíos”, editado por Francisco Hidalgo, François Houtart y Pilar Lizárraga, recoge las propuestas de 18 autores que abordan el tema a partir de un seminario realizado en La Paz, Bolivia, en octubre de 2013 y que ahora fue presentado por la Comunidad de Estudios “Jaina”.

El tema surgió a partir de que investigadores de distintos países de Latinoamérica y dos europeos se reunieron en un seminario realizado en el país para debatir sobre agricultura campesina en este lado del mundo.


Temas
Uno de sus realizadores, Houtart, en su paso por Tarija explicó a El País eN que el texto está dividido en grandes temas como el problema de la producción agrícola, la agricultura y los modelos de desarrollo, agriculturas campesinas latinoamericanas y sus desafíos desde el punto de vista de las relaciones comerciales entre el campo y la ciudad.
También se trata de pensar el futuro de la agricultura campesina en el continente, donde entre el 60 y 80 por ciento de la producción de alimentos proviene de este tipo de labranza por lo que, luego de realizado el seminario, se pensó divulgar y publicar las diferentes y diversas contribuciones. El texto también recoge las contribuciones de Bolivia de los autores Óscar Bazoberry, Pilar Lizárraga y Carlos Vacaflores.
Principalmente el documento concluye en que la agricultura campesina, marginalizada en la mayoría de los países latinoamericanos, sino en todos, es el lugar esencial para tres funciones de la agricultura en el mundo:
Nutrir a la población. Que es su función principal y, de hecho, la agricultura campesina alimenta al 70 a 80 por ciento de la población latinoamericana, lo cual es importante porque no se puede considerarla como marginal y que esta posición nace en los países progresistas de la región como una visión negativa, como algo anclado en el pasado arcaico y poco productivo.
Sin embargo, al contrario, organizaciones internacionales como la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO por sus siglas en inglés), llegan a la conclusión de que la agricultura campesina es el futuro y que a largo plazo es más productiva que los monocultivos porque no destruyen la naturaleza.
Proteger la naturaleza. Se debe permitir a la madre tierra regenerarse frente a las actividades humanas, en este sentido la agricultura campesina es importante porque respeta sus ritmos, no la destruye como los monocultivos o la ganadería masiva que arruinan los suelos, contaminan las aguas y no le dan la posibilidad de regeneración.
“Solo la ganadería en plena expansión, la transformación de la dieta envía mas gases con efecto invernadero que todo el transporte en el mundo, un 38 por ciento más. En cambio, la agricultura campesina conserva la biodiversidad a favor dela naturaleza y ayuda a conservarla.
Bienestar de los campesinos. Existen tres mil millones de gente que vive de la agricultura en el mundo y se debe favorecer el bienestar, el buen vivir de esta población no transformando a los campesinos en proletarios con la agricultura de monocultivo, además de evitar la migración a los centros urbanos.
Por ejemplo, si se ponen en práctica los planes de producción de agrocombustibles en los próximos 15 años, significará la expulsión de 60 millones de campesinos de sus tierras y que migrarán a las grandes ciudades.



El perfil del intelectual de François Houtart

Fue ordenado sacerdote en 1949. Licenciado en ciencias políticas y sociales de la Universidad Católica de Lovaina y diplomado del Instituto Superior Internacional de Urbanismo aplicado de Bruselas, es también doctor en sociología de la Universidad lovaniense, donde él fue profesor desde 1958 hasta 1990. Houtart ha estado fuertemente ligado al movimiento de la Teología de la Liberación, de la cual se le considera uno de sus más radicales exponentes, al punto de haber estado ligado a la revolución sandinista de Nicaragua.

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