viernes, 28 de noviembre de 2014

Nuevo aporte bibliográfico para la minería: De oro, plata y estaño. Ensayos sobre la minería nacional

El libro tiene un prólogo del conocido escritor y periodista Mariano Baptista G. y otro del investigador argentino, profesor de la Universidad Nacional de Salta Don Ricardo N. Alonso. La obra se divide en dos partes, la primera refiere varios ensayos sobre la historia, producción, exploración y perspectivas de la minería de los principales metales de nuestra producción (oro, plata estaño, zinc, plomo, cobre, bismuto, antimonio y otros metales) en el contexto de las políticas mineras contemporáneas que han definido a través del tiempo la baja performance del país en el contexto global de la minería de la región y del mundo.

El país ha sido bendecido con la mayor acumulación geoquímica de plata del planeta, la mayor de sales de litio y potasio; con uno de los cinco mayores depósitos de estaño y uno de los cinco mayores de hierro a nivel global y con la mayor acumulación de oro aluvial del subcontinente, pero el desarrollo de la industria actualmente lo sitúa en la periferia de los negocios mineros globales. ¿Por qué? Pese a que en los primeros años de la República, Bolivia había logrado notoriedad internacional al ser el segundo productor de estaño, primero de bismuto, segundo de antimonio y aún antes -en la Colonia y en los albores de la República- el primer productor de plata a nivel global; nunca pudimos establecer una política de desarrollo de la industria con miras al mediano y el largo plazo. La coyuntura y el apetito voraz por acceder a la renta minera ha sido el pecado original para un bajo desempeño. "Rentismo a ultranza" como anota el autor en uno de los escritos, apropiación de la renta unas veces por el Estado, otras por la empresa privada y/o las corporaciones sindicales y de trabajadores; el eterno vaivén de posiciones liberales y nacionalistas; la coyuntura como fin y propósito. Nunca definimos que clase de minería es la más conveniente para el país, aún hoy seguimos con la letanía de discursos que prometen el paraíso en una realidad que se parece cada vez más al inframundo, donde la informalidad campea y la ilegalidad cada vez más ocupa los espacios que la iniciativa empresarial debería dominar.

La incorporación (o no) a las corrientes globalizadoras de la actividad minera nacional, la historia de la lucha por el control de áreas de probado potencial en el continente americano y de manera particular aquellas ubicadas en los Andes Centrales del país, la lucha por la instalación de fundiciones de metales en el país, la pendular preponderancia de intereses liberales y nacionalistas en el manejo del sector minero nacional, su creciente informalidad, el juego político y, una serena mirada en perspectiva de sus principales proyectos para el siglo XXI; son algunos de los variados tópicos que el autor desmenuza en la primera parte del libro.

Es impresionante constatar cómo después de ser los pioneros en fundir nuestros metales en los primeros años republicanos, un oscuro designio de intereses políticos y corporativos hizo que el país retroceda a la minería para producir concentrados minerales para las fundiciones de ultramar y cómo después de medio siglo de lucha, en los últimos años de la década de los 60, el país vuelve o fundir estaño primero, antimonio y bismuto después. Cómo una de las concentraciones de mineral de hierro más grandes del planeta duerme el "sueño de los justos "por más de medio siglo y cómo, la reserva mayor de litio todavía no acaba de ser ni evaluada. Increíble que teniendo la mayor provincia estannífera de Sudamérica (nuestro Cinturón Estannífero), la crónica falta de exploración y generación de nuevos proyectos mineros, haga que el país siga explotando las minas heredad de los "Barones del Estaño" (Huanuni, Siglo XX, Japo, etc.).

Ni qué decir de los temas de metales menores y tecnológicos, de las tierras raras y de su presencia en la geografía nacional y/o en los concentrados que inocentemente mandamos a los mercados sin recibir ni las gracias por el valor adicional de aquellas "impurezas". Realmente, una extraña e inédita mezcla de ingenuidad y-parafraseando a Sergio Almaraz- "una conciencia nacional débil y evasiva, impide a los bolivianos responder ante su propia historia. No están al margen de la historia pero, frecuentemente no hacen la suya" (Sergio Almaraz 1967, El Poder y La Caída, Editorial Los Amigos del Libro, La Paz, Bolivia).

La segunda parte del libro recopila las columnas de opinión que el autor ha escrito en los últimos siete años en medios de prensa escrita del país y de manera especial en su columna de opinión "Huellas" del periódico de circulación nacional "La Razón". Siete años de opinar sobre la coyuntura de la actividad minera y su relación con la economía y la política del país en los dos últimos siglos, sobre la normativa vigente y sobre el "parto de los montes" que significó la redacción y promulgación de la Ley 535 (Ley de Minería y Metalurgia); sus ventajas y desventajas, el nuevo esquema al que los operadores mineros deben adecuarse y la generación de una inédita "camisa de fuerza" (En opinión del autor) resultante de las nuevas regulaciones sobre áreas mineras y financiamiento de operaciones de exploración y explotación, que devendrán en estancamiento y sequía de inversiones privadas en el sector. Estos algunos de los condimentos que el lector apreciará en la lectura de la segunda parte de este libro que sintetiza el correr alocado de los operadores mineros en la lucha por encontrar "El Dorado" y del Estado en pos de apoderarse y mejorar la esmirriada renta minera; las migajas que el extractivismo deja junto a pueblos fantasmas, testigos de la inmisericorde explotación de los recursos minerales del país.

La invitación está hecha, para transitar los tortuosos senderos de la minería nacional.

(*) Ingeniero Geólogo, ex Ministro de Minería y Metalurgia

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