domingo, 16 de noviembre de 2014

Cuando la palabra censura logró asomar entre las letras

Una polémica, como no se veía en mucho tiempo en el mundo de la literatura nacional, se dio esta semana, luego del incidente ocurrido en la segunda jornada del Festival Internacional Literario Santa Cruz de las Letras. Los protagonistas fueron, por un lado, los escritores cubanos Wendy Guerra y William Navarrete, dos de los 22 invitados internacionales de esta primera versión del encuentro; por otro, algunos de los organizadores: la APAC, la Fundación Cultural del Banco Central de Bolivia, el Ministerio de Culturas y el Centro de la Cultura Plurinacional Santa Cruz, donde se llevó a cabo la inédita cita el 7 y 8 de noviembre.

Censura fue la palabra que más fuerte sonó desde que Guerra y Navarrete indicaran que la organización no les permitió dar la conferencia Cuba por dentro y por fuera. Homero Carvalho fue el primero en negar tal afirmación en una nota publicada en EL DEBER en la que indicaba que su persona, junto a la directora de la APAC, Cecilia Kenning, observaron que la conferencia de los autores cubanos se salía de la temática literaria y abordaba la política del país centroamericano.

A partir de allí, la controversia saltó a las redes sociales, especialmente al Facebook, donde los muros de escritores, periodistas, organizadores del evento y gente interesada en la temática intervenían de una y otra forma aprobando y desaprobando lo hecho por los actores de la polémica.

Desde fuera
Los hechos se caldearon aún más con la publicación de Guerra y Navarrete titulada Santa Cruz de los miedos y difundida en el blog Habáname, del diario español El Mundo. Allí se preguntaron: ¿puede existir un festival de las letras en un país donde la frontera entre libertad de expresión y la censura es puro limbo?

Mientras la autora cubana era señalada por gente a la que le tocó acompañarla como soberbia y prepotente, otro diario internacional, El Nuevo Herald, de Miami, titulaba: “Escritores cubanos censurados por Evo Morales en festival literario”.

Carvalho, que intentaba aclarar el asunto en los muros de varios internautas que cuestionaban su labor, habló con EL DEBER.

En la entrevista reiteró que lo sucedido el sábado 8 no fue censura y dijo que la experiencia lo “hizo reflexionar sobre lo que estamos haciendo como gestores culturales”, a la vez que acusaba a Guerra y a Navarrete de ser enviados por el Gobierno de EEUU y cuestionaba cierta actitud desintegradora de algunos autores bolivianos, aludiendo que existe un grupo encabezado por Edmundo Paz Soldán que se aisló de los ‘viejos’ en el encuentro.

Cecilia Kenning lamentó lo sucedido, pero confirmó que el festival tendrá una segunda versión, la cual probablemente sea bianual. A la vez dijo que la polémica deja algo positivo.

“Es una pena, pero, salvando los problemas, los cubanos nos han hecho mucha propaganda en el exterior, sin querer el festival se ha dado a conocer más allá de donde pensábamos”, expresó Kenning

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