miércoles, 13 de julio de 2011

El Illimani según Piñeiro

Illimani púrpura va por su segunda edición. ¿Cómo fue su proceso de gestación?
-Es mi segunda novela, la primera fue Cuando Sara Chura despierte y fue un regalo, porque no me costó. Esta segunda me ha costado cinco años que me han movido por dentro y en otros aspectos de mi vida. La escribí entre la selva pandina y La Paz. Entre un fragmento y otro pasaban tres o cuatro meses.
Me ha enseñado mucho, porque aprendí que el proceso creativo es vegetal. Es decir, nace, crece, hay que podarlo, florece y se cosecha, pero siempre a su propio ritmo. También aprendí que creando se cree y creyendo se crea. Para mí era como escribir desnudo en la oscuridad, pero al terminar pasan cosas maravillosas. Si uno lo hace honestamente y con devoción, la obra misma te devuelve mucho y opera en la realidad. Eso ha pasado conmigo.
-¿Explicá Illimani Púrpura?
-Es la historia de un tipo al que el Illimani le habla telepáticamente y le dice que está muerto y es su búsqueda, una búsqueda racional. No es una búsqueda ordenada, no es una historia que la puedes agarrar con una ilación cronológica, sino que tiene que ver más con estados. Hay, por ejemplo, un estado del sueño y otro de la borrachera. El personaje se junta con sus amigos y en un tranvía invisible recorren la ciudad de La Paz de otra manera. Más que todo es un homenaje a la amistad, la ciudad, el pasado y a los diferentes estados que uno tiene.
-Muchos artistas plásticos, músicos y escritores han retratado el Illimani. ¿Cómo es el Illimani de tu novela?
-El Illimani es una presencia tan poderosa que, quieras o no, no puedes obviar si vives en La Paz. Y cuando hablo de Illimani púrpura en la novela, hablo de un momento en el que la montaña ya no está cubierta de nieve y se la ve púrpura. Para un paceño esa es una imagen terrorífica que puede ocurrir con los cambios y es una manera de entender que esa montaña sagrada puede convertirse en cadáver.
-Según tu ejemplo del proceso creativo y el crecimiento vegetal, ¿creías que la novela ya estaba madura para ser publicada?
-No, pero me dije hasta aquí llega mi luz y la publiqué el año pasado. Luego ocurrieron cosas muy lindas en mi vida. La primera edición se acabó en seis meses y la segunda se está leyendo. Si escribes honestamente y la gente lo lee es gratificante, da humildad y ánimo para seguir trabajando.
-¿Sos metódico al escribir?
-No, no tengo un orden ni un horario, solo trato de que cuando lleguen las ganas de escribir, que vienen desde dentro, salgan naturalmente. Lo único que hago es obligarme a estar listo siempre y a no hacer otra actividad. Cuando escribo, ni planeo ni hago mapas. Trato de que ese proceso sea interior y exterior.
-¿Vivir en la selva de Pando influyó en tu proceso creativo?
-La ciudad de La Paz y el altiplano tienen la velocidad de la piedra, la gente envejece lento. En la selva todo es vive-muere, vive-muere. Ves una imagen mágica de la vida y al instante ves la muerte. Eso repercutió en mi interior y lo he tratado de transmitir a una ciudad petrificada como La Paz. Pero también me ayudó a entender que los que se quejan en este país porque no se lee y no valoran la cultura lo dicen por mediocres, porque a cambio uno tiene la posibilidad de conocer desde los secretos más hermosos de la selva hasta los secretos más hermosos del altiplano y todo eso es parte de uno mismo y de ser bolivianos.
-¿Sentís la influencia de otros autores cuando escribís?
-Uno debe tener influencias, pero las tiene que reconocer. Es bueno saber de dónde vienen y aprovecharlas. Alguien que considero un maestro y que me va a influenciar es Jesús Urzagasti.
-¿En este libro de quiénes has sentido influencias?
-Del mundo andino, de la selva, de Jesús (Urzagasti), de William Burroughs, Fernando Pessoa... La literatura es telepática porque gracias a leer a los amigos, envían mensajes que ayudan a entender el lugar en el que estás, a salir de los callejones de la vida o a salvarte cuando te encuentras camino a un barranco.
-¿Cómo te sientes escribiendo para cine y para radio?
-Lo considero más un trabajo, pero lo trato de hacer lo mejor posible. Tengo un problema con el cine porque considero que es muy autoritario. Tienes que ver lo que te muestra y listo. Obviamente puede sugerirte muchas cosas, pero no es lo mismo que un libro al que pueden leer 500 personas y cada una de ellas tendrá versiones distintas. La radio da más libertad para la imaginación, pero, como el cine tienes un espacio y tiempo establecido para escucharlos o verlos. Con los libros tienes mayor libertad.
-¿Exploraste otros géneros?
-Mi sueño es ser poeta. Quiero poder vivir de eso, pero no puedo todavía. La narrativa es linda porque tienes la posibilidad de crear mundos, de establecer una lógica, pero la poesía solo la puedes escribir si vives de esa manera y es difícil para mí.

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