domingo, 31 de julio de 2011

El Cuervo apuesta por lo nuevo

Con apenas nueve títulos en su catálogo, la editorial El Cuervo ha logrado en relativamente poco tiempo abrir un espacio propio. Dos características, por lo menos, distinguen a este nuevo emprendimiento: una opción decidida por cierto tipo de literatura, especialmente la narrativa, y la calidad del diseño e impresión de sus libros.

La historia de esta editorial independiente comienza, lo confiesa el tarijeño Fernando Barrientos, su gestor y responsable, con un gesto en el que se confunden en partes iguales el amor por la literatura y la casualidad.

El amor por la literatura se manifestó, el 2008, en la decisión de Barrientos de apoyar la publicación del libro de poemas Cuaderno de sombra del también tarijeño Julio Barriga, por quien el naciente editor declara su admiración y aprecio. Hasta ahí, en rigor, no había ningún plan editorial sino el deseo de ver un buen libro de poemas bien editado. La casualidad consistió en que su propia actividad de escritor (integró las antologías de narrativa boliviana Memoria de lo que vendrá y, más adelante, Conductas erráticas) le permitió conocer a otros escritores de su generación. Y en ese punto, el amor por la literatura le mordió la cola a la casualidad: Barrientos comenzó a pensar en cómo publicar la obra de esos escritores.

Así, la poesía quedó como un lunar inicial (muy lindo lunar, por cierto) y lo que vino a continuación fue una avalancha de cuentos y novelas. Dos escritores cruceños, jóvenes pero ya destacados, están en ese nuevo punto de partida de la editorial El Cuervo: Maximiliano Barrientos que dio a conocer su colección de cuentos Diario y Liliana Colanzi con sus relatos de Vacaciones permanentes.

Pese a ello, Fernando Barrientos prefiere no hablar todavía de una línea editorial constituida. Pero, como ya quedó dicho, su atención se vuelca a una generación de escritores. “Me parece”, dice, “que se ha conformado una generación, un grupo que viene trabajando desde hace por lo menos 10 años, que ya ha publicado varios libros y que está empezando a perfilar una obra. Cuando apareció Edmundo Paz Soldán, no tenía cogeneracionales. Ahora, me parece, la situación es diferente. Con el tiempo se verá qué queda, qué cosas son interesantes. En términos editoriales, me pareció bueno situarme en ese campo”.

Entre los integrantes de esa generación hay algunos que, según Barrientos, han seguido una vena que ha merecido la atención de los medios de comunicación e incluso de la crítica. “Esa vena no tiene nombre todavía, pero se la puede llamar intimismo”, dice. Éste sería, precisamente, el caso de Maximiliano Barrientos y Liliana Colanzi, a la que se puede sumar, entre otros, el nombre de Rodrigo Hasbún. Esta tendencia, en su opinión, pretende cambiar de territorio narrativo, alejarse de una corriente de la narrativa boliviana fuertemente asentada en lo político. “Ésa es una de las tendencias que yo veo que se está formando en esta generación, quizás la que ha salido con más fuerza”.
Los siguientes títulos publicados por El Cuervo son de autores de la misma generación, pero de otras latitudes: los cuentos del argentino Juan Terranova, Música para rinocerontes, y la compilación de narrativa hispanoamericana preparada por el peruano residente en Estados Unidos Salvador Luis: La banda de los corazones sucios. Antología del cuento villano. En este libro participa el escritor boliviano Wilmer Urrelo Zárate. Éste es otro rasgo de la editorial El Cuervo: la literatura se define menos por la pertenencia nacional de los escritores que por cierta manera de encarar la construcción de sus mundos de ficción.
Los siguientes títulos de El Cuervo, ya el 2011, volvieron a Bolivia y, esta vez, a escritores claramente diferenciados

de los anteriores. Mauricio Murillo, quien ganó la última versión del concurso de cuento Franz Tamayo, publicó su primera novela, Los abismos posibles, y Sebastián Antezana, el escritor más joven en ganar el premio nacional de novela Alfaguara con La toma del manuscrito, dio a conocer su segunda novela: El amor según.
A propósito de la novela de Murillo, Barrientos suma otra característica a la literatura de esta generación. “La gente de nuestra generación”, dice, “no se ha interesado sólo en la literatura sino también en el cine, la música, la cultura de masas. Nos hemos criado con eso y ello se nota en las obras”.

En sus dos últimas entregas, El Cuervo volvió a salir del país. Los argentinos Fabián Casas, de insistente presencia en los escenarios internacionales, y Patricio Pron publicaron sendos libros de cuentos: Los lemmings y otros y Trayéndolo todo de regreso a casa, respectivamente.

Antes de terminar el año, Barrientos tiene programado publicar dos libros. Otra antología iberoamericana de Salvador Luis titulada La condición pornográfica, que incluirá un cuento de la escritora boliviana Giovana Rivero, y una antología de crónica y textos llamados de no-ficción preparada por el propio Fernando Barrientos que lleva por título Bolivia a toda costa

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