viernes, 13 de mayo de 2016

Matilde, Baptista, Paz Soldán

El Ansia es un templo, un lugar de retiro que te absorbe del mundo, un oasis literario. Yo creo que, estéticamente hablando, en tanto revista (literaria, aclaro), lo más cercano a la felicidad que he visto y leído en Bolivia en los últimos años.

Un tratamiento terapéutico para el alma, de 220 páginas, que se dejan leer sin mayor esfuerzo y que recomiendo con fervor.

Quienes habitualmente gozamos con los artículos de revistas literarias de afuera, intercalándolos de vez en cuando con alguna lectura de poesía o narrativa, con algún ensayo también, estamos de parabienes. El Ansia Bolivia reúne estos géneros en un solo volumen que no es nada cansador, de la mano de firmas con un bagaje importante dentro de la literatura y el periodismo nacionales, y con autores contemporáneos de una trayectoria y una calidad que no admiten discusión.

El Ansia nace ya con el aura de los bendecidos por eso y porque se ha propuesto huirle al academicismo, lo que es un esfuerzo plausible de acercar la literatura al gran público. Y, es justo reconocerlo, llena un vacío en el mercado nacional, que está relativamente bien provisto de libros pero no de revistas especializadas.

Una revista-libro Esta revista de literatura con formato de libro es co-editada por la Editorial 3600 y La Máquina de Escribir, un sello nuevo que se inaugura de esta manera con el propósito de visibilizar la literatura contemporánea boliviana. Cuenta con el apoyo de varias instituciones como la Alianza Francesa, CRE y VIVA.

La laureada Magela Baudoin, Premio Nacional de Novela 2014 y ganadora del Premio Hispanoamericano de Cuento García Márquez 2015, dirige este emprendimiento, que tiene un Consejo Editor compuesto por reconocidos escritores que en algún momento fueron también periodistas. Así, no resulta extraño que los ensayos literarios sean alimentados permanentemente con herramientas del periodismo tales como la crónica, la entrevista y la columna.

El número 1
Al estilo de El Ansia Argentina, cuyo fundador y director es el escritor José María Brindisi (quien llegó a Sucre para la presentación), mantiene la característica de reflexionar la obra de tres escritores: un narrador, un poeta y un autor de algún otro género, que puede ser el ensayo, la historia o el teatro, por ejemplo.

En esta oportunidad, los escogidos fueron: Edmundo Paz Soldán, Matilde Casazola y Mariano Baptista Gumucio. De ellos escriben Cergio Prudencio, Álvaro Bisama, Sebastián Antezana, Luisa Fernanda Siles, Maximiliano Barrientos, Valentín Abecia López, Mónica Oblitas, entre otros.

Un acto de creación
Una revista es, como el libro, un hijo. Hay que parirla, cuidarla y a la vez transferirle conocimientos — a veces sin darse uno cuenta— que seguramente le harán parecerse a nosotros, aunque tenga vida propia. Una revista es un acto de la creación. Y si es literaria, de la creación más bella.

El Ansia contiene breves ensayos literarios en una doble ruta: la que siguen los tres autores a quienes está dedicada la revista y la que siguen los ensayistas. Es la “creación sobre la creación”.

Son textos vivos sobre autores vivos. En ellos sobrevuela la vivencia y, la mayoría de las veces, la con-vivencia de quienes escriben sobre los que escriben. Por ejemplo, Baudoin, en tono delicado aborda a la poeta mayor de los chuquisaqueños, Matilde Casazola, desde la relación poesía-canto.

El suyo es un ensayo tan completo como íntimo, en el que desvela una secreta admiración y a la vez cierta complicidad con la autora —producto de conversaciones telefónicas y presenciales—, aunque no deja de mantener la distancia de la periodista que escribe novelas.
Gary Daher, Juan Murillo y Cergio Prudencio (este último con la inspiración de lo entrañable, compartiendo fragmentos de correspondencia epistolar entre ambos), completan el análisis crítico de la obra de Casazola, la frágil poeta que en justicia recibe cada vez más seguido homenajes como este.

Si para Matilde destacan las disecciones de pequeños trozos de su prolífica obra, para Mariano Baptista abundan los respetos por su trayectoria de intelectual multifacético y comprometido con la educación y la cultura del país; también con el periodismo y la historia. Con distintas miradas, Luisa Fernanda Siles, Mónica Oblitas, Valentín Abecia y Gabriel Chávez coinciden en ensalzar su labor de rescate del olvido de personajes que, habiendo dejado huella en la Bolivia de la colonia y hasta nuestros días, sin su preocupación y generosidad probablemente no habrían tenido un vuelo tan alto.

Sobre el cuentista, novelista y profesor universitario Paz Soldán, el más internacional de los escritores nacionales, se ocupan algunos narradores que han cosechado éxitos en la última década y que, siendo más jóvenes, de alguna forma se identifican con él, quizá no tanto con su producción en sí —muy personal, con un sello característico—, sino con la corriente literaria fuertemente marcada por el realismo pop de los noventa, antes que con el realismo mágico de las décadas pasadas. Son, además, amigos suyos; por ellos, al menos por Giovanna Rivero y Sebastián Antezana, él ha hecho mucho para abrirles las puertas de la academia en Estados Unidos, su país de residencia.

Se suman el escritor y crítico chileno Álvaro Bisama y el cruceño Maximiliano Barrientos, otro que destaca la generosidad del autor.

Esta revista —lo he dicho ya— tiene un plus que en realidad son dos: textos que influyeron en la obra de cada autor (algunos fundamentales para la literatura boliviana) y también de la propia cosecha, escogidos por ellos mismos. Lo bueno es que, revista como al fin y al cabo es, se puede leer en cualquier momento y nunca como un todo interrelacionado.

La sobrevivencia
Toda revista es, en sí misma, un clásico. Lo que vendrá no es la revista que hoy podemos hojear, si queremos, mojando la yema del dedo para cambiar de página. Esta, que es una novedad, que huele a recién salida de la imprenta, nace con la nostalgia del pasado. El Ansia es un objeto flamante con destino “nostalgioso”, como dirían los argentinos en lunfardo.

Y es que, en este siglo XXI, hacer una revista de papel, más todavía una literaria, pareciera un contrasentido. Algo romántico, de otras épocas, con destino de fracaso.

A propósito del escepticismo de Martín Zelaya, que en su “Letra Siete” expuso bien las “tristemente altas posibilidades de fugacidad y falso afán, según demuestra la historia” (aunque luego muestra su convencimiento de que El Ansia no será una revista pasajera), pienso que el desafío —a más del esfuerzo editorial, sobre todo económico— está en los literatos y en los lectores.

En que se compre, se lea y, sobre todo, se difunda.

En hacer que estas ansias diversas y al mismo tiempo conjuntas de literatura fresca, renovada, no dejen de circular. Que el ansia sea contagiosa.
El Ansia es un templo y además una nueva tabla de salvación para el impreso, que desde hace algunos años viene dando pataleos de ahogado en medio de un océano donde navegantes digitales se mueven como pez en el agua.
EL ANSIA Y SU DIRECTORA
El Ansia - Bolivia es un esfuerzo de Editorial 3600 y La máquina de escribir.
Tiene un Consejo Editor: la directora Magela Baudoin y los escritores Gabriel Chávez, Giovanna Rivero, Gary Daher, Juan Murillo y Paura Rodríguez.

La revista literaria fue presentada el sábado pasado en la Alianza Francesa de Sucre, donde estuvieron presentes el Embajador de Francia en Bolivia, los miembros del consejo editor, el escritor José María Brindisi (fundador y director de El Ansia Argentina), la poeta Matilde Casazola (una de las homenajeadas en este primer número) y otras personalidades del mundo de la cultura de Sucre y de Bolivia.

SU DIRECTORA
Nacida en 1973, Magela Baudoin es periodista, escritora y profesora universitaria.
Es autora del libro de entrevistas Mujeres de Costado (Plural 2010), del libro de cuentos La composición de la sal (Plural 2014) y su novela El sonido de la H ganó el Premio Nacional de Novela 2014 (Santillana-Bolivia). Ganó el Premio Hispanoamericano de Cuento Gabriel García Márquez en su segunda versión.

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