lunes, 16 de mayo de 2016

La lucha por sobrevivir de las librerías de Santa Cruz



Peter Lewy, con 52 años en sus espaldas como librero, cree que es hora de dejar el oficio que siempre quiso tener, y más que por el cansancio que trae la edad (tiene 73 años) es por la arremetida impiadosa que recibe de los impuestos casi a diario y que no le deja ganancias, sumado esto a la piratería, que se campea impune en el centro de la ciudad.

La anterior semana hizo el anuncio de la posibilidad de cerrar este año Lewylibros (la librería que abrió en 1999, a su regreso de Estados Unidos, donde llegó a gerentar una de las sucursales de la famosa Barnes & Noble, en Florida), lo que levantó una serie de muestras de apoyo a su continuidad, pero Lewy cree que las condiciones no van a mejorar, ya que siempre ha sido igual.

Errores formales
Los ‘errores formales’ en los impuestos le cuestan a Lewy miles de bolivianos. Un ejemplo que mostró a EL DEBER fue la declaración de Bs 1 por demás, el año pasado, lo que le costó una multa cercana a Bs 2.000. “Impuestos no me perdona nada. Y no es que uno se niegue a pagar, sino que a veces comete pequeños errores que cuestan demasiado caro”, dice Lewy, que inició su carrera en Los Amigos del Libro, de Cochabamba.

Se suma a esto lo que consideran una fallida Ley del Libro Oscar Alfaro, sobre todo para su sector. “La Ley del Libro ha hecho que no paguemos IVA, pero, al no poder descargar nada, todo se va al impuesto a las utilidades”, explica Lewy, que el año pasado pagó Bs 22.717 por concepto de este gravamen.

“Sin embargo, vemos cómo las librerías piratas trabajan libremente por el centro de la ciudad”, comenta indignado Lewy, agregando que desde hace años la ganancia que logra es mínima.

“Lo que me deja de ganancia la librería lo gasto casi todo en pagar el alquiler”, indica.

En otra librería cerca de la plaza, su gerente, que prefiere mantener el anonimato por miedo a represalias, cuenta que desde que abrió en 2007, ha pagado a Impuestos más de Bs 250.000.

“A las librerías pequeñas nos va mal”, dijo la librera.
A esto se suma la poca costumbre de lectura que hay en Santa Cruz, y por ende, no hay una cultura de compra de libros de parte de la gente.

Sin apoyo

Ricardo Serrano, de la editorial El País, y expropietario de la librería Cunumi Letrao, que cerró hace unos años, cree que no mejorará nada para el sector de las librerías. “Somos un sector débil, de unos cuantos, no somos como los transportistas o los comerciantes, que son miles”, mencionó Serrano.

“También hay mucha desinformación sobre los precios de los libros, mucha gente se queja de que son caros, pero yo le puedo asegurar de que mantienen el mismo precio desde hace años, al contrario que otros productos que han ido subiendo paulatinamente”, señala Serrano.

El editor dice que le molesta que desde las mismas universidades se promueva la idea de comprar libros piratas. Lo mismo que reclama más apoyo de parte de la Alcaldía y de la fiscalía, ya que cuando se hacen redadas contra los vendedores piratas, estos quedan libres porque no hay nadie que lleve las acusaciones adelante

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