lunes, 9 de mayo de 2016

El encanto de leer literatura exquisita y que sea boliviana

En la cultura nacional será un acontecimiento significativo la aparición, en su primer número, de la Revista-Libro “El Ansia”, dirigida por la escritora y periodista Magela Boudain, quien está a la cabeza de un Consejo Editor de destacadas figuras de la literatura nacional.

Por su volumen, 218 páginas, más tendría que suponerse que es un libro, pero sus creadores le dan el acento de ser revista. Su publicación tendrá periodicidad anual, aunque merecería ser por lo menos semestral.

En todo caso, en su primera edición leer el contenido que tiene es una delicia literaria, pues sus textos están escritos con una calidad que llega a suscitar el gusto por la exquisitez, dada su excepcional calidad y originalidad.

Corresponde hacer énfasis en el lenguaje que están escritos los textos. Es muy rico y elegante en su variedad, amplitud y dominio del español, como pocas veces se tiene el privilegio de disfrutarlo en un solo cuerpo.

Puede también sostenerse que nunca antes, en la literatura nacional, se habían consignado y ponderado con tanto brillo y profundidad las personalidades y obra de tres notables creadores: Matilde Casazola, el Latido; Mariano Baptista, la Memoria; y Edmundo Paz Soldán, el Precursor.

Por todo ello, “El Ansia” resultará ser memorable en el país. Pero, además, anuncia que tendrá sus réplicas iniciales en Chile y Colombia. De este modo, tenderá a constituirse en un compendio de la literatura regional.

Ni duda cabe, la gran inspiradora de esta hazaña debe ser Magela Boudain, talentosa ganadora del prestigioso premio hispanoamericano de cuento “Gabriel García Márquez” 2015, elegida entre 161 escritores españoles y latinoamericanos, como autora del brillante libro La Composición de la sal.

En el Consejo Editor se encuentran junto a ella igualmente otros distinguidos y prestigiosos autores literarios del país. Ellos son Giovanna Rivero, Gabriel Chávez Casazola, Gary Daher, Juan Murillo Dencker y Paura Rodríguez L.

En la nota de presentación de la preciosa obra, titulada “Con Ansias”, sus dos primeros párrafos son suficientemente ilustrativos acerca de su incursión en el campo de la literatura nacional, con características singulares, dice:

“¿Cuál la razón de ser una (nueva) revista de y sobre literatura boliviana? ¿Cuál la necesidad, el ansia de crearla? El país desde que el que escribimos, vasta porción de tierra y selva en el centro de Sudamérica, posee una rica tradición literaria y una vigorosa producción contemporánea, casi desconocidas, sin embargo, más allá de sus fronteras e incluso, parcialmente, dentro de ellas. Alejada de los círculos editoriales internacionales, ausente hasta hace poco de sus catálogos, creciendo sin el espoleo de una crítica activa y sin el estímulo de políticas estatales y espacios de difusión que amplíen el número de sus lectores, la actual literatura boliviana goza, al margen de ello, de buena salud y sigue dando frutos en sazón. Sólo hay que ponerlos al alcance”.

“Contribuir a esta visibilización es la tarea que hemos asumido, sin pretensiones pero sin apocamientos, como nuestra. Y queremos hacerlo poniendo en valor la literatura boliviana de manera reflexiva y crítica, aunque sin alejar a los lectores con academismos. El rigor no tiene porqué ir de la mano de la ininteligibilidad o de una erudición de cita a pie de página. Queremos tomar del periodismo –pues quienes hacemos El Ansia fuimos, antes (o además) de escritores, periodistas- su claridad y algunos de sus géneros: la crónica, la entrevista, la columna y combinarlos con ensayo literario, que seguirá siendo el plato fuerte y central de la mesa. Es una irreverencia, quizá, pero ese quiere ser otro de los sellos de la casa: una cierta provocación reposada. Otro lo será una toma de posición respecto del quehacer de la escritura, expresada en la selección de autores no necesariamente reconocidos por el canon interno, ajenos a su preceptiva estética”.

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