viernes, 25 de abril de 2014

Leer para el bienestar

Un libro es un tesoro y el tiempo de lectura debería ser sagrado para todos. Hoy todo son prisas y no nos damos cuenta de que el libro es el mejor amigo del ser humano.

El Día Mundial del Libro fue el miércoles y es un buen momento para reactivar la lectura, por ejemplo, de las obras de García Márquez, que acaba de dejarnos, aunque nos queda Macondo, su personal universo y el realismo mágico. Si no lo conoces, descúbrelo; si lo conoces, revísalo.

Ma. Jesús Álava, directora del Centro de Psicología Álava-Reyes, y Javier Urra, psicólogo clínico y pedagogo terapeuta, nos animan a leer y nos desvelan los secretos que este hábito esconde.

Nos encontramos en una situación en la que fluyen la crisis y el desánimo, por lo que todas aquellas actividades que tienen el objetivo de llenarnos de ilusión se alejan de nuestras prioridades. Llenamos el hueco de lo esencial y dejamos la lectura para otra ocasión.

“En general, las actividades más relacionadas con el ocio y el crecimiento personal sufren una merma cuando tenemos la necesidad de cubrir nuestro tiempo con aspectos más “urgentes”. La lectura es algo intelectual y pasa a ser secundaria”, explica Álava.

¿Qué buscamos en la lectura?

Muchas veces, buscamos en la literatura soluciones a las situaciones que se nos presentan en nuestra rutina. “Sigue habiendo personas que ven en los libros la salida de un conflicto que invade su vida, es decir, buscan una forma de ilusionarse y de evadirse”, añade la psicóloga.

El perfil de los lectores es muy amplio, ya que depende del tipo de producto que se ofrezca en las librerías. Las mujeres tienen tendencia a leer aquellos que abordan la educación de los hijos, temas emocionales y de autoestima, y de comunicación; mientras que los hombres suelen dedicar sus ratos de lectura a temas de ámbito profesional.

Cuando se trata de libros de psicología o autoayuda, los lectores más frecuentes son personas con un buen nivel educativo, así como aquellas con un nivel más básico que intentan buscar una respuesta a sus problemas.

Un libro, una ilusión

La lectura produce una ilusión y nos transporta a un mundo que podemos hacer enteramente nuestro. “Tú eres el principal protagonista y decides lo que quieres hacer”, subraya Mª Jesús Álava.

“Hay determinados libros que provocan cierta ilusión e impulsan a la acción, que es algo fundamental. Estamos viviendo de forma reactiva, y es que según nos llegan las cosas, vamos reaccionando. Un buen lector intenta ser proactivo y tener claro qué es lo que busca en su vida y lo que tiene que hacer para conseguirlo”, dice Álava.

Un libro es un medio esencial para buscar nuevas fórmulas que aplicar y para aportar experiencias hacia otros. A veces buscamos en la lectura el ánimo que hemos perdido. Las páginas nos aportan una actitud positiva que nos ayuda a superar nuevas dificultades.

Leer nos invita a la reflexión y no a hundirnos en una crisis más grande de la que ya podamos tener.

Hay un problema entre el libro y la acción, ya que, por ejemplo, la mayoría de los libros que los adolescentes leen contienen signos de violencia. Esto luego hace estragos en la vida real, por lo que facilitar el paso de la realidad a los lectores es una de las funciones que tienen los autores. “Tenemos que conseguir que haya un antes y un después en la lectura de determinados libros”, señala la expe

Lectura superficial, error fatal

La falta de comprensión lectora y de expresión verbal son los dos problemas que aparecen con la poca atención que ponemos a la hora de abrir un libro. Una persona que lee sin profundidad, es una persona mucho más susceptible de caer en la manipulación porque, de esa forma, se trabajan menos las ideas propias, se reflexiona menos y no se tienen los conceptos tan claros.

“Si queremos coger las riendas de nuestra vida, hay que partir de una serie de principios que sean realmente nuestros”, resalta Álava.

Las nuevas tecnologías, una gran influencia

“La tecnología es uno de los principales factores que hacen que la lectura no nos resulte tan importante”, dice Javier Urra.

Leemos de forma superficial, y es que los soportes más modernos están ganando terreno en este aspecto. Ma. Jesús Álava sostiene: “Hay gente que devora libros y esto, casi siempre, ocurre con la literatura de ficción. Es mucho más fácil leerlos en formato digital y lo que ocurre es que, al tenerlos en este soporte, no los volvemos a leer ni trabajamos sobre ellos”. Es distinto el caso de los libros de no ficción, en concreto los denominados de autoayuda, ya que la mayoría sí tendemos a quererlos en papel.

Depende del tipo de lectura, las nuevas tecnologías tienen más o menos impacto.

Ventajas y beneficios de la lectura

• Entrenamos la atención y la reflexión. Por tanto, buscamos soluciones y tomamos decisiones.

• Nos crea un espíritu positivo y abierto, además de impulsarnos mucho más a la acción.

• La mente y los sentimientos se abren mientras prestamos atención a las historias que leemos. “Necesitamos la lectura para reír y llorar, nos da sentido del humor y nos transmite emociones”, señala Javier Urra.

• Abrir un libro nos da paz. “Cuando hacemos una lectura de forma concentrada, se convierte en un equivalente a la relajación emocional”, afirma la especialista.

• La creatividad es algo que se trabaja mucho con la lectura y, si esta es diaria, es un estímulo permanente que ayuda a nuestro desarrollo intelectual.

• Enriquecemos el lenguaje. “Nos ayuda a aumentar el nivel de cultura general y esto es lo que nos hace ser seres humanos”, afirma Urra.

“Es como si te frenara. Siempre que terminamos de leer, lo hacemos con una sonrisa en el rostro”, relata la especialista en psicología.



¿Cómo crear el hábito?

• Elegir un libro con un tema que motive, un libro que al lector le vaya a resultar estimulante y atractivo.

• Buscar un momento del día en el que la lectura pueda encajar perfectamente.

• Comenzar con cinco minutos. A medida que avanzan los días, el tiempo de lectura aumentará un minuto.

• Al llegar a veinte minutos, será el momento para aumentar el minuto de lectura cada dos días. El momento en el que hayamos alcanzado los 30 minutos, ese rato se convierte ya en un momento de reflexión.

• ¿Qué pasa cuando terminamos el libro? Hay que pensar en otro que le pueda sustituir.

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