jueves, 27 de octubre de 2011

“Al compartir cuentos, la gente sueña y está en comunión”

Cuéntanos sobre tu participación en el Festival de Narración Oral de Zacatecas.
Para mí fue una experiencia muy interesante ir al Festival de Narración Oral en Zacatecas, porque me he encontrado con grandes maestros; por ejemplo, con dos españoles que hacen una cuentería muy humorística; con Carlos Genovés, quien es un chileno que lleva 30 años narrando cuentos y es un gran maestro. Aprendí de todos ellos, saqué muchas cosas rescatables para mí. Cuando los vi actuar, me quedé impresionado, y cuando llegó mi turno, el público reaccionó muy bien porque me pidió que contara otro cuento más y, finalmente, la gente me ovacionó y se paró para aplaudirme. Eso para mí fue emocionante. Fue una gran experiencia estar allá y compartir el escenario con grandes maestros.
¿En qué escenarios contaste las historias?
Estuve en Juan Aldama, que es un municipio de Zacatecas; también estuve en Río Grande. En Juan Aldama, nos presentamos en una unidad educativa y en Río Grande contamos en el auditorio de la Casa de la Cultura. El espectáculo era para todo público y todos gozaron. Los niños nos pedían cuentos de terror y se les narró cuentos de terror. En México hay una gran cultura y tradición de cuentos de terror. Ellos se emocionan mucho al escuchar este tipo de cuentos y, aunque saben que van a brincar de susto, los siguen escuchando y piden más. Luego estuve en el hospital, en el Teatro Municipal de Zacatecas y en la Gran Callejoneada que se realiza en lugares similares a la calle Jaén, donde hay diferentes cuentos y leyendas.
¿Qué historias contaste durante el festival?
En la Gran Callejoneada conté una historia llamada “El sapo”, del libro Cuentos de brujería, de Antonio Paredes Candia, el cual me pidió que contara María Eugenia Márquez, organizadora del festival; lo conté y la gente quedó encantadísima. Había como mil personas. Otros cuentos que llevé son: “Los caracoles que ven el futuro”, de Freddy Bravo; “El vendedor de globos”, “Historias locas de animales cuerdos”, “El terrible guerrero”, “La gallinita trula”, que es de una escritora argentina, y “La zorra enamorada”, de Óscar Alfaro, además de cuentos con la temática de igualdad. En Juan Aldama conté “El país de los ratones” y “El zorrillo enamorado”, de tradición oral. También conté la historia de las dos mosquitas que se quedaron atrapadas en el Illimani, el cuento de la luciérnaga. Narré “Tiro, lazo y aguayo”, de Antonio Paredes Candia, en la Capilla de Mexicapan que antes era un cementerio.
¿Cuánto tiempo estuviste en Zacatecas?
Estuve allá del 3 al 10 de octubre. Realicé un espectáculo de gala en solitario el sábado 9 de octubre en el Teatro de Zacatecas. Las demás sesiones de cuentos fueron compartidas, es decir, íbamos entre tres o cuatro narradores y compartíamos el escenario y cada uno tenía entre cinco y ocho minutos para contar su cuento. En cambio, en la gala, yo tenía una hora para narrar, así que compartí con el público Historias locas de animales cuerdos.
¿Cómo fue el intercambio con los otros participantes?
Los cubanos, quienes son maestros en la música y en el arte de contar cuentos, me regalaron un cuento de un niño que es muy bello para que yo lo cuente y me pidieron que les regalara el cuento de la “Zorra enamorada”, de Óscar Alfaro, para que ellos lo narren.
Fuera de la narración, ¿has tenido la oportunidad de escribir cuentos?
Tengo tres cuentos míos. Uno es sobre la Guerra del Chaco y aún no tiene nombre. Lo escribí para el Encuentro Boliviano Paraguayo. Otro de mis cuentos se llama “Wayra, el zorrito”, y me basé en el escape de uno de estos animalitos, del cual fui testigo, del zoológico de Oruro. El tercero es un relato que habla de un ángel de luz y está dedicado a mi hijita Guadalupe Naira Wara, de un año y tres meses. Este cuento nunca lo he contado, pero está ahí escrito, me falta contarlo. Además de los cuentos, tengo un espectáculo de clown que aún no lo he puesto en escena y que trata de los correteos de un padre de familia al vivir con su bebé. Es un juego gracioso llevado al ridículo de lo que yo he pasado, basado en mi experiencia propia.
¿Qué significa contar cuentos para ti?
Al principio era cuestión de ego personal, pero no veía el trasfondo de que cuando cuentas cuentos, todo se pone en comunión, todos te escuchan y con la palabra, que es una de las armas más fuertes que existen, puedes transmitir mucho. Hace tiempo comprendí que al narrar no sólo transmito enseñanzas, estoy uniendo a la familia. Estamos en un mundo tan sistematizado en el trabajo que las personas mayores nos olvidamos de estar con nuestros hijos y estamos dedicados a trabajar, acumular y ganar. Cuando cuento historias, la gente se siente en comunión, y, por un momento, las personas mayores vuelven a ser niños y los niños ríen, comparten y se sienten en casa por un instante, ya que, aunque haya sido un instante, lo van a contar y dejará de ser un instante. Cuento para unir, para que la gente se vuelva a escuchar, sueñe y que cada uno vea el cuento a su manera. Los cuentos te hacen soñar, te enseñan, te unen, por eso me gusta contar historias.

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