domingo, 16 de diciembre de 2012

Teresa Gisbert, historiadora “Nada mejor que el arte para comprender la realidad”

Hablar de Teresa Gisbert y José de Mesa es hablar de dos de los más prestigiosos historiadores bolivianos, “los más reconocidos en el mundo”, precisa su colega cruceño, Alcides Parejas Moreno.

Pero, sobre todo, es hablar de dos precursores, dos descubridores que revelaron y realzaron, en décadas de trabajo, las innumerables riquezas materiales e intangibles que el transcurrir de los siglos y el paso de las generaciones dejaron a lo largo y ancho de Bolivia.

“Ante todo nos dimos cuenta de que somos diferentes”, comenta Gisbert tratando de resumir el verdadero significado de esta aventura que significó reconstruir el país desde su arte, su cultura, su riqueza histórica y humana.

“Mi marido y yo -comenta después- insistimos en el concepto de arquitectura mestiza' que en su tiempo fue considerado racista, pero que ahora todos usan”.

Ésas son, definitivamente, dos de las claves mayores del legado de esta pareja de intelectuales: el reconocimiento de la Bolivia diversa, plural, y la aceptación de la Bolivia híbrida, multicultural.

Es por eso que cobra un incalculable valor la presentación -mañana, a las 19:00, en el Jardín Japonés de La Paz- de los tres tomos de Historia del arte en Bolivia, monumental obra que refleja el legado de la incansable labor de José de Mesa y Teresa Gisbert, sobre la que la experimentada historiadora conversó con Página Siete.



- Sus hijos señalan que ésta es la “obra cúspide” de su carrera, ¿está de acuerdo? ¿Por qué debe considerarse así a Historia del arte en Bolivia?

- Resume lo que mi esposo y yo hemos visto durante nuestra vida, no sólo lo que conocemos de Bolivia, sino lo que hemos visto en toda la América Hispana, y también en España, lo que nos ha permitido comparar.

- ¿Cómo puede resumir el contenido, cuál es la división de los tres tomos, la estructura o plan general del trabajo?

- Es un libro muy grande y pesado. No es cómodo ni para leer ni para mirar, por eso pensé en los tres tomos que permitan diferenciar las épocas para que cada vez el lector pueda elegir sólo la que le interesa: prehispánica, virreinal o republicana (siglos XIX y XX).

Todos tienen una introducción común, una historia propia del período expuesto, la cual muestra el trasfondo social; y luego se exponen por separado las diferentes etapas, mostrando finalmente qué es lo que queda del período precolombino, del virreinal y del republicano.

- Más allá de los descubrimientos físicos o materiales, ¿cuál es el mayor aprendizaje histórico?

- Ante todo, nos dimos cuenta que somos diferentes. La Colonia es muy controvertida, pero (por centrarnos mucho en ella, a veces) olvidamos la invasión inca, las relaciones de Tiwanaku con Pucara (Perú), todo ello en tiempos prehipánicos. También olvidamos, en el siglo XIX, el dominio inglés en lo económico y francés en lo cultural. Bolivia no nace espontáneamente sino que forma su identidad conservando lo que elige como propio.

Aún se habla aymara, lengua de los constructores de chullpas; se baila para el Señor del Gran Poder que “aparece” en la Colonia, aunque se toma Coca-Cola y cerveza, se usan bluejeans, se “ch’alla” con vino y se juega fútbol. El arte permite comprender rápidamente esta realidad tan nuestra, este mundo tan nuestro y tan idéntico a sí mismo.

-¿Qué experiencias (viajes, investigaciones, proyectos, etc.) recuerda con mayor satisfacción?

- Mis tres años en España, mi larga estadía en Perú, el tiempo que pasé en la Fundación Getty (EEUU) que me permitió preparar mi libro Los pájaros parlantes donde muestro la integración de América virreinal con todo el mundo: Europa, África, el mundo musulmán y el extremo oriente.

- En su criterio, ¿cuál es la mayor riqueza artística cultural de Bolivia o el periodo histórico en el que mejor se desarrolló la creatividad?

- Sin duda, Tiwanaku, luego el conjunto de chullpares pintados al pie de la cordillera Occidental que conocí gracias a la insistencia de Elvira Salinas; ella en sus trabajos sobre ecología los conoció y me insistía para que yo los viera, fue el descubrimiento de mi vida.

- A propósito de descubrimientos, ¿cuáles de sus aportes cree que quedaron más, que se aceptaron y reconocieron tanto en ámbitos académicos como populares?

- Mi marido y yo insistimos en llamar a la arquitectura virreinal “arquitectura mestiza” pues en ella, sobre una estructura europea, se incluyen elementos nativos como el mono (dios de la estabilidad y de las construcciones), el sol y la luna, que eran adorados durante el incario.

Hacia 1960 discutimos el término en Nueva York ante un grupo de expertos, y fue rechazado por racista, pero ahora todos lo usan.

Luego trabajamos en las misiones jesuíticas de la Chiquitania. Las conocimos a través de don Plácido Molina que estaba dispuesto a salvarlas cuando casi nadie las conocía y a pocos les interesaba; ahora son uno de los orgullos de Bolivia.



- Acopiar tanto conocimiento e información recorriendo el país es, sin duda, una experiencia que más allá de enriquecer los archivos, seguramente enriquece espiritualmente. ¿Qué puede contarnos del “otro lado” de su oficio, de lo que le dio como persona?

- Yo recuerdo a menudo a mi esposo pues él me arrastró a los lugares más escondidos, nunca tuvo miedo a nada, vivía el presente y el futuro, seguro siempre de que iba conseguir lo que quería, y lo consiguió.

Quizá mi hijo Andrés, que trabaja en la Sagrada Familia de Barcelona, heredó su fortaleza; mi hija Isabel también tiene esa fortaleza y trabaja feliz escribiendo libros para niños; Teresa pinta, y decir pintor es todo lo que he resumido en líneas anteriores.

Todos conocen a Carlos, ciertamente más que a mí. Creo que su integridad es su principal característica. Estoy muy ligada a mi familia y a mi país, a los más pequeños de mis nietos así como a los colegas que comparten mis inquietudes.

Ideas, nombres, verdades...
- Siglo XIX.

- Pobre en lo que respecta al arte, se salvó gracias al pueblo llano que se apropió del arte dándole la popularidad y la fuerza que hoy tiene.

- Siglo XX.

- Hay atisbos de recoger el pasado; así, Emilio Villanueva proyecta la UMSA eligiendo formas y motivos tiwanakotas; Marina Núñez del Prado y Cecilio Guzmán de Rojas exaltan al indio'

- El arte boliviano.

- Como todo arte, es una lucha continua.

- El artista boliviano.

- Hoy está olvidado e injustamente relegado, no le damos la importancia que tiene como testigo de nuestro tiempo.

- La riqueza y potencialidad cultural

- Ha pasado a la fotografía y el cine.


Punto de vista
Carlos Villagómez ArquitectoHistoria del arte en Bolivia es, ante todo, un trabajo en la línea editorial que algunos autores definen como compendio enciclopédico y está desarrollado sobre la base de los libros, investigaciones y monografías ya publicados por Mesa y Gisbert. Por esta definición, sólo un trabajo perseverante y tesonero de síntesis puede decantar tanta información documental y gráfica acumulada por los historiadores a lo largo de su vida académica.

En ese trabajo de recapitulación y considerando que ahora la historia se escribe también con imágenes, el desafío de condensar el enorme registro fotográfico almacenado en su archivo es enorme.


Alcides Parejas Moreno Historiador La obra de José de Mesa y Teresa Gisbert (tanto monta, monta tanto, José como Teresa) es fundamental para la historiografía nacional. Es más, es de capital importancia para la bolivianidad, pues a partir de la investigación de los Mesa - Gisbert (que se inicia a fines de los 50 y sigue vigente hasta el presente), los bolivianos nos hemos mirado al espejo y hemos empezado un proceso de aceptación de nuestra mesticidad -gracias a la historia del arte- y de autoestima.

Simplemente esto ya es mucho. Sin embargo, hay mucho más. El aporte de José y Teresa a la historiografía del arte latinoamericano es de una enorme importancia. Sin lugar a dudas, son nuestros historiadores bolivianos más reconocidos a nivel internacional.


Vida Teresa Gisbert Carbonell nació en La Paz.


Estudios Se graduó en arquitectura y urbanismo y se especializó en historia del arte.


Obra Entre sus libros figuran, Literatura virreinal en Bolivia, Iconografía y mitos indígenas en el arte y El paraíso de los pájaros parlantes.

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