miércoles, 5 de diciembre de 2012

La crisis minera provocará una caída de la economía orureña



El libro “Los dilemas de la minería” escrito por expertos del ámbito revela que la nueva Ley Minera pretende subir las regalías y los impuestos por encima del 67% que se paga en la actualidad, hecho que haría inviable esa actividad productiva.                                                       
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La situación de la minería es de interés fundamental para toda Bolivia, pero lo es más aún para el departamento de Oruro, por lo que “cualquier caída en la producción y en el valor de las exportaciones mineras, incidirá directamente en una caída de las economías orureña”, proyectó hoy el sociólogo e investigador Henry Oporto al presentar el libro “Los dilemas de la minería”.

Como un “momento caótico” expresado en una “encrucijada” que conduciría a la minería boliviana por un camino destructivo y de retroceso, o, hacia un golpe de timón para reencauzar la política del sector, es considerada la situación actual de esa actividad  en la mencionada obra escrita por ex ministros y expertos del área.

La obra recupera una serie de estudios técnico/científicos de coyuntura y estructurales de corte internacional y nacional que abordan distintos factores: competitividad, volatilidad de precios, conflictos sociales, inversiones, seguridad jurídica, nivel de acceso a la actividad empresarial de la minería, índice de políticas mineras e investigaciones de percepción ciudadana sobre la valoración de la problemática.

Situación regional

El empleo y los ingresos de miles de familias de este departamento de Oruro están ligados a la actividad minera. También los ingresos fiscales se nutren significativamente de las regalías y otros impuestos de la minería, sostuvo Henry Oporto al señalar que la economía de Oruro es altamente dependiente del desempeño del sector minero, y sobre todo de las exportaciones mineras. “En la última década, el 95% de las exportaciones totales de Oruro y Potosí han sido exportaciones mineras”, precisó.

“Los orureños tienen razones vitales para cuidar que la minería se mantenga con buena salud y que se eviten los factores que hoy día representan un riesgo como son la falta de inversiones, el agotamiento de los yacimientos mineros, el debilitamiento del sector minero privado, el descenso de los precios internacionales de los minerales, la escalada de conflictos sociales, la incertidumbre en la legislación y la política minera”, afirmó.  

Baja competitividad y desinversión

El problema no es tanto la incertidumbre por la inestabilidad de los precios; ni siquiera es la lucha fratricida de las facciones de mineros (como los casos recientes de Colquiri y Mallku Quta), “la cuestión medular es la baja competitividad de la minería boliviana y el déficit de inversiones”, aseguran los autores Henry Oporto, Dionisio Garzón, Jorge Espinoza y Pedro Portugal, en el marco de los estudios realizados por la Fundación Pazos Kanki (2012). 

Consideran que Bolivia parece haber transitado de la ilusión por la bonanza minera a un estado de inquietud, al ver cómo la riqueza minera se convierte en la manzana de la discordia entre grupos dispuestos a destruirse mutuamente por una veta de mineral. “Pero esta imagen no es sino la punta del iceberg. La roca profunda contiene una carga quizás más nociva aún”.

“Es un coctel complejo de muchas cosas: volatilidad de precios internacionales, con tendencia a la baja; avidez por la explotación minera;  rentismo corporativo que ha convertido al gobierno en rehén de la presión social; retorno a políticas improductivas de corte estatista y anti-inversión privada; ausencia de Estado de derecho que hace de la minería un mundo sin ley ni orden. Casi la tormenta perfecta”, contiene  el estudio informativo, analítico y critico.


La minería privada estrangulada

El libro sostiene que  las escasas inversiones no permiten sustentar un desarrollo robusto y de largo plazo de la actividad minera: “el proceso que comenzó en los años noventa, con importantes inversiones de riesgo, que fueron madurando en más de una década, ha perdido impulso y prácticamente se ha interrumpido. La situación hoy es incluso de desinversión de capitales, como efecto de los ataques a la minería privada, el desalojo forzado de empresas, la cancelación de contratos de exploración y explotación de área mineras”.

Precisa que en 2011, la minería mediana representó el 60% del total de las exportaciones mineras; en cambio, al primer semestre de 2012 su participación cae al 48.7% de las exportaciones nacionales, y con tendencia a una mayor reducción. Esta disminución de las exportaciones de la minería mediana, señala la obra, suponen que el país percibe menos ingresos fiscales, ya que de este sector provienen las regalías y los impuestos más altos.

“De hecho, la suma de la regalía que la minería mediana paga es el 66.6% del total nacional, más del doble de lo que el Estado recauda por ese concepto del sector cooperativo (28% del total). COMIBOL aporta apenas el 5.1% de las regalías mineras”, según los datos contenidos en el libro.

Investigaciones internacionales

El estudio considera que “Bolivia califica muy mal” en los rankings internacionales que influyen en la percepción de los inversores, especialistas y tomadores de decisión en las agencias y organismos internacionales, tales como el Informe de Competitividad Global 2012 elaborado por el Foro Económico Mundial que sitúa a Bolivia en el puesto 104 de 144 países, siendo el tercero de Sudamérica tras Paraguay (116) y Venezuela (126).

Cita también el estudio Doing Business 2012  elaborado para el Banco Mundial (BM) que posiciona a Bolivia en el lugar 153 entre 183 países en el índice sobre la “factibilidad de hacer negocios”. El 2011, el país ocupaba el puesto 147 y en la región Latinoamericana, entre 32 países ocupa el número 29, por encima de Surinam, Haití  y Venezuela. Señala además que el Fraser Institute, entidad internacional especializada en temas de la industria minera, sitúa a Bolivia en el antepenúltimo lugar de los distritos mineros entre 93 países del mundo en relación al Índice de Políticas Mineras.

Presión tributaria asfixiante

Basados en una serie de indicadores y datos comparativos oficiales de origen nacional e internacional, los autores de la obra aseguran que “la presión tributaria sobre la minería privada es asfixiante”: “la regalía minera en Bolivia es más del 200% de la que se paga en Chile y en Perú, y 100% más que lo que se paga en Argentina. También el impuesto a las utilidades en la minería boliviana es mucho más alto que en países vecinos”.

                      Impuesto sobre Utilidades de las Empresas (Perspectiva comparada)
Concepto
Bolivia
Argentina
Chile
Perú
Impuesto sobre
utilidades
37.5%
35%
17%
30%
Impuesto por remesa de dividendos
12.5%
0
18%
4.1%
Total
45.3%
35%
35%
32.9%
            FUENTE: Los Dilemas de la Minería (2012)


            Regalías mineras (Perspectiva comparada)
Considerando
Bolivia
Argentina
Chile
Perú
Unidad -35%
5%  - 7%
0  - 3%
1,75%
2,00%
Unidad -50%
5%  - 7%
0  - 3%
3,33%
3,57%
Unidad -65%
5%  - 7%
0  - 3%
6,05%
5,75%




            Participación del Estado en la renta minera
Concepto
Tasas
Operación Normal
en $us
Operación Normal en %
Ventas brutas

100.00

Costo de operación

  70.00

Utilidad Operativa antes de impuestos y regalía

  30.00
100.00
Regalías sobre ventas brutas
6.00%
    6,00
  20.00%
Impuestos a las utilidades (IUE-AA)
37.50%
    9,00
   30.00%
Remesas
12.50%
    1.80
     6.00%
Otros impuestos (ITE, IT, ITPVA, etc.
  2,00%
     0.6
     2.00%
Participación del tasado sin Ajuste por Inflación

  17.40
    58.00%
Impuestos Ajuste por Inflación (base inversión $M 100 variación de UFV 7.15% -promedio 2008-2011)
37.50%
    2.68
      8.94%
Participación Total del Estado

  20.081
    66.94%
FUENTE: Los Dilemas de la Minería (2012)

“Como consecuencia de esta elevada tributación, en la actualidad, Bolivia es considerada como el país que tiene la mayor participación en impuestos y regalías en América Latina y, a la vez, es el que menos incentivos ofrece a las inversiones mineras”, señalan los expertos.

Tributación en la nueva Ley Minera

Se refieren también al proyecto de Ley de Minería (en etapa de elaboración) y advierten que éste “pretende subir la regalía por sobre el nivel actual de 6% y elevar el impuesto por remesa de dividendos de 12.5% a 25%. Con ello, la participación del Estado (government take) en la renta minera subiría por encima del 67%. Actualmente, dos de cada tres dólares generados por los productores mineros ya son apropiados por el Estado”. “De imponerse este criterio, se aplicarían los impuestos más altos con el efecto de poner el riesgo la continuidad de las operaciones mineras en Bolivia”, acotan.

Es por ello que los autores proyectan que “si se impone el criterio de que COMIBOL participe en los proyectos ejecutados por empresas privadas, percibiendo el 55% del valor de la producción, la participación tributaria del Estado subiría hasta un 91%. Con ese tratamiento tributario” y, cuestionan: “¿habrá quién quiera invertir en Bolivia?”.

De la encrucijada al golpe de timón

En criterio de los coautores de la obra, “el sector privado está siendo estrangulado, al punto que la minería podría reducirse a un puñado de empresas estatales, de dudosa viabilidad, y un extenso conglomerado de pequeñas operaciones de cooperativas y productores informales (¿un minifundio minero?), con el resultado previsible de un estancamiento general de la actividad minera”.

La encrucijada es dramática: o seguimos un camino destructivo que hará retroceder por décadas a la minería, o buscamos un golpe de timón para reencauzar la política minera hacia el desafío de la competitividad y la modernización, en un contexto de apertura y garantías a la iniciativa privada, el rol eficaz del Estado en la promoción de la industria minera y la participación de una gama amplia de pequeños productores articulados a cadenas de producción, transformación y exportación minera”, acotan.  

El libro Los dilemas de la minería interpela a la sociedad con respecto a la situación de un sector crítico para la economía nacional. Los expertos explican que el propósito de la obra es también contribuir a una tarea imprescindible: “diseñar políticas mineras asentadas en la realidad y con visión de futuro, alejadas de los espejismos ideológicos, tanto como de la improvisación y el populismo demagógico”. 
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