Cada vez que Gabriel García Márquez publica una obra, la piratería reacciona de inmediato. La versión pirata de su nuevo libro, Yo no vengo a decir un discurso ya se vende en las calles paceñas y se oferta entre 30 a 35 bolivianos.
“Es uno de los más demandados por la gente. Está saliendo y se está vendiendo. Todos preguntan por el libro”, comentó una de las comerciantes.
En algunos puestos del pasaje Marina Núñez del Prado y en la avenida 16 de Julio, los libros del Nobel de literatura se exhiben y también son ofertados. “Ya me llegó lo último de García Márquez”, ésa es la frase más recurrente de las vendedoras.
La obra original todavía no llegó a nuestro país. “No tenemos una fecha exacta de cuándo nos va a llegar el libro”, señaló Enrique Martínez, de la librería Martínez Acchini.
En España y en la mayoría de los países latinoamericanos la novela ya es comercializada desde su presentación, que fue el pasado 29 de octubre.
Yo no vengo a decir un discurso es una recopilación de los textos del premio Nobel de literatura, que fueron escritos para ser leídos por él mismo ante un público. Los mismos recorren desde su primer discurso que fue escrito a los 17 años, para despedir a sus compañeros que se graduaban en el Liceo de Zipaquirá, en 1944, hasta el que leyó en 2007 ante las Academias de la Lengua y los Reyes de España cuando cumplió 80 años.
El texto grupa 22 textos que el laureado autor colombiano escribió de 1944 a 2007.
La versión pirata, que se comercializa en la calles, tiene la misma firma de la editorial Mondadori, que se encargó de realizar la recopilación de los discursos. Esa casa editora puso en el mercado colombiano 40.000 ejemplares del libro, según informó la agencia EFE.
Desde que el libro se público, en las primeras semanas en las librerías más reconocidas de Colombia, la obra de García Márquez ya estaba en el primer lugar de los más vendidos.
En La Paz, las vendedoras cuentan que la obra llegó desde el Perú, al igual que El sueño del celta, de Mario Vargas Llosa, que es otro de los más cotizados.
“Es una pena que la piratería no se pueda controlar, lo ilegal siempre se mueve más rápido”, señaló Martínez, quien reiteró que todavía no les han notificado la llegada de la obra.
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