jueves, 2 de octubre de 2014

Un libro revela la presencia de los aviones en el cine silente del país

En 1923, el director italiano, Pedro Sambarino llegó a Bolivia para rodar cortometrajes y documentales sobre las obras del gobierno de Hernán Siles. Sin embargo, ese mismo año, el cineasta filmó también la caída de un aviador. El hecho marcó un antes y un después en la aviación y la cinematografía boliviana.
Ése acontecimiento fue el punto de partida de la investigación del crítico de cine Claudio Sánchez, quien publicó los resultados de ese trabajo en el libro Los aviones en el cine silente boliviano. La obra, publicada por la editorial 3600, será presentada hoy, a las 19:00, en la Cinemateca Boliviana.
La investigación se centra en la presencia de los aviones en la cinematografía boliviana desde 1923 a 1936. El punto de partida es la llegada del cinematógrafo al país hasta la conflagración bélica en el Chaco (1932-1935).
"En esa época, la aviación y la cinematografía son dos máquinas que se desarrollan rápidamente. Provocan una revolución. Surge la intensión de mostrar el país, lugares desconocidos en ese entonces como el oriente”, dijo Sánchez. Por eso, según el investigador, entre las primeras imágenes del cine silente se observan tomas áreas del oriente boliviano. "Esos registros del oriente son hechos por cineastas a pedido de los gobernantes, quienes de alguna manera buscan sentar soberanía más allá de la Cordillera del país”, dijo Sánchez, quien inició la investigación en 2010.
De acuerdo al estudio, en la época del cine silente boliviano se filmaron una serie de cortometrajes, documentales y ficciones con tomas aéreas. "La primera película cruceña, de 1928, tiene como figura un avión sobrevolando Santa Cruz. El Chaco fue también uno de los territorios más filmados”, dijo.
Según Sánchez, entre los trabajos de esa época están La Campaña del Chaco, de Juan Peñaranda Minchín. También se destaca una de las pocas películas de ficción Hacia la gloria, de Mario Camacho y Juan Jiménez. También, se aborda la travesía del aviador boliviano Juan Mendoza. Sánchez dijo que en esa época los aviones representaban "el progreso” del país. "Ninguno de los cineastas de la época sin lente ha estado lejos de los aviones”, enfatizó.

Sobre el trabajo
2013 El crítico de cine Claudio Sánchez presentó su libro Los aviones del cine silente boliviano, en el XXV Festival de Cine de Viña del Mar, en Chile, que se realizó en noviembre del año pasado.
Investigación Según el también crítico de cine, el contexto histórico es de fundamental importancia para poder acercarse a lo que ha sido la presencia de los aviones en el cine boliviano silente.

Muestra La investigación, en especial documental, se realizó entre los años 1923 y 1936.

Fragmento del prólogo del libro
Esta historia sobre aviones y cine; sobre máquinas y tecnología, podía haber sido la base de una novela que ubicara al lector en un tiempo lleno de episodios que son también ficciones, puestas en escena y representación de su propio tiempo. Pero el presente ensayo se propone revisar la actividad cinematográfica boliviana desde la caída de un aviador italiano en 1923 y su posible registro hecho por la cámara de Pedro Sambarino, hasta el final de una guerra que enfrentó a Bolivia y Paraguay en los años treinta. Sánchez reflexiona sobre los años de las actualidades, provoca sobre la posición de los realizadores de la época: tan cerca de la propaganda como del documental y en el umbral de lo argumental... (Autor del prólogo: Manuel María Caballero)

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