domingo, 5 de octubre de 2014

Josep M. Barnadas: con la historia de Bolivia en la sangre



Recibí en 1998 una carta de puño y letra del doctor Josep M. Barnadas con varios recados. Uno de ellos dice: “aunque no tengo ganas de morirme todavía, va un panorama de cosas que llevo entre manos desde hace años. Siempre vale más prevenir que lamentar: quédatelo y, si llega un día que puede ser de utilidad, úsalo.” Y en adjunto me enviaba el documento intitulado “Trabajos que están en estado más o menos avanzado y que me gustaría acabar antes de morirme o que alguien les diera la última mano después de mi muerte”. Dieciséis años después de aquella carta, el precavido historiador fallecía en Cochabamba el viernes 26 de septiembre, a los 73 años, en plena e intensa producción intelectual según ese plan de trabajo y otros que se había trazado posteriormente.

Nueve son los trabajos pendientes en 1998: el Diccionario Histórico de Bolivia y la Bibliotheca Boliviana Antiqva (1535-1825) —libros monumentales que llegó a publicar en 2002 y 2008, respectivamente—, la Bibliografía eclesiástica boliviana y el Diccionario biográfico eclesiástico boliviano, estos últimos a punto de salir a luz en el momento que le sorprendió el infarto que, tres semanas después, terminaría con su fructífera vida. Y cinco obras más, algunas de las cuales quedaron inconclusas, como el Epistolario colonial de Charcas o las Memorias de fray Bernardino de Cárdenas, mientras que otras, al parecer, fueron subsumidas en la Bibliotheca Boliviana Antiqva o bien publicadas con modificaciones y títulos algo distintos de los iniciales.

La mayoría de los trabajos que venían en camino aquel año de 1998 tienen un denominador común: son instrumentos de referencia o consulta. El largo y profundo transitar de Barnadas por el pasado colonial boliviano mediante la más rigurosa investigación histórica, le llevó a descubrir los hondos vacíos en la historiografía boliviana, y la falta de una historia general de Bolivia y de obras de referencia —bibliografías, repertorios biográficos, ediciones de fuentes y otros instrumentos de trabajo—.

Ya que resolver el primer requerimiento quedaba fuera de su alcance, pues decía que era obra de equipo, se volcó de lleno a lo segundo, considerando que con ello no solo facilitaba su propia labor de investigación, sino que este servicio se extendía a todo el universo de estudiosos de Bolivia. De ahí aquel plan de 1998 destinado exclusivamente a resolver urgencias.

Sin embargo, esas herramientas de trabajo —lejos de agotarse en presentar minuciosas y cuidadas recopilaciones de libros, biografías o hechos históricos desde la época colonial— tienen la profunda intención de aportar a la construcción de la identidad colectiva boliviana, demostrándonos que el pasado colonial es parte ineludible de nuestra historia y, por tanto, de nuestras vidas, derrotando así la “idea simplista de que Bolivia empezó a existir con su independencia en 1825” (García Pabón, 2008).

Barnadas, que nació en Alella (Cataluña) el 12 de enero de 1941, llegó a Bolivia a mediados de 1958 para incorporarse al noviciado de la Compañía de Jesús en Cochabamba. Continuó el juniorado en Quito, culminado con la licenciatura en Humanidades Clásicas (1960) y, posteriormente, con la de Filosofía (1965). Fue en esta ciudad donde la historia entró en su sangre, a tiempo de ejecutar pequeños trabajos de investigación encomendados por sus superiores. Así, a fines de 1965 lo encontramos matriculado en la especialidad de Historia de América en la Universidad de Sevilla, donde en 1968 alcanzaría su doctorado. Su tesis, calificada de comunista en Sevilla, fue publicada en 1973 (La Paz, Cifca) con el título de Charcas, 1535-1565. Orígenes históricos de una sociedad colonial. En ella se estudian por primera vez los primeros 35 años de esa formación histórica llamada hoy Bolivia y el problemático proceso de configuración de su identidad.

De esta obra fundacional han derivado varias otras. En ellas —como por ejemplo, Es muy sencillo: llámenle Charcas. Sobre el problema de los antecedentes coloniales de Bolivia y de su histórica denominación (1989)— su autor profundizaba cada vez más en el tema de la identidad boliviana, a medida que sus investigaciones en fuentes primarias le aportaban mayor información.

La obra historiográfica barnadasiana es de incuestionable rigurosidad científica —reconocida por cuanto estudioso se ha aproximado a ella— y, al mismo tiempo, extensa y diversa. Además de la veintena de libros, su producción se acerca al millar de artículos publicados en Bolivia y el exterior, el 90% de ellos sobre el pasado colonial. Barnadas también se dio tiempo para dedicarse a la edición de fuentes documentales, traducciones de libros referidos a Bolivia, compilaciones bibliográficas, recopilaciones de artículos, textos escolares y otros.

Entre sus ocupaciones en el ámbito cultural hay que mencionar los cargos de subdirector y director del Archivo y Biblioteca Nacionales, de la fundación del Archivo y Biblioteca Arquidiocesanos Monseñor Taborga de Sucre, y de la Academia Boliviana de Historia Eclesiástica, además de su prolongado trabajo como traductor en la ONU.

Perteneció a la Sociedad Boliviana de Historia y fue miembro de número de la Academia Boliviana de la Historia. Recibió algunos reconocimientos, siendo los más importantes el Premio Nacional Gunnar Mendoza Loza del Viceministerio de Cultura, y el Premio Al Pensamiento y a la Cultura Mariscal de Ayacucho, de la Fundación Cultural La Plata. No obstante ¡faltó que Bolivia le agradeciera con el Premio Nacional de Cultura!

Josep María Barnadas murió amando a su Cataluña natal de la que se alejó a los 17 años, pero fue boliviano por elección (y por naturalización). Habiéndose alejado de la Compañía de Jesús, fundó su hogar en Cochabamba con Consuelo Jordán, el año 1974, llegando a tener cuatro hijos.


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