martes, 27 de marzo de 2012

Los cuentos de la mina de Víctor Montoya se leerán en 5 idiomas

Editada varias veces en español en Bolivia, Suecia, España y México, Cuentos de la mina, del escritor paceño Víctor Montoya, acaba de ser publicada en francés y ya se prepara, para los próximos meses, las versiones en alemán, sueco e inglés.

Según el escritor radicado en Suecia desde hace más de 34 años, la edición francesa del libro, “que reúne 25 cuentos narrados en clave de realismo mágico”, fue editada con el título de Contes de la mine - conversations avec le Tio por la editorial parisina L’ Harmattan.

Traducida por la investigadora francesa Émilie Beaudet, la obra cuenta además con algunos relatos del próximo libro de Montoya: Conversaciones con el Tío, y con trabajos de los fotógrafos Jean-Claude Wicky y Stanislas de Lafon “que ilustran la cotidianidad minera boliviana”.

Al rescate del Tío

En diálogo con Página Siete, además de confirmar que ya tiene acuerdos cerrados para futuras traducciones a otras tres lenguas, el autor reconoció que el principal protagonista de su narrativa es el Tío de la mina, un personaje de la tradición popular andina que “espero rescatar para la memoria colectiva, así como Saenz hiciera con el aparapita”, comentó.

“Quiero que un día el Tío se constituya en un personaje reconocido de nuestra vitrina literaria internacional, porque es un ser único, complejo, esotérico y por eso muy representativo de todo nuestro sincretismo religioso y cultural”, sostiene Montoya.

“El Tío tiene un valor universal que tiene que ver con los testimonios religiosos y con el mundo subconsciente del ser humano, con su lado bueno y su lado malo, por lo que considero que posee todos los elementos que un autor necesita para estructurar un buen personaje”, afirma el escritor nacido 1959.

Es precisamente este “carácter universal” del Tío, junto a las historias fantásticas de la tradición oral en las que se presenta, lo que, según agrega, permitió que Cuentos de la mina haya sido acogido positivamente en entornos culturales completamente distintos al boliviano, desde su primera impresión en 2000.

“El realismo mágico no vive sólo en la obra de Gabriel García Márquez, Juan Rulfo o Alejo Carpentier; está en cada rincón de nuestro continente y más en Bolivia, que de por sí es un país mágico y secreto. Vivimos en un mundo mágico... éste es el único país donde los diablos bailan para la Virgen, donde el cura bendice a los diablos en plena iglesia”, comenta.

Pero más allá de este exitoso compendio de relatos que pronto podrá leerse en cinco lenguas, el autor admite que, en general, la tradición oral de los pueblos mineros es su mayor fuente temática.

“No hago folklore o etnografía con estos cuentos, no hago lo que don Antonio Paredes Candia quería rescatar a través de su escritura; lo mío es literatura pura a partir de mis recuerdos y nostalgias, de mi visión del país desde fuera de él... al contario de muchos autores que escriben aquí pero mirando al exterior” afirma.

Asimismo, el autor sostiene que su trabajo se diferencia de la literatura minera de autores como Augusto Céspedes, Jaime Mendoza o Rene Poppe, en tanto “no se aproxima a la realidad del minero o a sus luchas sociales, sino que pretende rescatar su imaginario, su forma de relacionarse con el mundo que le rodea”.

“He tratado de trabajar conscientemente ese lado mágico de la realidad minera, no la parte trágica, no la parte social, porque trato de retratar las mil caras que tiene el país, no sólo una”, comenta.

Letras traducidas
Traducciones Pocos son los autores bolivianos cuya obra fue traducida a otros idiomas, entre ellos destacan Jaime Saenz, que puede leerse en italiano, alemán e inglés; Edmundo Paz Soldán, cuyas obras se difunden en inglés, francés y portugués, y Eduardo Mitre, que tiene versos traducidos al inglés y francés.


Grandes obras El tema de la minería en la literatura boliviana se presentó en obras como Metal del diablo, de Augusto Céspedes; Mina, de Alfredo Guillén; Socavones de angustia, de Fernando Ramírez; El precio del estaño, de Nestor Taboada Terán; Aluvión de fuego, de Óscar Cerruto, y Huanchaca y los Andes no creen en Dios, de Adolfo Costa du Rels. Y en cuento, en antologías como Cuentos mineros del siglo XX, de Pastor Poppe, y Narrativa minera, de Bolivia de René Poppe.

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