miércoles, 21 de noviembre de 2012

Revisan los libros cruceños de hace medio siglo

Un ensayo literario que resume la sabiduría de siete afamados escritores cruceños es fruto de la labor de Biyú Suárez Céspedes y de Angélica Guzmán, que esta semana presentaron Libros cruceños de medio siglo. El pensamiento literario camba, publicación que aborda la obra escrita hace 50 años por Raúl Otero Reiche, Germán Coímbra Sanz, Enrique Kempff Mercado, Óscar Barbery Justiniano, Julio de la Vega, Róger de Barneville y Hernando Sanabria Fernández.
Las autoras conversaron con Brújula sobre los pormenores de este ensayo, el cual contiene entre sus anexos una serie de ejercicios dirigidos a los estudiantes con el fin de consolidar el uso del lenguaje local y para que reflexionen sobre estos siete referentes de las letras cruceñas.


- ¿Cómo nace la idea de publicar un ensayo sobre estos siete autores?
- Biyú Suárez. Nace de la necesidad de que los niños y jóvenes tengan conocimiento de nuestros escritores, así que escogimos a siete que hace 50 años publicaron obras fundamentales en la literatura cruceña. Los chicos van a poder apropiarse de esa literatura, pero la idea es ir más allá, que estas obras y autores sirvan como un aperitivo para buscar a otros.
- Angélica Guzmán. Hemos detectado la ausencia en las instituciones educativas de material bibliográfico sobre los principales representantes de las letras cruceñas. Existen biografías y diccionarios, sin embargo, no hay datos al respecto, por eso nos animamos a hacer este libro. El trabajo está presentado desde el punto de vista del ensayo literario, pero también de una forma didáctica.


- ¿Por qué escogieron 1962?
- BS. Es un año de quiebre, en el que Santa Cruz despierta, es el año en que la región se abre al mundo. Por eso tomamos 1962 como un referente de las cosas que pasaron también en la literatura. Los autores que escogimos escribieron en 1962 importantes obras como Otoño intenso, de Enrique Kempff, y Zapata, de Óscar Barbery Justiniano, que son el fundamento de las letras cruceñas.
- AG. No quiere decir que antes de ese año no había literatura, pero son libros que reflejan la realidad y cultura del momento y la proyectan. Es la radiografía misma de Santa Cruz.

- ¿Estaba ajeno o cercano a la realidad latinoamericana de la época el contexto de esas obras ?
- BS. Era un contexto muy cercano, por eso también hemos hecho literatura comparada entre la obra de Raúl Otero Reiche y la de Neruda, la de Roa Bastos y la de Gabriela Mistral. Cada uno con su visión escriben sobre temáticas similares. Son obras que surgen casi paralelas al nacimiento del boom latinoamericano.
- AG. Lo mismo ocurre con el mexicano Carlos Fuentes, cuya obra también cumple 50 años. Si lo comparamos con Óscar Barbery Justiniano, encontraremos que también habla sobre la política y encara los temas con un estilo similar. Asimismo, la chispa y el humor de nuestros autores tienen características similares con los del boom.
- No obstante, la obra de los autores cruceños no trascendió nuestras fronteras…
- BS. Entre algunos de los factores para que no trascendieran tuvo mucho que ver el encierro, la incomunicación y la falta de caminos. Imaginate, no teníamos ni teléfono.
- AG. También tiene que ver el hecho de que las editoriales eran muy escasas en aquella época. Incluso, si comparamos, ahora sigue habiendo una gran brecha, porque un tiraje de libros no sobrepasa los 1.000 ejemplares, los cuales la mayoría se terminan entre los amigos y la familia. Nosotros tampoco somos capaces de hacer conocer nuestra literatura afuera y es algo que uno debe hacerlo, no esperar que nos busquen.


- ¿De ahí viene esa percepción de que acá no se produce?
- BS. En el resto del país ha permanecido durante mucho tiempo esa idea, la cual es muy alejada de la realidad. Por ello queremos demostrar que acá siempre hubo buena literatura desde hace más de 50 años.
-AG. La idea también es recuperar el mito de lo latinoamericano, volver a la raíz, a ese acervo grande que tenemos. De esta manera la gente se vuelve más querendona de sus cosas.
- Hay quienes creen que volver a lo nuestro, al rescate del habla y de las tradiciones obedece a la nostalgia de unos costumbristas anticuados…
-BS. Están equivocados, no se trata de costumbrismo, eso ya pasó, ahora estamos en otra etapa. Lo que queremos es rescatar el habla popular, que se dejen de usar términos que no son propios de acá. Es lamentable ver como en la tele los chicos dicen: “Ya tú sabes”. Debemos usar nuestras palabras, es necesario hacerlo. En el anexo del libro ponemos énfasis en este aspecto, sobre todo en el uso del voseo. Tenemos tantas palabras que se refieren a cosas que solo existen acá, entonces tenemos que llamar las cosas por su nombre y, además, pronunciarlas y escribirlas bien.


-AG. En todas partes del mundo se habla el lenguaje característico de cada región. Es cierto que se incorporan elementos de otras culturas, pero lo que no se puede permitir es que se pierdan los elementos propios. Así nos identificarán a donde vayamos.
- ¿Se puede combinar elementos del idioma local con lo universal?
- BS. Claro que sí, la idea es tener un entorno nuestro, pero universal. El otro día, en Milán leí en un diario la palabra ‘glocal’. Es un término que recién se ha acuñado y se refiere a algo global pero con sabor local. Me encantó esa palabra. En este mundo globalizado uno no puede sustraerse del alcance de la tecnología, pero lo ideal es no extraviarse y poner los pies sobre nuestra tierra.

Santa Cruz era una fiesta
Mi idea de la literatura oriental, cruceña o camba comenzó a tomar forma en tercero de secundaria, cuando la profesora de Lenguaje y Literatura tuvo entonces el buen tino de mandarnos a leer la novela El gorrión desplumado, de Wolfango Montes. Digo que ahí comencé a cultivar la doble certeza de que en nuestras tierras también había escritores y de que era posible escribir de verdad desde estas llanuras, porque hasta ese momento, del acervo boliviano, solo habíamos leído a Medinacelli, a Díaz Villamil y, con suerte, a Augusto Céspedes.
Menciono este autodescubrimiento porque creo que, en gran medida, ese ha sido uno de los principales cambios que la dinámica literaria oriental ha experimentado principalmente en las dos últimas décadas.
Y no me refiero a una visibilidad elemental, sino a la sensación, cada vez más reconfortante y saludable, de que como lectores y escritores de esta región del país no estábamos solos, nunca lo estuvimos; sin embargo, por motivos que todavía no llego a comprender, no fueron los nombres valiosos de Hernando Sanabria o de Alfredo Flores, por citar un par, los que, en mi caso, me hicieron sentir menos huérfana, sino la maravillosa e irrefutable prueba de que, mientras yo ardía de ganas de escribir, había ya toda una generación de escritores orientales haciéndolo, escribiendo febrilmente, como si Santa Cruz fuese París. Y lo era. Santa Cruz era una fiesta.
Creo que a esa pulsión vital y a esa sincrónica determinación, en plena modernidad, de escritores, como Homero Carvalho, Beatriz Kuramoto, Blanca Elena Paz, Wolfango Montes, Gustavo Cárdenas, Oscar Barbery, Paz Padilla, Gigia Talarico, Gary Daher, y seguramente otros que entonces no conocía, les debemos un punto de inflexión importantísimo en la transición del siglo XX al XXI.
Ellos abanderaron, desde los registros, el modo de contaminar el folclore con un nuevo costumbrismo urbano y , por supuesto desde nuevas temáticas que confrontaban el resistente romanticismo anterior, la literatura oriental de la modernidad (y posmodernidad, para no ser quisquillosa).
Fueron ellos los primeros en poner en duda lo unidimensional del héroe ilustrado, para mostrarle al lector héroes contradictorios, manchados, capaces de ensuciar cualquier historia oficial. De yapa, el género del cuento cobró nuevos bríos, diversificando una estética que hasta esas fechas era predominantemente andina.

Definiciones

Raúl Otero Reiche
Poeta
El poeta por excelencia es el que canta cada uno de los elementos que mantuvo en su ser como parte importante y grandiosa de su naturaleza. Para él no pasó inadvertido el otoño, ni el andar del carretero ni la palabra genuina de su región.

Germán Coimbra Sanz
Cuentista, poeta e investigador
Un hombre dotado por la naturaleza del pensamiento procaz, sincero expresado a través de la palabra precisa, henchida de sabiduría y contagiante de risa sonora y picaresca. Sus versos son la manifestación de nuestro acervo, del lenguaje mismo del pensamiento camba.

Julio de la Vega
Poeta , cuentista, novelista
Las circunstancias del destino lo llevaron a vivir lejos de su terruño; sin embargo, sus sentimientos no se alejaron del calor, de la naturaleza, de lo sutil que uno lleva impregnado en la misma piel y no hay poder ancestral que pudiera desteñirlos.

Enrique Kempff
Novelista, cuentista
Fue el observador del ser humano, hombre o mujer, que vivió y vive en la región. Es el antropólogo, el sociólogo que supo dejarnos una radiografía, casi perfecta de la época que le tocó vivir en Santa Cruz. Su obra es el sentimiento de la mansedumbre y de la maldad.

Hernando Sanabria
Historiador, novelista, cuentista, biógrafo
Gran observador de una época que fue el inicio de la libertad de vida posterior. Es un historiador que ha legado para generaciones posteriores el pensamiento del ser humano que luchó por la independencia de toda una región. Reconoce a los seres que nos dieron libertad.

Óscar Barbery Justiniano
Novelista, cuentista, historiador
Analista de ese espíritu de la lucha por un ideal, es la huella imperecedera de esos valientes que jamás dudaron en entregar su vida por lo que creían. Es también la exteriorización del ideal político con el que el ser humano lucha y se deja oír, como en Zapata, que cumple medio siglo.

Róger de Barneville
Cuentista
Irreverente y desenfadado en el decir, Barneville no temía llamar las cosas por su nombre. Lo que escribió escandalizó a personas de poco intelecto que lo tenían sin cuidado. Generalmente se apartaba de los motivos serios o sombríos y prefirió los relatos con desenlace risueño.

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