viernes, 9 de noviembre de 2012

Las experiencias de Erbol representadas en dos libros

“Periodistas interculturales” y “Mujeres migrantes” son las recientes publicaciones de la Red Erbol, que a través de testimonios e historias de vida pretenden mostrar las realidades cotidianas que se viven a lo largo del país. Por la importancia de ambas publicaciones, EL DIARIO entrevistó a la coordinadora de ambos libros, Inés Gonzáles, para conocer las temáticas y objetivos de los mismos.

Inés Gonzales es responsable de comunicación educativa en Erbol. Esto no sólo significa un trabajo de escritorio, por el contrario, la investigación, el movimiento y la observación constante son parte de su vida. Es así que explica la idea central de “Periodistas Interculturales”, entendiendo que en la generalidad de los bolivianos hay una especie de desconocimiento del otro.

“En muchos segmentos de la población predomina el prejuicio sobre el “otro” diferente. Son conocidísimos los prejuicios sobre los cambas, los collas. Estos prejuicios también están instalados en los periodistas que no son ajenos a estos estigmas. Entonces necesitábamos romper con estos prejuicios de alguna manera y así surge la idea de hacer esta experiencia de intercambio”, señala Gonzales.

Erbol tiene 36 radios afiliadas que están distribuidas en todo el país. Para alcanzar el objetivo, se eligieron 20 periodistas con un criterio fundamentalmente geográfico. Por eso la publicación cuenta con las apreciaciones de un periodista que fue de Riberalta a Huanuni, también existen algunos casos de cambios menos extremos, por ejemplo periodistas que fueron de Cochabamba a Sorata y viceversa. El criterio de esta selección fue transportar periodistas a un ámbito que desconocían o conocían poco. En medio del proceso, dos de las personas elegidas abandonaron la experiencia y quedaron 18.

El trabajo metodológico fue a partir de un diario o una bitácora de viaje. Los periodistas tenían que anotar cotidianamente sobre sus impresiones, luchando con el instinto de oficio que les impedía hablar o relata sus propias observaciones, sus sentimientos e ideas. Sin embargo, rota esa barrera, ellos empezaron a escribir lo que les parecía, lo que les gustaba, lo que les disgustaba y el producto de esas confidencias es este libro que no está enmarcado en el género de la crónica, pero intenta entrar en él.

En cuanto a la publicación “Mujeres migrantes, caminantes de la vida”, Gonzales señala que para Erbol era importante conocer la situación de las mujeres a partir de la Nueva Constitución Política del Estado, que como ninguna otra anterior otorgaba bastantes derechos a las mujeres, por lo cual era importante saber cuál era la situación de las mujeres a partir de este documento y si el mismo había incidido en su condición de vida.

“No hemos buscado organizaciones ni dirigentes sino mujeres comunes y corrientes que estructuran su vida lejos de cualquier esquema político. Porque queríamos conocer la situación en general, del pueblo, que no están vinculadas a organizaciones porque al ser parte de una organización hay que reconocer que existen ciertos privilegios”, apunta.

Estas dos visiones se bifurcan y permiten entender realidades múltiples que día a día se generan en Bolivia. Ambos libros tratan el tema del viaje y los cambios que éste implica, por esto su valor radica en la capacidad de mostrarnos, con mayor profundidad, fenómenos sociales que usualmente no llegamos a comprender.

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