Al ingresar a la parte posterior del área de atención de la biblioteca Jesús Lara, ubicada en el segundo piso de la Casa de la Cultura, de la avenida Heroínas y calle 25 de Mayo, un mundo literario se asoma a este encuentro.
De golpe, la vista se encuentra con una amplia habitación de unos cuatro metros de ancho por unos diez de largo, llena de estantes cubiertos, de pies a cabeza, con libros.
Tomos y tomos están apilados en este ambiente, nuevos y antiguos, grandes y chicos, delgados o gruesos; algunos son obras únicas, otros en cambio cuentan con una familia literaria que los respalda. En fin, todos están allí para ser descubiertos y gozar aunque sea de algunos instantes las caricias dáctiles que sin quererlo dejarán sus huellas en sus páginas.
Pareciera que este ambiente percibe y siente el calor corporal, uno tiene la sensación de que los libros comienzan a desprender una fragancia de sus páginas, algunas añejas y otras flamantes, que son una directa invitación a ser hojeadas.
Los estantes están ubicados unos detrás de otros y cada uno soporta la carga de cientos de obras, que no sólo son pesadas por la cantidad de hojas, sino por el saber que ellas guardan; pero en este lugar parecen estar escondidos y requieren de una guía que los lleve desde el estante hasta las manos de un ávido lector.
Ésa es la función que por años y décadas cumplen los ficheros de la biblioteca, pero que por cuestiones de descuido y control de los lectores y falta de personal para reponerlos es que a la fecha ya no son de mucha utilidad.
Es por esta razón que desde el año pasado la tradicional biblioteca está enfrentando uno de los retos más grandes, puesto que a partir del 2013 contará con todos los servicios de una biblioteca híbrida, nombre con el que hoy se conoce a los centros de documentación que introdujeron las nuevas tecnologías de información.
Inicio del sueño
Este proyecto atraviesa por un proceso de crecimiento gradual que se realiza paso a paso. El actual oficial Superior de Cultura, Max Munckel, fue uno de los primeros soñadores, quien respaldado por su personal emprendió con la tarea. Es así como en diciembre pasado, la Oficialía Superior de Cultura adquirió 18 computadoras, además de los escritorios, para instalar las terminales en las 11 bibliotecas zonales del municipio de Cercado.
Según el informe presentado se invirtió la suma de 95.700 bolivianos, de esta manera el municipio podría contar con una red informatizada de registro y búsqueda bibliográfica y archivística interconectada.
Al respecto, el jefe de división de Bibliotecas, Édgar Torrez Oros, asegura que en realidad la tarea empezó con el conteo del patrimonio literario, es decir, con la reinventariazación de los ejemplares que actualmente se encuentran en posesión de la biblioteca, puesto que sólo de esta manera se podrá verificar el inventario anterior existente.
Contando uno a uno
Es así como desde mediados de noviembre del año pasado 11 funcionarios de la red de bibliotecas del municipio de Cercado dedicaron sus ocho horas laborales al proceso de reinventariazación y además al control de la calidad del libro, sin descuidar la descripción topográfica de cada ejemplar.
Raúl Mendoza tiene 64 años, con el pelo cano, la vista cansada y las manos ajadas por el paso de los años. Relata que él es uno de los trabajadores antiguos del área, puesto que ya lleva 21 años de actividad, muchos de ellos trabajando en la biblioteca zonal “Man Césped”, ubicada en la zona de Sarcobamba.
Mendoza explica que este proceso no es tan inusual para él, puesto que ésta es la quinta oportunidad en lo llevaría adelante en sus años de servicio; pero, confiesa que esta vez es especial, puesto que está entusiasmado con la segunda fase del trabajo, es decir, el proyecto de digitalización del inventario de la biblioteca central.
Gualberto López, encargado de Bibliotecas, enfatizó que evidentemente es una tarea complicada y ardua puesto que se está tabulando más o menos unos cuarenta mil ejemplares, los que deben ser registrados con mucho cuidado. “Actualmente, la biblioteca Jesús Lara emplea el sistema DIWEY, es decir, que sus libros están agrupados en nueve áreas de saberes”.
La bibliotecaria Mela Miranda Oviedo, con 13 años de actividad dentro el municipio, aseguró que en esta oportunidad recibieron la adecuada capacitación dentro de los procesos técnicos bibliotecarios para realizar adecuadamente esta labor.
En este proceso también se están encargando no sólo del registro sino también del conteo de los ejemplares, es decir, que están desempeñando rigurosamente las políticas de clasificación internacional.
12 meses de intensa labor
Aunque parezca una tarea no muy complicada de llevar adelante, Édgar Tórrez afirma que durante la época de vacaciones las cosas fluyeron con prontitud.
“Se estima que se está procediendo al registro de casi 100 ejemplares por día”, aseguró Gualberto López; pero que a partir de mañana, los 11 funcionarios deben retornar a sus actividades cotidianas de atención en las bibliotecas zonales y por lo tanto el proceso de trabajo ya se vería afectado y que en el mejor de los casos esta primera fase podría ser concluida hasta abril o mayo del presente año; y que sólo a partir de entonces podría iniciarse la fase de la digitalización.
Siguiendo con este proceso de catalogación digital, -a través del Sistema Automatizado o Sistema de gestión de datos (LILDBI)-, se tiene programado que los 40 mil ejemplares tengan su catalogación y además de un breve resumen de la obra. El dominio público de internet para la sección de la biblioteca Jesús Lara, estará alojada en la página del municipio.
Édgar Tórrez asegura que ésta es una tarea titánica y que, en el mejor de los casos, esperan finalizar con esta labor a principios del 2013. De esta manera los visitantes podrán localizar el libro, agilizar la búsqueda y solicitar el ejemplar sin necesidad de estar rebuscando en los ficheros de papel.
SIN DESPEGARSE DEL PASADO
Tanto Tórrez como López aseguran que el proceso de digitalización no desplazará el uso actual de los ficheros, puesto que serviría para los mismos y de esta manera contar con un respaldo físico, puesto que nunca se sabe lo que podría suceder.
“En algún momento, cuando la red se ponga lenta o se caiga, los lectores aun tendrán la posibilidad de realizar la búsqueda en los ficheros. No creo que la utilidad de los ficheros se pierda”, aseguró López.
Lo cierto es que la digitalización es uno de los procedimientos que permitirán a los usuarios acercarse más a las bibliotecas desde la comodidad de sus hogares. En la actualidad, las bibliotecas se convierten en una de las grandes novedades que aporta la red y también como uno de los instrumentos que nos ayudará a universalizar el conocimiento.
La biblioteca “Jesús Lara” comienza a coquetear con el mundo cibernético donde la inmediatez será una de sus principales características y posiblemente dentro de un año se convierta en uno de los portales más consultados en el departamento.
Está claro que la tecnología digital afecta a nuestra vida, y el conocimiento no puede ser una excepción.
No hay comentarios:
Publicar un comentario