domingo, 29 de agosto de 2010

Su historia cuenta. Su ideología está sellada en dos libros

En su retina se reflejan el amor a su tierra y el orgullo de ser camba de pura cepa. Aunque su postura es inestable, su voz se mantiene inquebrantable y tan pronto comienza a hablar, muestra facetas de ese hombre que aportó a Bolivia a través de la literatura. Se trata de Orlando Araúz Aguilera, un escritor que explayó sus conocimientos de historia mediante dos obras: Santa Cruz y el desarrollo nacional ¡Sin ganancias no hay progreso! (1972) y Colonización del territorio de Ñuflo de Chávez (2001), y logró detener el tiempo con su ideología.
Este intelectual nació el 14 de octubre de 1914, fruto de la unión de Demetrio Araúz Monasterio y Carmen Aguilera Arredondo. Es viudo de Josefa Banegas Justiniano, “una de las cambas más hermosas de Santa Cruz”, asegura. Tuvo seis hijos: Orlando (Quiti), Carlos (Vincho), Ronald (Chichín), Mariano (Malaco), Mery y Solange.
Araúz Aguilera es un apasionado por la lectura e insiste en hacer seguimiento a la prensa escrita con el único objetivo de estar informado día a día. Su primer libro lo editó junto a Hernán Molina Barbery, en el que detalla la política regional y nacional. Esa edición fue agotada y sólo hay un original que sufre el daño de los turiros. Casi 30 años después sacó a la luz Colonización del territorio de Ñuflo de Chávez.
Su lucidez impresiona a cualquiera, puesto que a sus 95 años mantiene vivos sus recuerdos de Santa Cruz de antaño. Tampoco se ha agotado su forma de pensar sobre Bolivia, “un país que siempre estuvo mal por sus gobernantes y porque no hay programas de desarrollo”.
En sus dos obras ofrece un análisis exhaustivo antes, durante y después de la colonia, afirmando que Santa Cruz no debió pertenecer ni al Alto Perú ni a Brasil. “Tendría que haber sido con Paraguay o Argentina”.
“El MNR hundió al país. Sólo Víctor Paz Estenssoro pudo sacar algunas cosas a flote, puesto que no dio soluciones en la economía”, afirma.
“Desde Simón Bolívar hasta Evo Morales, todos han saqueado el país. Es lamentable. Al occidente lo empobrecieron y ahora buscan hacer lo mismo con el oriente”, dice, elevando la voz y apuntando con su dedo índice.
Araúz creció en el casco viejo de la ciudad y estudió en el colegio Nacional Florida, donde fue regente. También suplantó a algunos profesores y poco a poco fue encontrando los encantos de la literatura, lo que le ayudó a encontrar el curso de su vida.
Durante un tiempo vivió sobre la calle Bolívar y tuvo entre sus vecinos a Lucas Saucedo Sevilla, fundador de EL DEBER. Trabajó como agricultor en el norte cruceño y después conformó la asociación que fundó el periódico La Crónica. Dejó el periodismo porque se convirtió en una labor muy difícil con los gobernantes dictatoriales. Se retiró a la vida privada, escribió dos libros y ahora se rehúsa a dejar la lectura; también gusta de la televisión.
En su casa, enclavada en el corazón del mercado Los Pozos, sobre la calle Aroma, disfruta de la tranquilidad de su amplio patio donde saborea un locro carretero al mediodía o simplemente agarra un lápiz para seguir escribiendo sobre política o historia regional.
Es tío del gobernador Rubén Costas y, aunque no mantiene contacto con él, guarda una fotografía con esta autoridad. Entre sus papeles también destacan algunos discursos y una lista de la comparsa Haraganes, a la que perteneció en 1942. Orlando es uno de esos ciudadanos que silenciosamente aportaron con su granito de arena al país y también es de aquellos que creen que con la autonomía progresará Santa Cruz.

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