martes, 1 de febrero de 2011
Sun Tzu y otros cuentos, resultado de “Somos Bolivia”
El libro Sun Tzu y otros cuentos, presentado la semana que se va en La Paz, es fruto del Concurso Nacional de Microcuento “Somos Bolivia”, impulsado por la campaña “SerBolivianoEs”, Gente Común (a cargo de la edición) y el blog Urbandina.
El certamen, abierto a todos los interesados para reflejar “algún aspecto de la identidad boliviana” en relatos de 600 caracteres como máximo, fue ganado por Sergio Sánchez Armaza (La Paz, 1978), autor de “Sun Tzu”, elegida entre 107 obras de todo el país (y premiada con 200 dólares). El jurado del concurso también otorgó dos menciones de honor a los microcuentos “Ulises revisited” de Daniel Averanga y “Redención” de Ronald Vega Pezo, ambos con un premio de 50 dólares. En el libro publicado asimismo se incluyeron 17 obras finalistas de los autores: Sergio de la Zerda, José Zegarra Siles, Mauricio Rodríguez Medrano, Emy Tapia Magne, Marco Antonio Crespo Rojas, Julie Lazcano Téllez, Claudia Michel Flores, Carmen Tito Chura, Marcelo Martínez Meneses, Ana López Villegas, Felman Ruíz Rodríguez, Wálter Flores García y Rodrigo Cuéllar Higa.
El objetivo del certamen fue el de “dar a conocer el potencial de los jóvenes escritores bolivianos tomando la temática del reflejo de algún aspecto de la identidad boliviana, sin recurrir a estereotipos que denigren a regiones, grupos sociales o culturas originarias”.
“SerBolivianoEs” es una campaña virtual impulsada por Naciones Unidas que promueve el respeto a la diversidad y la unidad boliviana. Aglutina en sus principales redes sociales (Facebook, Twitter, Youtube) a la comunidad virtual boliviana, teniendo a la fecha 9.586 amigos en Facebook y 1.032 seguidores en Twitter.
Publicamos los cuentos ganadores del concurso, así como algunos otros finalistas.
“Sun Tzu”
Sergio Sánchez Armaza (Primer Lugar)
Blue Demon, había tomado realmente en serio su oficio de la lucha libre. Usaba la máscara día y noche, creó y mejoró su personaje, ganaba y perdía batallas, empezó como técnico y continuó como rudo. Sin embargo, no fue sino hasta que salió a tomar unas cervezas con Liborio -una de las esperanzas políticas de El Alto- cuando, alcoholizados, emergieron los parecidos y las confesiones. Lloraban sorprendidos por las coincidencias. Después salieron los miedos. Compartían la misma fobia: después de usarla todo el día y a veces en la noche, al sacarse la máscara ya no se reconocían.
“Ulises revisited”
Daniel Averanga (Mención de Honor)
¡Oh, hermosa diosa, cuenta las peripecias que vivió Ulises cuando quiso volver a su patria, mientras su esposa Justina vendía en el mercado, suspirando, suspirando!
Neptuno le cerró el camino, porque ya no existían trasatlánticos, sino cruceros nomás.
Quiso volar por la gracia de Eolo, pero éste le dijo: ahora todo está caro, hermanito.
Intentó por Plutón, pero los subterráneos eran costosos también.
Cuando ya se cansaba de los dioses griegos, intentó, hermosa diosa, consultándote a ti.
Y luego de dos días, regresó, pensando que tú, Pachamama, hacías mejor las cosas.
“Redención”
Ronald Vega (Mención de Honor)
Cuenta hasta tres. Respira e intenta incorporarse con dificultad. Tiene la camiseta manchada de sangre y el cuerpo adolorido.
Cielo azul intenso.
Sol cenital.
Camino de tierra.
Bulla de gente a lo lejos. El miedo lo arrastra hasta unos arbustos donde intenta ocultarse.
Lo han visto.
Tiembla.
Lo rodean.
Gime.
Silencio. Dos hombres lo ponen en pie. Los demás lo miran extrañados. Traen agua y lavan su rostro. Adornan el cuello con serpentinas y le rocían mixtura. Antes de ponerse la máscara sonríe. Suena una matraca, la banda vuelve a tocar. Es Febrero y falta poco para llegar al socavón.
“Peli boliviana”
Sergio de la Zerda (Finalista)
Íbamos a la zona sur de Chuquiago, sin pensar en el estado de las cosas. El atraco fue por el cementerio de los elefantes. Robamos la mina Alaska. Mi socio, nervioso y sin superar su dependencia sexual, no paraba de contarme historias de singani, vino y alcoba, que terminaba a gritos: ¡Vuelve Sebastiana! Huir era cuestión de fe: no teníamos american visa, no llegaríamos al amargo mar donde esperaban Jonás y la Ballena Rosada. Solo nos preciábamos del coraje del pueblo para huir de la nación clandestina. Despertamos inconscientes en el hospital obrero. La llamita, muerta, ya no estaba ahí.
“¡Ya pues!”
Walter Flores García (Finalista)
Esas dos palabras cambiaron mi vida, les contare que siempre tomaba un cafecito en el merlán, al salir encontré una mujer llorando y decía que su novio la había dejado esperando y no llegaba, y no era nada fea, me lo dijo así sin siquiera conocernos, le dije que se calmara que quizás tuvo un contratiempo y ella dijo : Pues fíjese que no, ahora mismo me voy con el primero que encuentre – y solo atine a decir ya pues dicho esto se colgó de mi brazo y ya tengo cinco años de casado y hasta ahora tengo la duda de quién podría haber sido el misterioso novio que no llegaba.
“Calvario”
Marco Antonio Crespo Rojas (Finalista)
A mitad de camino, se detuvo un momento, respiro profundamente y limpio el sudor que se le entraba a los ojos. No hay nadie más. El sol pronto saldrá, él tiene que llegar antes. Su cuerpo cansado y arrítmico corazón le impiden continuar su ascenso a la cima del calvario. Pero al fin llega, y como todos los domingos ella estaba allí, sentada en su puesto de venta, esperando. El la observa unos segundos, y nuevamente el primer rayo de sol se la lleva. Siempre estuvieron juntos. El seguirá subiendo hasta poder sentarse a su lado.
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