Desde Blancanieves en los años 30 hasta la Rapunzel de 2010, las heroínas de Disney han dejado su impronta en niñas y jóvenes, una huella que la comunicadora mexicana Doly Mallet se ha ocupado de rastrear década por década.
“Todas tenemos algo de estas princesas”, explicó sobre su libro Mordiendo manzanas y besando sapos, que será presentado esta tarde en una feria literaria y que surgió a raíz de los comentarios decepcionados de compañeras frustradas por no encontrar por ningún lado al tan deseado príncipe y el consiguiente final feliz.
Altas expectativas que, en parte, habían sido inducidas por la animación de Disney, que presentaba a modelos femeninos, angelicales en la mayor parte de los casos, felices y completas tras dar con su hombre y convertir el tradicional castillo en hogar, dulce hogar. Blancanieves, Cenicienta y la Bella Durmiente son las “princesas de la posguerra”, las más empeñadas precisamente en casarse y ser amas de casa, en el marco de un estereotipo que buscaba llevar de vuelta al hogar a la mujer, tras haber tenido que asumir ésta un rol diferente por las dos guerras mundiales.
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