sábado, 8 de enero de 2011

libros La censura a la palabra “nigger”, despectiva para los afrodescendientes en EEUU, ha despertado encendidos debates en las letras.

Un proyecto editorial en Alabama, Estados Unidos, se propone purgar las obras Las aventuras de Huckleberry Finn y Las aventuras de Tom Sawyer, de Mark Twain, para que los lectores no se sientan ofendidos.

El trabajo está en manos de Alan Gribben, estudioso de Twain, quien está trabajando para la editorial Newsouthbooks con el objetivo de eliminar de las citadas novelas un vocablo considerado ofensivo para los ciudadanos descendientes de africanos.

La palabra ofensiva es nigger (un término despectivo para referirse a un ciudadano de raza negra) que, según Gribben, se encuentra 219 veces en Las aventuras de Huckleberry Finn y cuatro en Las aventuras de Tom Sawyer.

El vocablo que reemplazará a nigger será esclavo, pero sólo el autor, Mark Twain (seudónimo de Samuel Langhorne Clemens, 1835-1910) para quien existía una diferencia sideral entre la palabra adecuada y la palabra casi apropiada, podría decir si está de acuerdo o no.

No perder lectores

El proyecto intentaría impedir que las obras de Twain pasen a constituir parte de esa caudal de obras literarias que todo el mundo elogia, pero que ya nadie lee, al decir del propio Twain.

Gribben, profesor de inglés de la Universidad de Auburn, en Montgomery, expresó que se había opuesto durante toda su carrera a semejantes cambios, pero que ahora había comenzado a utilizar el término “esclavo” en sus lecturas públicas frente a un público cada vez más receptivo.

Pero no todos están de acuerdo y Gribben está recibiendo una gran cantidad de correos electrónicos insultantes, en los que le acusan de profanar las novelas.

“Una idea terrible”

Pese a que la nueva versión tendrá solamente un tiraje 7.500 ejemplares y saldrá en febrero, hay gente que afirma que el nuevo intento traiciona el período en que Twain escribió sus obras.

El profesor Stephen Railton, otro estudioso de Twain, de la Universidad de Virginia, pese a reconocer el valor académico de Gribben, objeta que se altere un lenguaje que retrata el pasado de EEUU. “Es una idea terrible”, asegura.

De hecho, Railton editará una versión sin cambios de Las aventuras de Huckleberry Finn, la novela más susceptible de alteraciones, en la que pretende entregar contexto para que las escuelas analicen el racismo y la esclavitud en el libro.

Es decir, todo aquello que este niño pobre que es Huckleberry Finn vive en sus aventuras por el Mississippi junto a su amigo Tom Sawyer, después de huir de su padre fingiendo su propia muerte, y encontrar a Jim, el esclavo cimarrón al que ambos jóvenes ayudan a esconderse y que, después, tendrán que rescatar de las manos de sus nuevos “propietarios”.

“Si no podemos discutir esto en clases, no podremos hacerlo en ninguna parte”, dice Railton.

Humor ante todo

Publicada en EEUU en 1885, Las aventuras de Huckleberry Finn es la cuarta obra en cuanto al número de prohibiciones impuestas de acuerdo al libro Prohibido en EEUU, de Herbert N. Foerstal.

[CMSDataProperties.LoadTransformation]: Transformation 'gsi.gn3quote.P7QuoteList' not found. Gribben dice tener la mente más puesta en la recepción a su edición en las escuelas que en la opinión de los estudiosos.

Sea cual fuere el resultado de esta empresa editorial, cualquiera que se aventure en las novelas de Twain no puede impedir ser sacudido constantemente por su humor, como dice Bob Hirst, director del proyecto Mark Twain, de la Universidad de Berkeley, en California: “Uno no puede leer a Mark Twain más de cinco minutos sin reírse. Es simplemente impresionante. No importa cuántas veces lo lea uno, Twain siempre nos hace reír”.

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