jueves, 11 de octubre de 2012

Gabriel Chávez Casazola, poeta boliviano “Cada vez se hace poesía menos críptica, más cercana al lector”

“Mi experiencia ha sido feliz, además de conocer a poetas y lectores estupendos, pude visitar la espiritual Ávila y esa maravillosa ciudad que es Salamanca, con sus rincones siempre dorados donde se confunde la historia con la fantasía literaria, pues por sus calles transitaron Luis de León y el Lazarillo de Tormes, Cervantes y Melibea, Teresa de Ávila y La Celestina, Juan de la Cruz y tantos otros personajes reales o soñados”.

Así resume Gabriel Chávez su reciente participación en el XV Encuentro de Poetas Iberoamericanos del que acaba de retornar y en el que fue el único a la vez primer poeta boliviano invitado a tan importante evento literario.

-El encuentro estuvo dedicado a Unamuno, ¿verdad?

-Sí, el encuentro que se realiza en Salamanca desde hace 15 años, organizado por el poeta Alfredo Pérez Alencart, habitualmente se dedica a un poeta vivo, que es homenajeado con la publicación de su obra. Esta vez se hizo una excepción y se lo ha dedicado a Miguel de Unamuno, cuyo año se celebra en 2012 en Salamanca.

Los poetas invitados fuimos 25, y hemos tenido el privilegio de rendir homenaje a Unamuno en su faceta de poeta, que es la que él prefería de entre sus múltiples veneros.

-¿Cuáles fueron tus actividades?

-Es la primera vez que un boliviano es invitado a este encuentro, lo que me honra, y espero no ser el último, pues de lo que se trata es de abrir nuevos caminos para la poesía boliviana.

Participé con una lectura en la noche de inauguración, con poemas de mi libro más reciente, El agua iluminada, y otros inéditos.

Compartí esta lectura inaugural con Pablo de Tarso Correia de Melo (Brasil), Reinaldo García Ramos (Cuba), Miguel Velayos (España), Basilio Belliard (República Dominicana), José Pulido (Venezuela) y Héctor Ñaupari (Perú), además de José María Sánchez Terrones (España), quien leyó poemas de Unamuno.

Me tocó también pronunciar las palabras de agradecimiento a las autoridades de Salamanca, a nombre de los poetas invitados.

Tuve además otra lectura en un centro cultural en Béjar, junto a Beillard y García Ramos, y un coloquio-lectura en la ciudad de Ávila. La huella de estas actividades ha quedado grabada en la antología Di tú que he sido, que reúne textos de todos los participantes.

Por lo demás, pude dar a conocer mi poesía en España, alcanzando muy buena receptividad y valoración, lo que me reta a continuar en esta ruta. Es así que mi próximo libro será publicado en Quito, y mi poesía ha sido incluida en una antología de próxima aparición.

- Dado que se reunieron muchos poetas iberoamericanos, ¿qué pudiste apreciar de las tendencias o rumbos de la poética actual? ¿Cómo perciben los vates el arte poético hoy en día?

- Hace ya tiempo que la poesía se ha convertido en una aventura muy personal, en la que cada voz tiene sus propios registros y resonancias. Sin embargo, en este encuentro y en otros se puede percibir con nitidez una creciente voluntad de los creadores por hacer una poesía menos críptica, menos experimental, más inteligible y, por tanto, más cercana al lector, sin por ello renunciar a la exploración estética propia del lenguaje y la experiencia poética.

-¿Pudiste hacerte alguna idea de la percepción que de la poesía boliviana actual tienen autores y críticos de otros países?

-Como he dicho más de una vez, la poesía boliviana es una interrogante para los poetas, críticos y lectores internacionales. En el caso de este encuentro, los invitados conocían (o al menos tenían referencias) sólo de Pedro Shimose y Eduardo Mitre, echando de menos la existencia de antologías de poesía boliviana similares a aquellas que importantes editoriales en España han dedicado recientemente a otros países latinoamericanos.

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