miércoles, 14 de octubre de 2015

Árbol de papel Incentivar la lectura en los niños


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Espacio innovador. Esta librería cafetería busca cambiar la idea de que leer y aprender “son cosas de la escuela”.
Árbol de papel Incentivar la lectura en los niños
TEXTOS. MIRLA SAHONERO// foTOS. Árbol DE PAPEL// | 11/10/2015



LECTURA ACOMPAÑADA

Tiempo para los pequeños

Es común hablar y escuchar sobre la importancia de incentivar la lectura entre los niños; especialistas en educación y otros profesionales recomiendan con frecuencia su práctica regular. Y también es común ver que los padres interpretan esta recomendación apagando la televisión, colocando un libro en las manos del pequeño y diciéndole “ahora lee”, ¿será eso suficiente?

“Nati per leggere” (Nacidos para leer) es un programa italiano de promoción de lectura –adaptado de la versión original “Born to read”– que, entre otras estrategias, exhorta a instituciones (como hospitales) a habilitar espacios donde niños y padres puedan leer.

El pasado abril, Diana Metcalf, una joven madre italiana radicada en Cochabamba, visitó una biblioteca en su natal Nápoles, enmarcada en dicho programa, y quedó tan inspirada por ese centro, que regresó de Italia con la firme idea de crear un espacio similar en nuestra ciudad.

Fue así que, asesorada por Tiziana Cristiani, una pediatra supervisora del proyecto italiano, tuvo acceso a los insumos necesarios para dar pie a su propio emprendimiento, una alternativa para estimular el aprendizaje desde temprana edad.

PROPÓSITO DE “ÁRBOL DE PAPEL”

La prioridad del proyecto de Metcalf es dar guía, a los papás y mamás que, como ella, desean generar hábitos de aprendizaje en sus hijos pequeños. “Hablamos desde los seis, siete meses, cuando el niño ya empieza a poder agarrar el libro, no bien, ni siquiera, pero ya empieza a poderlo agarrar. Entonces, cuando le leen empieza a ganar vocabulario, aprender palabras, asociar la figura al fonema”, explica Diana, quien conoce de prime- ra mano el impacto positivo de leer junto a su hijita de tres años.

“Lo que se pretende es transmitir

el amor por la lectura, haciendo de la lectura, desde el inicio, un momento lúdico, un momento positivo para el niño”, añade.

La manera en la que se experimente la lectura en la niñez puede determinar muchas de las actitudes posteriores hacia los libros y el aprendizaje. Una asociación de la lectura con sensaciones positivas (cariño, ternura) permite al niño, cuando ya está en la escuela, no caer en el enfoque utilitarista y convenenciero de ver al libro como instrumento de tortura, sino como un amigo y aliado.

La librería de “Árbol de papel”, ubicada en la calle Beni entre Av. Santa Cruz, y calle Pedro Blanco (N.358), tiene mayoritariamente textos infantiles, pero también novelas y obras para jóvenes y adultos.

LA CALIDAD DEL VÍNCULO

Para Metcalf, en nuestro contexto cotidiano se comenten ciertos errores: desde creer que una persona solo puede aprender en la escuela, o solamente desde cierta edad, y que pasar mucho tiempo con los hijos basta para crear buenas relaciones con ellos.

“A veces dedicamos a los niños mucho tiempo, sobre todo aquí en América Latina, mamás que no trabajan para estar con sus hijos. Entonces, ocurre que obtenemos una mamá estresada, muchas veces reprimida”, observa en relación a ese “sacrificio” simbólico que puede implicar dedicarse exclusivamente a la maternidad, priorizando la cantidad de tiempo con los hijos, descuidando su calidad.

Esa calidad, según Metcalf, se traduce en el vínculo que una madre o un padre puede y debe establecer con su hija o hijo, que no solo depende de estar en el mismo espacio físico, casa, sala, cuarto, sino de que las actividades, hasta las más simples, las hagan juntos, compartiendo, acompañándose.

“Leer con mi hija es un momento liiindo, lindo, lindo, le hago voces, veo que ella relaciona lo que escucha con lo que ve en la realidad...”, cuenta Diana con emoción, eso es lo que ella busca para los padres y madres que asistan a “Árbol de papel”, que aprendan a estar realmente con sus hijos, que ellos sientan que están acompañados, y que identifiquen ese bienestar con la lectura.

Ella reconoce que el tiempo que una persona puede dedicar a sus niños suele salir de sus manos, por trabajo, por salud, situación legal, etc.; pero cuando realmente el momento marca al niño o niña, la cantidad es lo de menos.

ACTIVIDADES

Talleres, laboratorios de lectura, juegos y actividades de recreación son las tareas usuales de “Árbol de papel”.

En el laboratorio de lectura, un narrador, Álvaro Moscoso, del grupo La Boca, hace lectura animada (no es lo mismo que “cuenta-cuentos”), seguida de una actividad para afianzar el mensaje y contenido de lo que acaban de leer y escuchar.

Los talleres (jardinería, yoga, pintura, etc.) no hacen énfasis en la técnica, “no se trata de enseñar a pintar, sino de estimular la creatividad infantil”, aclara Metcalf.

Ella cuenta que en ocasiones, llegan mamás, llevando a sus pequeños a alguno de los talleres, “y preguntan si pueden quedarse, casi con miedo, y nosotros les decimos que no solo pueden, sino que tienen que quedarse, porque este es un espacio para compartir, no para dejarlo para que otros hagan tu tarea. En el fondo, el objetivo de todo esto es hacer entender que el trabajo de los padres con sus hijos es “24/7”, los 365 días del año, no se acaba llevando al niño a la mejor escuela (…) es aportar para que tu hijo crezca de manera completa y contigo, no sin ti”.

Si quiere más información ingresar a “Árbol de Papel” en Facebook.

Lecturas sutiles ¿Se puede definir a la mujer?



CLAUDIA PEÑALOZA

psicÓlOGA CLÍNICA

claups20@hotmail.com



Muchas personas creen que es posible definir a la mujer, decir algunas palabras sobre ellas que atañe a todas por igual. Pero las mujeres saben que aquello no es posible, que a pesar de que se diga una variedad de cosas sobre ellas no se logra nombrarlas del todo y mucho menos generalizarlas. Frente a la ausencia de una definición universal sobre lo femenino es que aparecen en la sociedad y en las diferentes culturas, modos de intentar regular, acotar, enmarcar aquello que no se deja capturar por medio del lenguaje.

Estos modos, presentes y diferentes según cada época y cultura, que se proponen como intentos de regular y otorgar un lugar a lo femenino, lastimosamente, en muchos casos, se reducen al simple hecho de expulsarlas del entorno social, no permitiéndoles participación alguna en distintos espacios de poder, de decisión o participación en ámbitos económicos, políticos, etc. Un dato interesante sobre esto es que las mujeres recién hasta antes del siglo III, no eran tomadas en cuenta en los censos de la población, es decir que las mujeres permanecían al margen de ello, no eran contadas. Expulsarlas es un modo muy común. Otro es intentar armar definiciones escasas como considerarlas objetos de intercambio, el sexo débil y sometido, inclusive sujetos que no tienen derechos. También está el modo de localizarlas en la simple función de reproducción, es decir, ubicarlas en torno a la maternidad y al cuidado de los hijos. Las mujeres que intentaban salir más allá de esos encuadres eran catalogadas con todo tipo de adjetivos siempre denigrativos o eran “mal vistas” en la sociedad.

Este relegamiento de lo femenino se puede apreciar muy bien en las dos más importantes instituciones de la humanidad, según Freud: la iglesia y el ejército. Actualmente, mucho de esto ha cambiado, la época actual ha permitido mayor espacio de participación de las mujeres en todos los sectores sociales, las mujeres han sabido aprovechar los espacios abiertos y acomodarse en ellos muy bien. Pero aun así, seguimos en el punto de no tener una definición exacta de qué es la mujer.

Existe un agujero en el lenguaje para definirlas en su conjunto. No es por nada que el hombre no dejó, ni deja, ni dejará de hablar de ellas. Al intentar nombrar el sexo femenino se puede decir una variedad de cosas, desde versos que reflejan admiración y un eterno amor, pasando por chistes jocosos hasta palabras que dañan y afectan. Cuando la palabra no es suficiente se puede llegar a actos de exaltación o de destrucción. Pero se diga lo que se diga, se haga lo que se haga nada las alcanza. Este fenómeno queda bien circunscrito a partir del juego de palabras que utiliza el psicoanalista francés: Jacques Lacan, cuando dice que al hablar de una mujer siempre se la maldice; es decir, se mal-dice. Lacan resuelve esta dificultad alegando que no se puede definir a la mujer, en su generalidad; que solo es posible hablar de ellas en su singularidad, se las define una por una. Y lo que es singular en cada una de ellas es su modalidad de desear y de gozar.

Nota: Si tiene algún tema o sugerencia para esta columna contactarse con Claudia Méndez del Carpio al correo claudiamend@hotmail.com

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