martes, 15 de enero de 2013

En el cincuentenario de la poesía concreta

Por manejar el idioma mismo como material de trabajo, es la palabra sola y el significado dentro la estructura de esa palabra, lo que da sentido a esta nueva corriente de poesía. Las personas fa-miliarizadas con la Poesía Concreta (Po - Co), saben que guarda afinidad con la “poesía visual” y la “poesía sonora”, precisando ser vista u oída (o ambas cosas a la vez), y de acuerdo a experiencias realizadas con alumnos en colegios y universidades, he podido constatar que pese a estar despojada de sintaxis común, ritmo y rima, ofrece elementos de entretenimiento y sugerencias que invitan a la reflexión que su construcción aporta.

De manera casi simultánea, este estilo nació en varios países, no tanto por casualidad, creo yo, sino porque las personas involucradas tenían algo que ver, directa o indirectamente, con otros continentes. Su creador, Eugen Gomringer es boliviano, pero en su ascendencia suiza mantenía contacto con la otra orilla del océano, y lo mismo ocurría con su colega Decio Pignatari en el Brasil, quien junto con los hermanos Augusto y Haroldo de Campos funda el conocido grupo “Noigandres” (que bautiza oficialmente la corriente con aquiescencia de Gomringer); y algo semejante sucedió con Oyvind Fahlstrom, en Suecia, y en otros países europeos. De ahí surgió un movimiento que pregonó la nueva estética en algunos países con más éxito que en otros.

Me temo que en el nuestro su difusión no ha sido masiva, pues son contados los poetas bolivianos que la siguieron, mayor razón ésta para dar la bienvenida al libro de Marcelo Arduz Ruiz que revitaliza y da hálito renovado al llamado estilo “concreto”. El contacto inicial con Gomringer se dio en Europa y se prologó en Brasil con el grupo antes nombrado, cuando Arduz dirigía en Río de Janeiro los Cuadernos de Novísima Literatura Boliviana: “Ascención de la lluvia”, que más tarde darían título a la colección de versos que hoy presentamos (Plural editores, La Paz 2003).

Por tratarse de poesía “juguetona” y hasta divertida, es posible que el libro no goce en el viejo continente de la popularidad que la poesía concreta tiene ganada allí y hasta dentro de la misma poesía boliviana, que muchas veces peca de solemne y “abstracta”, al extremo de no saber el lector de qué se trata. Precisamente, por jugar en numerosas ocasiones con una sola palabra o con tan sólo letras, tipografías o fonética, es poesía donde la fuerza lexicológica de cada palabra tiene que valerse por sí misma, la mayoría de las veces sin relación sintáctica alguna ni puntuación.

En este sentido, lo poco no sirve como válvula de escape para temas muy emocionales que digamos, pues no expresa emociones intimistas ni individuales. Y a veces a través de palabras solitarias, más bien es posible reconocer en ella elementos de solidaridad y reflexión sobre aspectos sociales y valores comunitarios esenciales, con tal fuerza de significado que huelgan comentarios:

“(ah! Por qué sonrío si

está tan triste nadie?)

…yo no sé quién me sueña

brota en mi poco a poco su imagen

que va borrando lentamente la mía

pero entrando en la niebla

empiezo a reconocerme:

camino/ lento/ lento/ lentaaa

mente

sin que el aire de la tarde lo advierta

cargándome quedándome

de cuadras de gente solo cada vez

de más y más gente más y más solo

hasta dejarme atrás en

una esquina del horizonte

(sin una música sin una sílaba)

así nomás como se deja al atardecer

…y retorno a casa

vacío:

SINMIGo”

(“thecrowds of loneliness”las multitudes de la soledad) (pág. 21-20)

Aparte de esto, en la poesía de Arduz se aprecia cierta asociación singular de letras o palabras, como en el caso de “Janela” (Ventana, en portugués):

“también tengo

una puerta en mí

y para huir de tu recuerdo

la abro y salgo

a buscar el calor de las”:

(pág. 52).

Aquí, la repetición y acumulación de las palabras “calles”, escritas en líneas verticales y horizontales, parecen recordarnos a un tablero de ajedrez y revelan la forma en la que están construidas muchas ciudades, dándonos a entender que el paseo por ellas fue largo y la búsqueda del ser amado melancólica (sin que nada de eso se diga o escriba). En este poema Arduz combina el elemento emotivo (sobreentendido) con pasajes concretos efectivos.

La ironía en algunos versos da pie al uso irrestricto de poesía experimental, pudiendo apreciar algo de esto en su manifiesto de Inadmisión en la Academia de la poesía (cuyo título original se halla en una mescla de italiano, español e inglés: “Allegretto de inadmisión in the Real Academy of Poetry”):

“& disculpen Damas y Caballeros

si doy un salto sobre las reglas s ss

y pienso sin OoorroresHortográficos

si me trago puntos comas o 2:

i pongo los puntos sobre las eeés…

soy iletrado en cuestión de números

i numero las páginas al vésRRe

confieso que nunca

pude medir con un metro

las grandezas de la métrica i

menos tengo paciencia para

mendar y remendar rimas…” (pág. 14)

Aquí, la poesía ya no tiene nada de Real ni de Académica, utilizándose términos en otros idiomas como “Ladies and gentlemen” o “question” en inglés, y “si’lvousplait” en francés. El poema inventa palabras “la poesía no es solo cuestión de metáforas o sacáforas”; toma en cuenta lo onomatopéyico, como el “gluc… gluc… gluc…”, en una breve pausa que suponemos hace el orador en el discurso al momento de tomar un sorbo de agua (similar al clap…

clap..clap… de los aplausos al final del discurso)...

No hay comentarios:

Publicar un comentario