Willy Óscar Muñoz, doctor en Literaturas Hispánicas por la Universidad de Iowa (EEUU), presenta este miércoles a las 18:30, en la Biblioteca del Centro Simón I. Patiño de Cochabamba, su nuevo libro “Territorio, raza y etnias en la novela boliviana 1904-1952”.
Especialista en literatura boliviana, especialmente escrita por mujeres, y en dramaturgia, Muñoz ahora está centrado en un nuevo proyecto que es un estudio más o menos sistemático sobre clásicos de la novela boliviana.
En este nuevo libro, publicado por el Grupo Editorial Kipus, Willy hace un estudio crítico de ocho novelas en las que, concluye, uno de los temas que sobresale es el viaje.
“La primera mitad del siglo XX, en realidad Bolivia era un territorio inmenso y fragmentado. Para ir de un lugar a otro había que ir en caballo o en mula. Entonces, ese es uno de los temas principales de este estudio en el sentido de que los escritores, muchos de ellos realizaron esos viajes por los territorios que describen sus novelas, especialmente en el capítulo de Jaime Mendoza, ‘En las tierras de Potosí’, que trata de un viaje desde Sucre hasta las minas. Lo mismo se puede decir de Diómedes de Pereyra, autor de la novela ‘El valle del sol’, que es un viaje que realiza hasta los principios de la selva amazónica. Adolfo Costa Du Rels lo mismo en ‘Tierras hechizadas’, sus personajes hacen un viaje al Chaco boliviano”.
Lo sorprendente de estos autores mencionados, según Muñoz, es que tenían doble nacionalidad y en sus obras “dan una visión como de extranjero, de lo que es Bolivia, de sus territorios que recién se están abriendo a los ojos sorprendidos de los personajes”.
El viaje, al mostrar diferentes territorios, según explica este especialista, abre la posibilidad de ver a las diferentes razas y etnias que los habitan.
“Tenemos acá esta visión extranjerizante, por decirlo así, de una diversidad de razas y etnias que se encuentran en Bolivia. Al mismo tiempo, se nota una serie de problemas sociales, de explotación, especialmente de los indígenas”, dice.
Otro de los temas que Willy Muñoz explora en los ocho capítulos de este su nuevo libro es la literatura indigenista, y toma para ello “Wata-Wara” de Alcides Arguedas y “Yanakuna” de Jesús Lara.
“No solamente en estas dos novelas, sino en todas las novelas estudiadas, exploro la relación que existe entre la voz narrativa y sus personajes, y ahí se nota la gran diferencia que hay por ejemplo en Alcides Arguedas y Jesús Lara, en el sentido de cuál es el grado de identificación que existe entre la voz narrativa, autor y el objeto literario”.
De esta obra, Muñoz destaca “Aguas fuertes” de Roberto Leytón, “una novela de cuadrados impresionistas, bella, poética, pictórica, que recientemente ha sido rescatada por Plural en una reedición y que en realidad debería ser uno de los clásicos de nuestra literatura”.
En “Territorio, raza y etnias en la novela boliviana 1904-1952”, su autor también analiza “Aluvión de fuego” de Óscar Cerruto, “que trata de los antecedentes de la Guerra del Chaco, de la intrusión de ideologías foráneas que trataban de inmiscuirse en la realidad nacional”.
En otro capítulo analiza “La niña de sus ojos” de Antonio Díaz Villamil y “La Chaskañawi” de Carlos Medinaceli, donde observa el problema racial y cómo inclusive la crítica cambia a través de los tiempos.
“Creo que es una contribución”, dice Muñoz sobre este su nuevo libro, “en nuestro país en realidad hay una falta de crítica literaria, este es un trabajo que varios intelectuales deberían hacer porque esto es simplemente mi punto de vista, no se puede escribir una aproximación a la literatura boliviana desde un solo punto de vista”, observa.
Ahora, Willy Muñoz trabaja una continuación a esta producción que presenta el miércoles, y que es una crítica que va desde “Los deshabitados” (Marcelo Quiroga Santa Cruz) hasta “Felipe Delgado” (Jaime Sáenz), desde 1959 hasta 1979.
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