lunes, 19 de septiembre de 2016

Libreros destacan el público pero se quejan de bajas ventas



"Mami, ¿por qué murió Ana Frank?”, preguntaba una niña de al menos cinco años, mientras sujetaba un ejemplar de El diario de Ana Frank. Sorprendida, la madre respondió: "Vamos a leer el libro en la casa”.

Similares escenas se repitieron ayer, en el último día de la XXI Feria Internacional del Libro de La Paz. Desde el mediodía, cientos de padres con sus pequeños pasaban por los más de 170 stands del bloque Amarillo y Verde del Campo Ferial Chuquiago Marka (Bajo Següencoma).

"Decidimos traer a nuestros niños para motivarlos a leer”, sostuvo María Eugenia Kari, quien junto a su esposo y dos hijos visitó la FIL. "Hemos visto libros para todo bolsillo. Hay muy caros, pero también he visto libros con precios económicos”, aseguró.

Aleida Laura tuvo una opinión distinta. "La feria es mágica, como para perderse. Sin embargo, los libros son un poco caros. Estamos buscando las ofertas”, indicó.

Tal vez Laura tiene razón. "En relación al año pasado las ventas han caído. Un poco por la crisis, la gente se ha restringido a comprar más libros. Nosotros ofrecemos obras de autores nacionales desde los nueve bolivianos hasta 80”, aseguró Gustavo Urquizo, de la editorial GUM, ubicada en el planta alta del bloque Amarillo.

Un poco optimista, Urquizo añadió que la FIL no sólo es un espacio para vender libros.

"Nosotros participamos para mostrar nuestras novedades al público. Queremos que conozcan todas las obras que editamos este 2016”, comentó. Además, destacó que este año se ha mejorado el espacio y se ha dado más comodidad al visitante.

Su colega, Vidal Márquez, de la librería Yachaywasi, destacó la continuidad de la FIL, pero lamentó también la reducción de la venta de libros. "El público paceño mostró su interés por la lectura, pero en comparación con el anterior año no se avanzó en cuento a público por otros factores”. "Un poco se ha empezado a notar un pequeño bajón en la economía, en muchos rubros. El tema del libro es uno de los golpeados”, indicó.

Márquez sostuvo que un aspecto negativo de la FIL fue un poco la organización. "Este año hemos tenido muchos problemas con el tema de señalización e ingresos, realmente ha sido un caos, la gente no sabe por dónde ir o salir, no sabía cómo ubicar los stands”, indicó. Además, sostuvo que el cambio de fecha afectó a los expositores. "Hay gente que se ha acostumbrado a que la FIL sea en agosto”, sostuvo.

Ubicado también en la planta alta del bloque Amarillo, Morales, autor del DVD del caso Zapata, destacó la demanda del público. "La gente nos ha comprado masivamente”, indicó y resaltó las reacciones de la gente. "Lo negativo es la actitud del Gobierno de querer censurar nuestros banners”, indicó.

Para el gerente general de Martínez Acchini, Ernesto Martínez, un aspecto destacable es la asistencia del público. "La gente de La Paz le tiene un cariño muy grande a la feria. Hemos podido crecer en espacio y tenemos unas plazas muy simpáticas, pero le faltaron los sillones”, dijo.

Este año, para Martínez Acchini, la respuesta de los lectores fue positiva. "Hemos hecho una apuesta por la literatura infantil. Creo que en la feria han habido muchas novedades”, dijo el representante.

En la planta alta del bloque Verde, Wendy Castro, responsable del stand Verbo Divino, dijo que un aspecto positivo de la FIL fue la participación de los escolares. "Hay que destacar el apoyo de la población al evento. Sin embargo, lo negativo es la logística y la falta de señalización. Se debería ordenar los pabellones por temática”, sostuvo.

Luis Peralta Ortiz, dueño del stand de la editorial DragoFénix, sostuvo que hubo un error logístico de la organización de la feria. "El circuito (que instaron los organizadores) ha sido un poco complicado para la gente. En ninguna feria internacional se impone una ruta al público”, dijo el dueño del espacio, ubicado justo en la planta baja del bloque Amarillo, donde la anterior semana varios libreros instalados en ese espacio protestaron contra dicha disposición.


Protestaron contra vallas instaladas en el ingreso

"Señor, usted no puede pasar”, gritó un guardia de seguridad mientras un joven intentaba abrir las vallas instaladas en el patio del Campo Ferial Chuquiago Marka para dividir el bloque Verde y Amarillo. "Necesito pasar al frente porque el stand donde quiero ir se encuentra allá”, justificó.

"Tiene que pasar por el puente”, respondió el guardia y añadió: "Por favor, tiene que dar la vuelta. No puede dar mal ejemplo, no puede pasar porque está prohibido”. Entonces, el muchacho tuvo que dar la vuelta y seguir la ruta. Justamente este circuito que obligaba al visitante a ingresar a la FIL por el bloque Verde para luego trasladarse a través del puente a la planta alta del Amarillo, y finalmente llegar a la planta baja del mismo, molestó a varios libreros de los stands ubicados en ese espacio.

José Antonio Gil y otros libreros protestaron el pasado jueves contra la imposición del circuito. "Han puesto dos vallas a la entrada, una de pinos, aparte de las Cebras que los conducen para que vayan donde los grandes editores y no al sector donde están las pequeñas editoriales”, añadió. El jueves pasado, como señal de descontento, ellos salieron con sus libros del campo ferial para invitar al público a visitarlos.

Ese día, el presidente de la Cámara Departamental del Libro de La Paz, Antonio Schulczewski, dijo: "Con respecto al tema de las vallas, es un asunto de ordenar el flujo, que en un campo ferial tiene sus dificultades, por la magnitud de los distintos pabellones y el requerimiento de los expositores”. El fin de semana, los libreros continuaron protestando por la instalación de las vallas.

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