jueves, 15 de septiembre de 2016

Liliana Colanzi: “El realismo no me alcanzaba para hablar de algunos estados desbordados”



"Me gustaba masticar hielo, y en las tardes subía al balcón con un vaso rasante de cubitos a observar al vecino, don Casiano, serruchar muebles viejos en su patio. Pero no ese día. Apenas me apoyé en la barandilla un chillido me golpeó de frente. Don Casiano machacaba al bicho a martillazos”.

Así inicia Alfredito, uno de los ocho cuentos que compone el nuevo libro de Liliana Colanzi, Nuestro mundo muerto, que será presentado esta noche en la XXI Feria Internacional del Libro de La Paz, a las 21:00, en el salón Emma Villazón.

Colanzi estará acompañada del escritor Juan Pablo Piñeiro. Publicado por la editorial El Cuervo, Nuestro mundo muerto ofrece un cambio de registro respecto al primero libro de la autora cruceña, Vacaciones permanentes.

En una entrevista reciente mencionás que con este libro querías desmarcarte del realismo de tu primer trabajo, Vacaciones permanentes. ¿Por qué buscás esto?
Más que del realismo, quería desmarcarme de mi primer libro -que tenía una impronta más tradicional- para poder hacer algo diferente. Sentí que el realismo no me alcanzaba para hablar de algunos estados desbordados, y aunque al principio no fue una decisión consciente, al final el proceso me empujó hacia el fantástico y la ciencia ficción.

Otra cosa que se contrapone a tu primer libro es que en Nuestro mundo muerto la mayoría de las historias tienen como escenario lo rural, son cuentos que se desarrollan en el campo...
La primera vez que vi a un muerto fue en un aserradero en el campo, a la orilla de un río, y esa imagen se quedó conmigo para siempre. Me gusta (narrativamente) el hecho de que la naturaleza sea indiferente y brutal con nosotros, que no esté preocupada por nuestra supervivencia y que vaya a estar ahí mucho después de que hayamos desaparecido (si es que no la extinguimos antes, por supuesto). Y también me llama la atención que nuestra vida urbana y nuestra comodidad estén tan ligadas a la explotación del campo, pero que lo ignoremos todo de él (basta preguntar por Kuruyuki y ver que casi nadie sabe lo que fue ni lo que significa). De todas formas, y aunque me fascine visitar el campo, creo que no tengo el sentido práctico para vivir en él.

Además de Bolivia tu libro se editará en Argentina, México, Estados Unidos y Francia.¿Qué significa para tu carrera de escritora este hecho?
No sé qué significa, pero me pone contenta pensar que algún lector en otro país pueda conectar con algo de lo que cuento, a pesar de que sus referentes sean otros

¿Qué es lo que más te interesa plasmar a la hora de escribir un cuento? ¿Creés que ya tenés un estilo que te define?
En las líneas más generales, me interesa el texto como una experiencia fuera de lo ordinario, como una interrupción de las cosas que nos son familiares, como una puerta hacia lo que nos aterra o nos desconcierta o nos sobrepasa. Creo que hay obsesiones que me acompañan y no sé si eso en algún momento se reconoce como estilo; en todo caso, quiero pensar que una nunca deja de mutar


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