Me atrevo a aconsejar a los visitantes a la renovada Feria del Libro de La Paz a apresurarse a comprar los poemarios de la premiada Mónica Velásquez, porque ella se ha convertido en un curioso best seller, sobre todo entre los jóvenes y si no se adquiere un ejemplar a tiempo, hay el riesgo de no conseguirlo más.
Oh curioso dato en el país que no lee ni odas ni versos libres y en general cita a poetas sin haberlos leído. Atrapados por la poesía estaban los aficionados a Jaime Sabines que acudían a escucharlo recitar como a un concierto metálico en el D.F. o los agotados por la violencia que llenaban las graderías del estadio antioqueño para asistir al Festival de Poesía de Medellín. ¡Pero en Bolivia…!
Sin embargo, con el impulso de gestores como Benjamín Chávez y Rubén Vargas, las editoriales como 3600 y Plural, el mecenazgo de Luis Urquieta y 15 instituciones nacionales, los festivales de poesía convocan cantidad de público. Entre 2010 y 2016 se realizaron tres festivales internacionales, primero sólo en La Paz y en Oruro, y ahora en Cochabamba.
Un grupo de 27 poetas y poetisas se reunió para compartir escritos y comentarios. Tuve la suerte de asistir como curiosa lectora a las tres ediciones y atestiguar el éxito del esfuerzo. Aunque quizá el primero, en medio del Carnaval de Oruro, fue el más surrealista.
En las noches se suelen leer poemas, además de conversar en la bohemia fraterna. Cada día hay talleres de escritura creativa y conversatorios. Los escenarios son diversos, desde calles y plazas, museos o iglesias y siempre con público lleno. El blog del festival ya superó las 20.000 visitas.
Editorial Plural publicó cuidadosas antologías y ahora 3600 difunde los escritos de cada participante. Suenan nombres de gran valía, tanto bolivianos como de otros nueve países, pero me quedo con Mónica Velásquez, pues es la más solicitada.
Autora de varios poemarios, alguno ya objeto de estudio en el exterior, no deja de publicar, la paceña (1972) presentó en mayo Abdicar de lucidez (Plural, 2016) en el Espacio Patiño. Mala y grata sorpresa nos esperaba a muchos que llegamos puntuales pero ya no había cupo para nadie más. Sus alumnos y muchos jóvenes que sólo la conocen por sus obras, otros escritores y público en general habían llenado la sala. ¡La poesía volteaba taquilla!
La ganadora del Premio Nacional de Poesía Yolanda Bedregal con su perfecto texto Hija de Medea se ha convertido en sinónimo de calidad. Cada uno de sus poemarios es un buen libro para adquirir en esta feria paceña.
(*) Es periodista y escritora.
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