sábado, 7 de noviembre de 2015

Relaciones textuales - Joyas históricas en el repositorio del Estado



Señor Subsecretario: Tengo el agrado de avisar recibo a su oficio DGOI/No. 521/35.- de 23 de los corrientes, respecto al periodista ANTONIO PEREDO LEIGUE, debo manifestar a Ud. que el citado es de nacionalidad boliviana, extremista, miembro activo de la organización clandestina E.L.N., fabricante de bombas y material de carácter subversivo. Al respecto, ruego a usted poner la mencionada nota en conocimiento de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, en la forma que usted considere más adecuada al caso”.

Este fragmento es parte de una carta fechada el 10 de marzo de 1976, durante el gobierno dictatorial de Hugo Banzer Suárez y mediante la cual se pone en conocimiento de la Cancillería que el Servicio de Inteligencia del Estado siguió a Peredo y emitió un informe al respecto. Dicho reporte lleva el registro “S.I.E. No. 311/76”, fechado “el 26 del pasado mes”.

Esta documentación —que alude al fallecido docente de la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA) y exsenador por el Movimiento Al Socialismo (MAS), que resultó preso político del régimen— se constituye en una de las joyas que guarda el Archivo Central Histórico y Biblioteca del Ministerio de Relaciones Exteriores del Estado Plurinacional.

Este repositorio, que está abierto a todo el público desde el jueves 15 de octubre, reúne más de 10.000 libros y textos, aproximadamente 6.000 folios y cerca de 4.000 metros lineales de documentos, entre los que se encuentran mapas, fotos, manuscritos, mecanografiados y digitales, todos organizados de acuerdo con los parámetros de esta entidad gubernamental.

Al comenzar el recorrido a través del archivo y biblioteca, lo primero con lo que el visitante se encuentra es con un mapa de Bolivia de 1934, elaborado por la Sociedad de Ingenieros de Bolivia, el Centro de Propaganda y Defensa Nacional y la Sociedad Geográfica de La Paz. Lo que más llama la atención es que se mantiene como parte del país el territorio que por aquellos tiempos se disputaban en una guerra Bolivia y Paraguay.

En esta ocasión, el archivo, que cuenta con un sinfín de mapas que datan de la época prerrepublicana, es visitado por el geógrafo Huáscar Morales y la historiadora Cristina Machicado, miembros del Centro de Investigaciones Sociales (CIS) de la Vicepresidencia del Estado Plurinacional, para llevar a cabo una investigación de la historia de la conexión de vías de transporte en Bolivia. “La intención es examinar las vías de transporte que conectan el territorio nacional.

Se hace la búsqueda por caminos, vías férreas, vías fluviales hasta llegar al ingreso del avión desde 1925”, explica Cristina, mientras, sentada en uno de los escritorios junto a Huáscar, analiza un plano telegráfico de Bolivia de la década de los años 30. “Hemos pasado casi un mes y medio preguntando en todas las instituciones del Estado si poseían mapas desde 1825, y el mejor y más grande archivo que se ha encontrado, y el único organizado, es el del Ministerio de Relaciones Exteriores”, resalta Huáscar. Hasta el momento han encontrado más de 1.200 registros acerca del objeto de estudio, pero todavía falta mucho por descubrir.

El Archivo Central Histórico y Biblioteca, creado junto con el Ministerio de Relaciones Exteriores y Colonización en 1884 —durante la presidencia de Gregorio Pacheco—, fue trasladado en varias ocasiones durante la etapa republicana. Comenzó a funcionar en Sucre, donde permaneció hasta 1899.

Después de la Guerra Federal fue llevado a La Paz, a los ambientes del Palacio Legislativo y luego funcionó en una casa del paseo de El Prado, al lado del actual Museo de Arte Contemporáneo. El edificio que en la actualidad ocupa el Ministerio de Relaciones Exteriores originalmente perteneció al Club La Paz, hasta que el Estado boliviano lo adquirió en la década de 1930. Es allí, en la calle Ingavi esquina Junín, donde ahora se encuentra toda esta documentación histórica.

Raquel Lara, responsable de los archivos de la Cancillería, cuenta que en años pasados hubo dejadez en el mantenimiento del repositorio. “Se empiezan a abandonar nuestros documentos, los archivos se convierten en depósitos. En aquellos tiempos, los trabajadores ‘castigados’ eran traídos a este lugar, debido a que las condiciones de trabajo no eran buenas”.

Un ejemplo del abandono ocurrió en 2009, cuando se rompió una tubería que ocasionó daños graves a varios de los archivos. “La documentación estaba apilada y desordenada en el piso y pasillos, los estantes se encontraban precarios y habían colapsado por el peso”, señala un texto del ministerio. Esta situación cambió en 2011, cuando los trabajadores convocaron al canciller David Choquehuanca para mostrarle las condiciones en las que se encontraban los documentos, por lo que se emprendió un proyecto de restauración.

Hoy, después de cuatro años de adecuación de los espacios, adquisición de equipamiento, tratamiento archivístico y sistematización de la información, Cristina y Huáscar pueden estudiar cómodamente en ambientes ordenados y completos.

“El Perú, que debe su existencia política a la espada y a la sabiduría del libertador (Simón) Bolívar, no podía menos que reconocer como hermano a otro Estado limítrofe creado por los esfuerzos del mismo genio tutelar de América”. De esa manera, en una misiva del 25 de mayo de 1826, el gobierno peruano reconoce a Bolivia como Estado independiente y soberano. Este escrito forma parte de la correspondencia con Perú, entre los años 1825 y 1886, que se expone en la sala de lectura.

En el ambiente contiguo, dividido por una pared de vidrio, una habitación repleta de estantes guarda libros y textos que por su antigüedad y el descuido de gestiones pasadas se encuentran deteriorados, por lo que ahora están siendo restaurados.

Al entrar a este salón se siente la historia de cada escrito, que se expresa por el polvillo que causa estornudo o tos, por lo que es necesario usar barbijo y guantes de goma. Algunos textos tienen huecos producto del pececillo de plata, insecto que se alimenta de restos orgánicos; algunas hojas corren el riesgo de partirse al solo tocarlas porque están afectadas por el ácido, mientras que otras se deshacen al rozarlas debido al humedecimiento de la celulosa, el material con el que elaboraban el papel.

En un rincón, 13 carpetas blancas con el rótulo Policía Nacional muestran lo que quedó de la movilización de febrero de 2002, cuando efectivos del orden se amotinaron por reclamos salariales. En el cuartel del Grupo Especial de Seguridad, ubicado a media cuadra de la plaza Murillo, un grupo de encapuchados entró en las oficinas para botar documentos de procesos disciplinarios. Algunos funcionarios de la Cancillería rescataron de la fogata un talego de información, que actualmente es sometido a un tratamiento y digitalización, para posteriormente ser devuelto a la entidad “verde olivo”.

En otro ambiente mucho más grande, varios estantes forman callejones repletos de textos desde 1825. “Hay correspondencia de los ministerios, de misiones religiosas, de las Fuerzas Armadas, de la Policía, de la Cámara de Diputados. Además están las resoluciones ministeriales, resoluciones supremas, decretos supremos, decretos ley y decretos presidenciales”, describe Wílder Chalco, técnico en archivo del Ministerio de Relaciones Exteriores.

En la siguiente sala, una estantería móvil anaranjada, con llaves especiales para permitir cambiar de sección, resguarda los 8.009 tratados firmados por Bolivia durante toda su historia. El lugar es especial, pues cada hoja detalla todos los actos del Estado, desde acuerdos bilaterales hasta multilaterales, categorizados por colores.“Para una investigación necesitamos varias fuentes, documentos, libros y publicaciones”, sentencia Raquel antes de ingresar a la hemeroteca, donde hay decenas de periódicos nacionales e internacionales, entre los que sobresale La Noche, que se publicó en 1947 y que era dirigido por el ideólogo boliviano Carlos Montenegro.En otras gavetas hay discos de vinilo con conferencias y cintas de video que hasta el momento no fueron vistas. El recorrido por el repositorio sigue en el piso superior, donde en un pequeño cuarto están depositadas copias de documentos de 1600 traídos desde el Archivo de Indias, textos y mapas de las intendencias coloniales, recortes de prensa de la Guerra del Chaco, fotografías de las misiones franciscanas y una lista de los prisioneros paraguayos durante la Guerra del Chaco.

“Se trata de temas especiales, como documentos de exiliados, de golpes de Estado, datos que no pueden hacerse públicos. Los únicos que los pueden ver son el presidente del Estado y el canciller”, dice Wílder mientras señala un área que tiene como rótulo “documentos clasificados”, donde también están los textos empleados para sustentar legal e históricamente la demanda marítima de Bolivia contra Chile en la Corte Interamericana de Justicia (CIJ) de la Haya. Según Raquel, hasta el momento solo se revisó el 40% de todos los legajos que existen al respecto.

Las salas llenas de hojas y libros son una invitación para iniciar una investigación sobre el país, así como lo hacen Cristina y Huáscar, quienes analizan mapas y libros para recuperar parte de la historia.

Memoria para la demanda marítima

El canciller David Choquehuanca hizo el anuncio durante la inauguración del Archivo Central Histórico y Biblioteca del Ministerio de Relaciones Exteriores.

Los documentos originales de la resolución de la Corte Internacional de Justicia (CIJ) que se declara competente en el caso de la demanda interpuesta por Bolivia contra Chile fueron depositados para su resguardo en el repositorio en la calle Ingavi esquina Junín, en la plaza Murillo de La Paz.

“Nuestro hermano agente, nuestro embajador y expresidente (Eduardo Rodríguez) ya nos ha traído el documento original. Este fallo tiene que estar bien protegido, ya va a ser parte de nuestro Archivo Histórico, para que las futuras generaciones puedan tener acceso”, dijo en una conferencia.

Sin embargo Norka Lara, responsable del Archivo Central Histórico y Biblioteca, recuerda que a partir del 23 de marzo de 2011, cuando el presidente Evo Morales anunció la demanda marítima, se restringió el acceso público a los documentos relacionados al respecto. No obstante, hasta el momento solo se ha revisado una parte de los archivos que tienen que ver con el proceso legal que se desarrolla en La Haya.

“Del 100% de la documentación marítima, Diremar (Dirección Estratégica de Reivindicación Marítima), que tiene acceso a los datos, ha consultado solo el 40%”, comenta Raquel sobre la importancia de este repositorio.

Para acceder al Archivo Central Histórico y Biblioteca de la Cancillería solo se debe presentar la cédula de identidad. Si es una investigación sobre un tema específico se debe presentar una nota dirigida a la institución, con la acreditación para acceso irrestricto.

El repositorio atiende al público de lunes a viernes, desde las 09.00 hasta 12.00 y desde las 14.30 hasta las 18.00.





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