martes, 17 de noviembre de 2015

Memorias de Daza evocan los años 20 en Santa Cruz

El libro “Santa Cruz de la Sierra en mi recuerdo 1922-1927”, del abogado y escritor Ernesto Daza Ondarza, ofrece un mosaico de historias e imágenes de la urbe cruceña de los años 20.

El libro ha sido recientemente editado por el Fondo Editorial del Gobierno Municipal de Santa Cruz de la Sierra.

Prologado por la historiadora Paula Peña y presentado por el también historiador Alcides Parejas, el libro reúne 20 relatos en los que el autor describe testimonialmente la vieja Santa Cruz de la Sierra de la segunda década del siglo XX, señala la introducción de la publicación.

La edición de las narraciones de Daza Ondarza, ya fallecido, ha coincidido con el centenario de su nacimiento y ha sido posible gracias al compromiso de su familia para conservar los escritos que corresponden al periodo que va de 1922 a 1927.

El Fondo Editorial Municipal de la Alcaldía cruceña aclara que esta edición permite sacar a la luz una obra inédita, que se valora por su capacidad para conocer la historia y cultura cruceña.

FERROCARRIL En el prólogo del libro, la historiadora Paula Peña escribe que la ciudad de Santa Cruz a la que llegó Ernesto Daza Ondarza, a sus nueve años, era la que estaba cambiando por la llegada del ferrocarril.

“Fue en esa ciudad y a esa sociedad que llegó un niño de nueve años, Ernesto Daza Ondarza, y en la que vivió entre 1922 y 1927. Venía de otra parte de Bolivia, más avanzada, más desarrollada, y aprendió a querer a la tierra de su infancia en los años en que transcurrió su niñez en ella”, apunta Peña.

Los relatos evocan los recuerdos de infancia del autor, pero también tienen un valor histórico. Las historias contadas dejan “un testimonio de lo que fue la vida cruceña en ese tiempo”, resalta la historiadora.

CRONISTA En el texto de presentación, Alcides Parejas califica a Daza Ondarza de cronista de la capital cruceña de la segunda década del siglo XX.

De su condición de cronista destaca el valor “testifical” de sus escritos, al haber sido testigo de los sucesos que narra, y la pasión que encierran, al punto de involucrar a Daza con los sucesos relatados.

“Se trata de retratos de la vida diaria cruceña que son pintados por el autor de forma inteligente, elegante y amena. En cada uno de ellos se palpa la pasión del autor”, afirma el historiador.


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