domingo, 1 de febrero de 2015

Dos antiguas bibliotecas son las guardianas de los libros en Tarija



Durante las vacaciones escolares las bibliotecas Carlos Casap de la Casa de la Cultura y la municipal Tomas O’Connor D’Arlach permanecieron abiertas para continuar con su labor de atención al público.

Según sus responsables, la afluencia de las personas es constante, a pesar de las grandes diferencias que tienen una de otra.
Ambas bibliotecas cumplen en ofrecer, especialmente a las personas adultas, todos los matutinos que se publican en Tarija de manera diaria y el numero de personas que visitan el recinto por este servicio no cambia durante todo el año. En la Casap es un promedio de 20 visitantes por día, en tanto que en la O’Connor asisten entre 100 y 150.
Según el responsable de la Biblioteca de la Casa de la Cultura, Eddy Arce Birbueth, el movimiento de gente es ascendente porque los últimos seis meses se incrementó la visita de las personas que van por temas de investigación local referido a la historia, por temas cultura y las más veces para consultar los periódicos
“La colección de periódicos que tenemos incluye ejemplares desde 1881 de Tarija, y otra atención que vienen a buscar son los matutinos de todos los días, hay mucha gente buscando noticias, vienen a leer algunos diariamente, hay caras conocidas, y también por temas judiciales, legales, familiares, que buscan datos de determinados años”, explicó Arce.
El nombre de la biblioteca fue elegido en honor al tarijeño Carlos Casap, un político internacional destacado que llegó a ocupar puestos tanto en la Organización de Estados Americanos (OEA), como en la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
La familia del intelectual decidió donar los libros que una vez le pertenecieron al ya fallecido político, y a partir de esta acción nació la mencionada biblioteca. El 15 de agosto de 2014 cumplió tres años de funcionamiento. Posee más de 2.000 libros, destacando aquellas obras relacionadas a la historia de Tarija y Bolivia.
“Los libros antiguos de la historia de Tarija son los fuertes de la biblioteca, tenemos varios textos muy importantes sobre Tarija, cultura, tradiciones, lo que ha sido Tarija desde más o menos de 1800. Por ejemplo tenemos el informe de Daniel Campos sobre su expedición al Chaco, 1883, del padre Comajuncosa, los misioneros, hay mucha información sobre la Guerra del Chaco, informes de los protagonistas, de Hilarión Daza sobre la guerra del Pacífico, textos de la guerra del Acre, etc”, detalló.
Por su parte, la Biblioteca O’Connor D’Arlach, por su antigüedad, ya que fue fundada un 8 de agosto de 1937, conserva unos 25 mil libros y en el área de la hemeroteca posee diarios desde finales del siglo XIX de matutinos como “La estrella de Tarija” o “El Antoniano”, informó la responsable de esta sección, Adela Mendoza.
En la planta alta se encuentra la sección de libros, en la cual también se cuenta, aparte de los impresos para los estudiantes de colegio, con una colección de enciclopedias e inclusive libros que datan del año 1646, como el manuscrito Colonias de Tarija, en sus tomos del I al III; los libros de los Cabildos de Tarija, del año 1671 hasta mayo de 1883.
Entretanto, en la planta baja se ubican las colecciones de todos los periódicos tarijeños, a además de El Deber de Santa Cruz y La Razón de La Paz.
Por su parte, la responsable del área de libros, Eva Flores, aseguró que la entidad no se cierra ni un día al año, el promedio de visitantes -entre jóvenes y adultos- es de unos 20 en época de vacaciones y hasta 50 en temporada de clases.

Historia de las bibliotecas municipales de Tarija

La historia de las bibliotecas municipales de Tarija se remonta al año 1882, cuando el concejal Rómulo Ávila propuso la creación de la biblioteca popular, para la cual donó libros. En 1883, la biblioteca popular fue ampliada con aproximadamente 500 títulos y cambió su nombre a Bolívar. En 1905 llegó a tener 900 volúmenes y fue administrada por el Concejo Municipal. El 24 de septiembre de 1927, con aproximadamente 1.300 ejemplares, se creó la biblioteca del Club Social. Todas sus posesiones pasaron a formar parte de la actual biblioteca.

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