viernes, 26 de agosto de 2016

Seis autores revelan sus rutinas de creación literaria

Refugiarse en cafés, escribir cada día y a mano, corregir hasta la extenuación son algunas de las prácticas de las que dieron cuenta ayer los seis invitados del IX Encuentro de Escritores Iberoamericanos que lleva adelante el Centro Simón I. Patiño.

Reunidos en la mañana en el café Cowork, los autores inicialmente leyeron algunas de sus obras o fragmentos de ellas (cuentos y novelas) ante un reducido auditorio que escuchó con atención las lecturas y las celebró con no pocas risas y aplausos.

Inició la ronda el cochabambino Rodrigo Hasbún, quien leyó un cuento de su libro “Los días más felices” (que acaba de ser editado en Bolivia por El Cuervo). Le siguió el también boliviano Maximiliano Barrientos, con un fragmento de un cuento de su libro “Una casa en llamas”. La argentina Claudia Piñeiro leyó un pasaje de su novela “Elena sabe”, mientras que su compatriota César Aira compartió con el público un cuento titulado “Picasso”. La boliviana Magela Baudoin hizo lo propio con su cuento “Amor a la primera vista”, y cerró las lecturas el español Antonio Orejudo, con un fragmento de su novela “Ventajas de viajar en tren”.

A la conclusión de las lecturas intervino el público y la primera pregunta que planteó fue en torno a las rutinas y manías del proceso de creación literaria de cada uno de los escritores.

Tras unos segundos de silencio irrumpió Aira, quien contó que él escribe todas las mañanas en cafés de Buenos Aires, donde redacta poco (una página o menos) y a mano para luego transcribirlo en computadora. El esfuerzo que le dedica le permite prácticamente prescindir del proceso de corrección.

Una rutina similar tiene Baudoin, quien dijo que también escribe, en cafés y durante las mañanas, textos sobre los que ya no hace mayores correcciones.

En las antípodas de estos dos se hallan los otros cuatro autores. Orejudo relató que luego de entregarse de forma salvaje a la invención, se dedica con más empeño a pulir lo escrito. Hasbún y Barrientos manifestaron que asumen la corrección de sus trabajos como el montaje cinematográfico, un trabajo que les demanda más tiempo que la escritura como tal y que llegan a disfrutar.

Por último, Piñeiro reveló que es igual muy dada a revisar lo que escribe a medida que sigue avanzando con sus narraciones. Sin embargo, a diferencia de otros, ella prefiere escribir en computadora y no en horarios fijos.

Apuntes

Ponencias

Tras la velada inaugural del miércoles pasado, anoche les tocó leer sus ponencias al autor cruceño Maximiliano Barrientos y a la agentina Claudia Piñiero. El primero leyó el texto “El primer sueño de la humanidad (lo que sé de la ficción)”, mientras la segunda compartió su trabajo “Buscando una voz en el malentendido”. La presentación y moderación de los seis autores del encuentro está a cargo de Alba Balderrama.

Programa

Esta noche será la última dedicada a la lectura de ponencias. La abrirá la boliviano-venezonala Magela Baudoin, quien ha preparado para el encuentro el texto “Vindicación de la mentira”, y la cerrará el argentino César Aira, quien leerá la ponencia “Ese placer denso y profundo”. Al igual que las dos noches anteriores, la actividad se desarrollará, desde las 19:00, en el salón principal del Centro Simón I. Patiño (calle Potosí No 1450, casi Portales), adonde el ingreso es libre.

Piñeiro

Claudia Piñeiro nació en el Gran Buenos Aires, en 1960. Es escritora, guionista, dramaturga y trabajó en periodismo gráfico. En 2005 ganó el Premio Clarín-Alfaguara con su novela “Las viudas de los jueves”.”Las grietas de Jara” recibió el Premio Sor Juana Inés de la Cruz, en México, y “Elena sabe” fue ganadora del premio LiBerture (2010), en Alemania.

Barrientos

Maximiliano Barrientos nació en Santa Cruz de la Sierra, en 1979. Su volumen de relatos “Diario” (2009) recibió el Premio Nacional de Literatura de Santa Cruz. Sus libros “Fotos tuyas cuando empiezas a envejecer”, “Hoteles” y “La desaparición del paisaje” fueron publicados en España por Periférica, y “Una casa en llamas”, por Eterna Cadencia y El Cuervo, en Argentina y Bolivia.


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