jueves, 7 de febrero de 2013

Institución: la historia cobra vida en el archivo de Chuquisaca

La historia habita cada uno de los pasillos y las salas del Archivo y Biblioteca Nacionales de Bolivia. Sus sectores están llenos de documentos con los que se intenta traducir lo que ocurre y ha ocurrido en la sociedad boliviana a lo largo de los años.

Uno de los proyectos a los que más énfasis se le ha dado es la campaña de recuperación de la Memoria Fotográfica, iniciado en 2006 cuando el archivo contaba con tan solo 260 fotografías, y hoy, gracias a las campañas de recolección realizadas en diferentes zonas de Bolivia, se cuenta con cerca de 40.000. El proyecto surgió de la idea de reflejar la historia boliviana no solo mediante documentos escritos, sino también a través de imágenes.

Las fotografías pueden ser donadas por cualquier persona sin importar el tiempo que tengan ni el formato, y son archivadas en el sector denominado Material no librario, donde también se puede encontrar afiches, invitaciones, panfletos, tarjetas de presentación y discos de vinilo de diferentes épocas. Todo esto es registrado por una persona encargada de hacerlo.

La historiadora Ana María Lema, que hasta esta semana fungió como directora de la institución, creada en 1883 bajo la presidencia de Narciso Campero, dijo que uno de los colaboradores fieles de esta clase de material es Bismark Cuéllar, de la localidad cruceña de Portachuelo: “Este señor, que es coleccionista, nos envía una vez al mes un sobre manila con todo lo que encuentra en sus recorridos diarios”, mencionó Lema.

Uno de las salones más frecuentados es el Gabriel René Moreno, dividido en dos sectores, uno dedicado a la colección de 4.000 libros, escritos por René Moreno o que pertenecieron a la biblioteca personal del ilustre escritor cruceño.

El otro sector es para los libros de la Iglesia Católica que datan de 1600. Escritos en latín y forrados de forma rudimentaria en cuero de vaca, son los documentos más antiguos del Archivo Nacional, según explicó Olga Pérez, que trabaja allí desde hace 25 años.

Otra sección muy especial está en la sala de restauración de documentos, donde dos personas tienen la ardua tarea de reparar los libros, mapas y otros archivos que llegan en malas condiciones. El proceso es largo, meticuloso y requiere paciencia. Actualmente reciben ayuda de los estudiantes de la Escuela-taller de restauración.

Accesibilidad
Al Archivo y Biblioteca Nacionales acceden generalmente investigadores que realizan labores específicas, así como también historiadores y gente involucrada en la literatura. Aunque al ser un archivo estatal y tener documentación de instituciones públicas, cualquier persona que necesite algún dato específico puede acercarse y solicitarlo. Los usuarios que llegan de comunidades originarias y que tienen problemas con sus territorios también pueden acceder a los archivos. Ellos además reciben el asesoramiento del personal de la institución, y se les ofrece un servicio de legalización de documentos.

Uno de los beneficios a los que todos pueden acceder es al uso de la biblioteca pública Gunnar Mendoza, nombre del que fuera director del Archivo por más de 50 años. Consta de diferentes sectores, como el infantil, para niños desde los dos años y la biblioteca especializada en las diferentes culturas que existen en Bolivia.

Digitalización
Desde el año pasado, el Archivo y la Biblioteca han iniciado un proceso de digitalización de documentos como un medio de preservación de los mismos, para de esta forma, evitar el constante manipuleo y su consecuente posible deterioro.

También se informó que han subido cerca de una centena de libros de la biblioteca en la página web de la institución, que forma lazos con bibliotecas virtuales de otros países. La idea es hacer crecer este proyecto.



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