domingo, 6 de noviembre de 2011

Premio Nacional de Novela

Claudio Ferrufino - Con una obra que se aventura a mirar el mundo desde la óptica de un psicótico, Claudio Ferrufino-Coqueugnoit ha ganado la versión 2011 del Premio Nacional de Novela. Diario secreto, tal es el título de la obra galardonada, plantea un problema antiguo, como lo reconoce el autor en esta entrevista: la disyuntiva entre el bien y el mal. Radicado en Estados Unidos, Ferrufino ha escrito hasta ahora tres novelas, incluyendo la premiada que será publicada pronto por Alfaguara.


— Usted es autor de tres novelas: El señor don Rómulo (mención del Premio Casa de las Américas de Cuba), El exilio voluntario (Premio de Novela Casa de las Américas y, ahora, Diario secreto (Premio Nacional de Novela de Bolivia 2011). ¿Como inscribe esta última novela en el curso de sus preocupaciones y ocupaciones como narrador?
— Es un cambio de estación. En primer lugar en la decisión de trabajo. Es el primer libro al que le pongo límites temporales para tenerlo listo, el primero que esquematizo con algún detalle, y al que le fijo una meta (no refiriéndome al premio que acaba de ganar sino a la necesidad de concretar algo nuevo). Otros impulsos, ampliación de perspectivas.
— El señor don Rómulo es, más bien, una saga familiar con un fondo histórico de largo aliento, desde fines del siglo XIX hasta mediados del XX, en la cual, además, hay seguramente algún elemento cercano (no creo que sea casual que don Rómulo sea Ferrufino como tú). ¿Cuál fue su experiencia al enfrentar una narración de este tipo?
— Parte de la idea de hacer una saga, cierto. Elegir un representante familiar de especial carisma. Y, a propósito de su ambiente, diseccionar un período histórico, en su abisal división de clase y raza. Sin embargo no la considero una novela de tipo social y menos una novela costumbrista, y me explico por qué. Hay una exploración narrativa interesante en don Rómulo, algo que crece en paralelo al desarrollo argumental, y en muchas ocasiones excede en importancia al relato. Creo que pocos lectores lo han visto, tal vez por lo interesante del texto en sí: las aventuras sexuales de un gamonal de época, cuando su logro mayor, yo creo, transita por el rumbo de la vanguardia.
— El exilio voluntario, por su parte, es una novela volcada más bien a los otros territorios de su experiencia, es decir, los territorios de la migración entendida, como anuncia el título, como un exilio. Esta novela tiene por ello un horizonte distinto al de la anterior centrada más bien a la historia local. ¿Puede hablarnos algo sobre esta obra, sus motivaciones y sus alcances?
— Otra vez, y es característica de “mi” novela, la experimentación como punto de partida. Carmen Boullosa, escritora mexicana, lo resaltó en El exilio voluntario, comentando algo como la “pura experimentación”, y claro, también la temática de la emigración, del exilio, voluntario en este caso particular, y la inclusión en un medio distinto que es acogido por el personaje con intensa crítica pero con desenfadada pasión. Dolor y placer de lo otro.
— Finalmente, Diario secreto parece atender la psicología de un personaje, sus devaneos y maquinaciones. En ese sentido parecería psicológica. ¿Qué tipo de personaje y qué tipo de mundo le interesa retratar?
— El individuo con su antiquísima disyuntiva entre el bien y el mal, a título personal, aunque sus implicancias podrían extenderse a exponer sociedades con la misma paradoja. Hasta donde lo sicótico puede convertirse en una profesión de vida, y obtener de lo maquinado, lo premeditado, el máximo placer posible. Ahí se desgaja un tema fundamental, la búsqueda del placer, que suele tener diversas aproximaciones. En ese sentido el personaje nos propone lo válido, hasta honesto, de hallarlo con tus propios recursos, sin medir ni consecuencias ni alcances. ¿Quién tiene razón?
— Es autor de tres novelas, un género muy exigente y demandante. ¿Qué le atrae de este género? ¿Qué le permite? ¿Qué lo desafía?
— Siempre me apasionó el género, desde los grandes folletinistas franceses y sus magistrales puestas en escena hasta el intimismo de Boris Vian, por hacer dos citas. Creo que la gran ventaja, a pesar de ser el más exigente y demandante, como dice, el más complejo y difícil, está en su permisividad de exploración. Tenemos al Quijote como la primera novela pero también podemos leer la Ilíada y el Gilgamesh de la misma manera. Thornton Wilder, en una de las más bellas novelas de todos los tiempos, Los idus de marzo, la construye a través de cartas y casi por entero en su imaginación, si bien refiere a Suetonio en su Vida de los Césares y a la poética de Catulo. Me asombra el ánfora de posibilidades del género; como si la novela lo abarcase todo.

Perfil

Nombre: Claudio Ferrufino-Coqueugnoit
Nació: Cochabamba, 13 -03-60
Ocupación: Escritor


La revelación de un novelista

De él, en Bolivia, se conocía un libro de prosas llamado Virginianos. Luego, se supo que vivía en Estados Unidos, en alguna ciudad de Colorado. Sin embargo, está presente en el país a través de sus colaboraciones a la prensa sobre temas diversos. Luego, en muy poco tiempo, Claudio Ferrufino-Coqueugnoit se dio a conocer exitosamente como novelista. Con El señor don Rómulo obtuvo una mención en el Premio Casa de las Américas de Cuba el año 2002. En 2009, lo ganó con El exilio involuntario. Ambos títulos han sido editados en Bolivia por la editorial El País de Santa Cruz. La obra con la que ganó el Premio Nacional de Novela será publicada en breve por Alfaguara.

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